Fantasias sexuales echas realidad

-Quedamos en que yo te iría a buscar cuando salieras de trabajar y pasaríamos la tarde juntos. Entre varios casos caóticos ocurridos por agentes ajenos a mi voluntad conseguí llegar pero quince minutos tarde. Me subí en el coche malhumorada, acalorada y soltando por mi boca miles de frases sin sentido que intentaban explicarte los motivos por los que no había podido llegar a la hora acordada. Tú me observabas sonriendo la forma en la que empecé a quitarme ropa para apagar mi sofocón y de vez en cuando soltabas alguna frase irónica para que me diera cuenta de que era una estupidez mi estado de ánimo ya que eran cosas que no podía evitar y al fin y al cabo solo se trataban de quince minutos y por fin estábamos juntos.

-¿Y mi beso?- Preguntaste acercando tu cara a la mía. Me quede mirando esos ojos oscuros, brillantes, acompañados por esas pestañas que tanto me hipnotizan.
Acerqué mis labios a los tuyos uniéndonos en un dulce y satisfactorio beso que consiguió hacerme olvidar cualquier pensamiento que pudiera preocuparme en ese momento. Seguías conduciendo hacia mi casa haciendo caso a mi orden de no poder mirarme por no haberme tranquilizado de una manera más efectiva. Yo aproveche ese momento para apoyar mi cabeza en el respaldo del asiento y mirarte embelesada a la vez que intentas disimular las tremendas ganas que tienes de reír y volver a mirarme.

Empiezo a acariciarte la mano, el brazo, el hombro me acero para poder oler tu cuello; me seduce el olor que desprende tu cuerpo. No puedo resistirme y mis labios se rozan con tu piel. Empiezo a besarte el cuello y apoyas tu cabeza contra la mía en señal de cariño. Mis manos recorren todo tu definido torso que me provoca una ligera excitación que empieza a recorrer todo mi cuerpo.

Quiero sorprenderte. Hacer algo que te satisfaga y que no te esperes. Empiezo a chuparte la nuez y a besarte apasionadamente a la vez que mis manos bajan hasta llegar a desabrocharte el pantalón. Me miras con los ojos asombrado por lo que estoy haciendo. Estoy segura que en ese momento pasaron por tu cabeza miles de imágenes y sensaciones.

Descubro tu miembro, la miro con cara de deseo. Me incorporo, paso por debajo de tus brazos, me acomodo encima de tus rodillas, saco mi lengua y empiezo a lamerte la punta.
Se nota que estas caliente y el mínimo roce de mi lengua con tu ... te provoca un activo suspiro de placer. Empiezo a introducirla en mi boca. Noto como aun estando ya bastante dura sigue creciendo en mi interior. Comienzo a lamértela y poco a poco acabo chupándotela con deseo. A la vez que aumento la velocidad aumentan tus suspiros que poco a poco se van convirtiendo en gemidos. Y cada vez que escucho salir de tu boca uno de esos gemidos más caliente me pongo y con más ganas te la chupo. Lo nuestro es como un círculo vicioso. Buf nena como me estas poniendo que placer. No pares.

Giro mi cabeza hacia un lado y dirijo mi mirada hacia arriba. Observo cómo intentas disimular tu cara de placer y como sigues con la mirada a la carretera. Pondría la mano en el fuego de que si pudieras pararías el coche en un lateral de la autopista me harías el amor salvajemente.

Poco a poco van apareciendo algún que otro coche más de lo normal a nuestro alrededor y me incorporo para sentarme bien en mi asiento y dejarte descansar o mejor tendría que decir para aumentar tu deseo hacia mí. Alargas el brazo y empiezas a desabrocharme el pantalón.
-Oh! ¿Qué haces amor?- Te pregunto con burla intentándome hacer la escandalizada. Darte placer, así que disfruta del momento.- Te las arreglaste muy bien para bajarme el pantalón. Seguidamente te metiste dos dedos en la boca para impregnarlos con tu saliva. Los acercaste a mi vagina y los introdujiste suavemente. Entraron a la perfección, sin tener que hacer ninguna clase de esfuerzo. Mi respiración se aceleró como por arte de magia. Esa magia que produces en mi cuerpo cada vez que me tocas. Incluso puedo asegurar que has llegado a producir esa clase de efectos solamente con escuchar tu voz a través del teléfono. Cada vez noto como vas metiendo tus dedos más y más profundamente. Miro de reojo a la carretera y parece que los coches hayan desaparecido para volver a dejarnos esa intimidad que tanto deseamos.

-Déjame que vuelva a chupártela.- Y como si mis deseos fueran ordenes para ti apartas el brazo dejándome el camino libre para que pueda acercarme hacia tu pene y seguir chupándola esta vez aún con más ganas. Quiero que te corras en mi boca y lo hubiera conseguido sino hubiera sido porque llegábamos a un peaje y había que volver a dar buena impresión.

Aparcamos el coche y fuimos andando hacia mi casa. El camino constaba de miradas morbosas, repasos a nuestros culos, ligeros tocamientos y juegos verbales que ayudaban a demostrar las ganas que teníamos el uno del otro. Nada más cruzar la puerta del portal empezamos a abrazarnos y besarnos como si hiciera una eternidad que no nos veíamos. Y fue al cruzar la puerta de mi casa donde me abalancé contra tu cuerpo pegándome a él como una lapa. Tocándote el culo, metiéndote mano a través del pantalón e ir arrastrándote hacía mi cuarto.

