Quiero dar las gracias a tod@s l@s forer@s por la gran ayuda que recibí cuando más lo necesité, el estar leyéndoles, me abren esa herida que quiero que cicatrice por completo, aparte de que ya casi no puedo participar como yo quisiera, pues mi trabajo me absorbe la mayor parte del día, cuando llego a casa, tengo que hacer preparativos para el día siguiente, así que entro solo por las noches, cuando el foro está tan pacífico, estático, que solo les leo para ponerme al día, acabo rendida, han de comprender también tengo que dedicar tiempo a mi chiquitina. Aquí dejo una parte de mi vida, pero dentro de mí corazón, me llevo sus palabras de cariño y aliento tan apreciadas por mí. Les dejo esto:
El tren de la vida.
Cuando nacemos y subimos al tren, encontramos dos personas queridas que nos harán conocer el viaje hasta el fin: nuestros padres.
Lamentablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más. Quedaremos huérfanos de su cariño, protección y afecto.
Pero a pesar de esto, nuestro viaje debe continuar; conoceremos otras interesantes personas, durante la larga travesía, subirán nuestros hermanos, amigos y amores. Muchos de ellos sólo realizarán un corto paseo, otros estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas.
En el tren también viajarán personas que andarán de vagón en vagón para ayudar a quien lo necesite. Muchos se bajarán y dejarán recuerdos imborrables. Otros en cambio viajarán ocupando asientos, sin que nadie perciba que están allí sentados.
Es curioso ver como algunos pasajeros a los que queremos, prefieren sentarse alejados de nosotros, en otros vagones. Eso nos obliga a realizar el viaje separados de ellos. Pero eso no nos impedirá, con alguna dificultad, acercarnos a ellos. Lo difícil es aceptar que a pesar de estar cerca... no podremos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las personas que los acompañan.
Este viaje es así, lleno de atropellos, sueños, fantasmas, esperas, llegadas y partidas. Sabemos que este tren sólo realiza un viaje, el de ida. Tratemos, entonces de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que, en algún momento del viaje alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entender eso. A nosotros también nos ocurrirá lo mismo seguramente alguien nos entenderá y ayudará.
El gran misterio de este viaje es que no sabemos en cual estación nos tocará descender.
Muchísimas gracias por sus atenciones. Hay quienes saben donde encontrarme, ahí estaré para cuando quieran charlar un rato o todo el tiempo de que podamos disponer. No me despido, tan solo es un hasta luego...
Saludos, besos y abrazos virtuales para tod@s.
Madurada.