<k>"Como el jardinero que va podando a su bonsái, así el maltratador va agrediendo a la mujer, recortándole sus iniciativas sistemáticamente. Pero también le da pequeñas dosis de afecto y cariño, como el agua y el abono que recibe la planta, de manera que la mujer queda empequeñecida en su personalidad". </k>
He leído la definición que el doctor Miguel Lorente, médico forense especialista en bioética, da al maltrato continuado del hombre a la mujer. Esta ambivalencia afectiva es lo que hace que la mujer permanezca anclada en la relación.
El eminente forense define al maltratado como una "personalidad bonsái". El agresor arremete contra la mujer, igual que el jardinero poda al bonsái y cualquier iniciativa que tenga, ya sea en el ámbito laboral, familiar o artístico... la reduce al hogar. Pero al mismo tiempo, también le da dosis de afecto y cariño, como el jardinero riega y abona al bonsái. La mujer queda así empequeñecida en su personalidad y por eso es fácil de manipular.
"Por lo tanto, la mujer no sólo recibe violencia en esta relación, sino también afecto y esto es lo que ata a la mujer. De hecho, cuando hablas con una mujer maltratada difícilmente se refiere a los episodios dramáticos sino que explica el amor de su marido, lo buen padre que es y habla del mal genio que tiene. Es esa ambivalencia afectiva lo que hace que la mujer permanezca. "
Si nos preguntamos el motivo por el que las mujeres siguen soportando esta situación, éste suele ser porque la agresión es también psíquica y, a veces, exclusivamente psíquica. Pero siempre que hay una agresión física hay consecuencias psíquicas que determinan a la mujer. Según Lorente, "el hombre nuca arremete sin basarlo en algún hecho que presenta ante la mujer: ' Yo te pego pero no porque me guste pegarte, eres tú con tu conducta que me obligas a hacer esto'.
El profesor, que recibió el premio de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Granada por el trabajo "Síndrome de agresión a la mujer", también habla de las siguientes fases de la agresión:
- La primera, de tensión creciente en la que no hay violencia física pero sí verbal. Se produce también un distanciamiento afectivo de la mujer y puede incluso haber pequeños empujones o bofetones aislados.
- Agresión. Una etapa crítica para la mujer.
- Arrepentimiento, que es cuando se produce la victimización de la mujer.
Así que se da una aceptación de que es ella quien ha potenciado las agresiones, dando lugar a ese dicho de "Mi marido me pega lo normal".
Realmente este tema es facinantemente cercano a la vez que espeluznante, puesto que todos podríamos caer en una situación de abuso, si se dan las circunstancias adecuadas y nuestra. De igual forma que, como un gran amigo me dice, todos podemos caer en una secta si atravesamos una época crítica debido al componente emocional que utilizan para atraer a sus adeptos.
Espero vuestras opiniones al respecto sobre este espinoso y candente tema.
Un abrazo,
Arévala