Te abrazaba, acariciaba y besaba con lujuria. Empecé a desnudarte primero la camiseta; me hipnotiza ver la forma que coge tu cuerpo cuando te quitas la camiseta eres perfecto. Tus manos me van desabrochando la camisa tan rápido como pueden y mientras nos quitamos los pantalones te ordeno que te tumbes en la cama.

Subo por tu cuerpo mirándote con cara de pervertida, me tumbo encima de ti, aparto tus manos y las dejo debajo de la almohada. Me chupo dos dedos y bajo mis manos hasta tocar mi ... Me meto los dedos y empiezo a masturbarme a la vez que acaricio tu ... ¡Déjame ayudarte!- Suplicas con voz de cachondo. No cariño no puedes tocarme. Quiero que sufras y te pongas tan caliente hasta el punto que me supliques que acabe contigo.-

Sueltas una carcajada y bajas una mano para comprobar que me estoy metiendo los dedos y no acariciando. Estamos los dos muy pero que muy cachondos así que no aguanto y me siento encima de ti dándote la espalda. Mi intención es metérmela y probar una nueva postura pero antes de que llegue a introducírmela me agarras por la cintura y me tumbas. Quiero hacer un 69 contigo.- Abres mis piernas y empiezas a comerme el ... Repasas con tu lengua cada rincón a la vez que yo tengo metida en mi boca toda tu ...

Al mínimo descuido tuyo vuelvo a mi posición anterior. No puedes hacerte una idea de las ganas que tengo de metérmela. Echo mi cuerpo un poco hacia delante y me la meto de golpe. Jamás tendré palabras suficientes para describir la sensación que me produce sentirte dentro de mí. Me agarras por la cintura y empiezo a moverme desesperadamente. Apoyada en tus muslos empiezo a saltar para que tu pene pueda entrar aún más y sentir un placer más intenso. ¡¡Que me corro!!- Grito de golpe a la vez que notas que mi cuerpo desfallece.


Me levanto para cambiar de postura y antes de volver a ponerme encima de ti sueltas: - Nena chúpamela que me corro, que ya sale- Agacho mi cabeza, me la meto en la boca de nuevo y noto cómo empieza a salir toda tu leche impregnándolo mi boca a su paso. Te encanta oír cómo me lo trago todo y a mí me encanta notar la forma en la que se contrae tu pene al expulsar el semen. Me encanta mirarte a los ojos para darte a entender que me gusta tragármelo, la presión con la que sale Te la sigo chupando un rato para acabar de limpiarla bien y no dejar ningún resto de semen. Soy avariciosa y lo quiero todo para mí.

Me tumbo a tu lado, tú te pones encima de mí y susurras -Vuelve a ser mi momento- Seguidamente empiezas a bajar por mi cuerpo sacando tu lengua, chupándome las tetas, mordisqueándome ligeramente los pezones, bajando por mi estomago, llegando a mis caderas Me abres las piernas, separas mis labios -No te imaginas las veces que me he llegado a masturbar imaginando como me comes todo el ... -
-Pues acuérdate de esta porque te va a encantar.- Empezaste a lamerme, meterme los dedos, masturbarme exactamente no sé que me hiciste. Lo único que consigo recordar es un enorme placer nunca experimentado de tal forma. Tocaste mi punto G y creo que algunos más que habrían por su alrededor. Llegué a correrme en cuestión de segundos.

-Ponme una película porno para excitarnos más aún.- Puse la primera que vi. Tú no dejabas de besar mi cuerpo y acariciarme en todo momento. Ojala no dejaras nunca de tocarme. Sentir siempre tus manos acariciando mi piel...

Volviste a ponerte entre mis piernas y seguías chupándome el ... El placer que sentía era excepcional un nivel superior. De tanto oírme gemir, respirar profundamente, arquear la espalda, restregarme por la cama, incorporarme a la vez que te acariciaba la cabeza e incluso notar cómo mi cuerpo convulsionaba de placer se te vuelve a poner muy dura y lista para volver a introducírmela.

Subes por mis caderas y me la metes de golpe. Empiezas a follarme con brusquedad. Nuestros cuerpos se chocan cada vez con más fuerza para aumentar la intensidad de placer.
-Méteme un dedo en el culo cariño.- Pones tu brazo a través de mi muslo, levantas mi culo y me metes un dedo sin dejar de penetrarme una y otra vez. Nos movemos los dos como locos. Y en el mismo momento que introduces tu dedo en mi culo siento tal placer que no puedo evitar volver a correrme. Al escuchar como grito de placer, el haberme oído decir algo que deseabas desde hace tiempo y que me he corrido en el acto no has podido aguantar y te has corrido a la vez.

Cansados nos tumbamos en la cama abrazados. Estas detrás de mí, tus brazos rodean mi cuerpo y una de tu mano está entre mis piernas. Me introduces un dedo a la vez que yo hecho la mano hacia atrás y te agarro la ... Acabamos durmiéndonos con la idea en la cabeza de que al despertarnos seguiremos realizando nuestras fantasías.