¡Hola a todas!
Llevo tiempo leyéndoos, pero hoy me he animado a hacerme miembro del foro, y preguntaros qué os parece lo que estoy viviendo en mi relación, para sabér qué haríais, porque me siento en un callejón sin salida.
Tengo 29 años, y mi pareja 35. La relación fue conflictiva desde el principio. Ambos dejamos a nuestras respectivas parejas, y la vida que teníamos, para poder estar juntos, pero él tardó mucho en decidirse a ser sincero con su ex, y eso provocó muchos malos ratos, hasta que por fin formalizamos nuestra relación cuando habló con ella. Pero la desconfianza, al menos por mi parte, continuó ahí hasta semanas después. A día de hoy, a un año de habernos enamorado, la situación es insostenible.
¿Por qué digo esto? Bueno, antes de explicarlo, quiero dejar claro que lo adoro, y que solo pensar en terminar hace que se me rompa algo por dentro, y sé que si hiciera eso, no volvería a ser la misma, una parte de mí se rompería para siempre.
Pero aquí está el problema: nos hacemos daño. O al menos, él me hace mucho daño, no sé si él, estar con él, no lo sé, pero sufro, y siempre he sido una persona optimista, pero desde hace tiempo lloro por las esquinas, no duermo, no como, me cuesta concentrarme, en fin. No me reconozco.
Él trabaja en el extranjero. Así nos enamoramos, me necesitaba para ayudarle, yo le daba clase. No obstante, cuando nos conocimos, lo pospuso, y se fue meses después, conmigo, yo me ofrecí a acompañarle un mes y pasar el verano con él, pero, como entonces llevábamos la relación a escondidas (por su ex), a pesar de haber sido un mes extraordinario en muchos sentidos, también fue doloroso.
Cuando volvimos, se quedó tres semanas y se marchó de nuevo, y ya encontró trabajo, lleva trabajando desde entonces. Yo, desde hace un año y medio, me estoy preparando para una oposición, estudio muchísimo y llevo los ejercicios prácticos al día. El caso, es que siempre le dije a él, incluso antes de que se fuera, que una vez consiguiera la plaza, pediría una excedencia para marcharme con él un tiempo al extranjero, y poder estar juntos. Después, claro, él se marchó, y empezaron dudas, inseguridades, distancia. Había días que lloraba hablando con él, pensando, qué hago aquí, y tú allí, supongo que es normal. Eso se me juntaba al estrés de la oposición y me sentía sola.
Tampoco me sentía apoyada en mi estudio, porque él siempre ha rechazado esa opción y la ha minusvalorado. Llegué a decirle que si no convocaban plazas en mi comunidad, me iría con él, y cuando así fue, desgraciadamente, no convocaron plazas en mi comunidad, yo no me fui con él, decidí presentarme en otra comunidad. Eso él me lo ha reprochado en repetidas ocasiones. Pero lo cierto es que no puedo dejar mi estudio ni mi ilusión, ni mi vida aquí de forma permanente. Y temporalmente solo podría irme con una excedencia (creo que con eso ya hago bastante, adaptándome a él).
El otro día, durante una discusión, me dijo que no iba a aprobar, y que tendría que terminar yéndome con él de todas formas. Eso me hirió mucho. También dijo que podía buscarse a otra fácilmente.
Como él llevaba meses despreciando el trabajo de los interinos (las personas que aprueban pero trabajan en sustituciones por haberse quedado sin plaza), llegué a decirle también que rechazaría una interinidad, pero yo no puedo hacer eso, porque me ayudaría a aprobar la siguiente vez. Eso sería renunciar a la oposición por completo, y dejarlo todo. Cuando él ya me ha dicho que aquí no tiene trabajo en nada y que no puede volver hasta dentro de muchos años. Y yo que me planteo dejarlo todo, ver que él no está dispuesto a volver, la verdad es que me echa hacia atrás. Siempre me responde lo mismo, volver a España, ¿a qué, si allí no tengo trabajo? Sin embargo, luego me dice a mí que voy a terminar perdiéndole a él por valorar más un trabajo (la oposición) que a él (y no irme con él).
Eso hace que me sienta culpable, claro, y él también me culpa a mí de todo cuanto va mal en la relación, diciéndome cosas del tipo de: has roto todas las promesas que me has hecho, no puedo fiarme de ti para construir nada, tanto decir que vas a venir y luego no vas a venir, y un largo etcétera, que me mina por dentro.
Le he propuesto darnos un tiempo, pero dice que no va a dejarlo para después volver. Y que después de haberle dicho que aceptaría una interinidad, él dice va a hacer sus propios planes sin mí, como yo los hago sin él, y se va a quedar en el extranjero toda la vida. Y que tendré que pensar qué hago para hacerle cambiar de idea.
Yo me siento culpable, claro. He dado todo, por esta relación. Mi anterior pareja, mi anterior vida, mi anterior casa. Le he apoyado cuando se ha ido, incluso le he acompañado, le he esperado el tiempo que ha necesitado, me he planteado una excedencia por él, he ido a verle cinco veces desde que está allí, he dejado de tener relación de amistad con mi ex, porque él decía que no era bueno para mí, en fin, de todo. Pero siempre es insuficiente. Siempre me dice que no confío en él, o que no estoy segura, o que le hago daño, o que no puede contar conmigo.
Además, creo que acabaría reprochándole haber dejado la oposición por él. Necesitaba hablar con alguien, porque no sé qué hacer ya. Esto me está haciendo sentir cada vez más pequeña y más gris, parece que solo importara lo que él quiere, o lo que él necesita. Yo antes era fuerte e independiente, sonreía y animaba a todo el mundo, pero desde hace meses parece que llevo el peso del mundo sobre mis hombros. Os escribo y me entran ganas de llorar.
Gracias por leerme.
Un abrazo.