Soy una persona que siempre intentó huir, esquivar los problemas, coger el camino más fácil y ello me ha llevado al sufrimiento de mi presente.
Comienzo mi historia situandome 4 años atrás. Mis padres han querido dirigir mi vida desde siempre. Con 16 años, como a todas nos a pasado en su día, me apetecía salir a dar una vuelta alguna tarde con mis amigas. Sin embargo, mi madre me obligó a coger novio para evitar que anduviera con ellas (chicas excepcionales que me apoyaron en los momentos más dificiles). Así, con 16 años empecé una relación con un chico al que no quería. Este chico con el tiempo me apartó de mis amigas, de mis amigos. No podía contestar a los mensages que me enviaban, no podía chatear... Un infierno. Cumplí los 17 años y a medida que llegaban los 18 fui cayendo en una profunda depresión de la que tuve que ser tratada. No me atrevía a dejarle por mis padres. No sabía como actuarían.
Pasados los 18 seguía con él. En uno de mis peores momentos conocí a un chico que me ofreció en primer lugar, su amistad. Hablé mucho con el, sobre mis problemas, sobre mis padres, sobre mi pareja, sobre mi vida en general. Empecé a sentir algo mas por él, algo que era reciproco. Empezamos a hablar habitualmente en persona, por telefono y esa ilusión me fortaleció para que en febrero del 2006 pusiera fin a una relación que tanto daño me había hecho. Me convertí en una persona nueva. Empecé una relación con este chico que poco tiempo antes había conocido. Me ofreció su cariño, su aprecio, sus abrazos, su corazón. Era muy feliz. Y todos lo veían.
Mi felicidad no duró mucho. De nuevo, mi madre cogió las riendas de mi relación. Su origen brasileño hizo que mi madre rechazase que siguiese con la relación. Me amenazó con suicidarse si seguia adelante. Me vio llorar, me vio sufrir pero los desprecios, los insultos, las amenazas no culminaron hasta que un día, envuelta en lagrimas confirmé mi ruptura. Obiamente, recaí en la depresión.
La relación con él cara a cara se redujo al ámbito laboral (el trabaja en ocasiones en un local al lado de mi negocio). Sin embargo seguimos manteniendo contacto por telefono, a pesar de que lo tenia ( y lo tengo) prohibido. Cada vez que hablábamos acababamos ambos llorando. El quería venir a hablar con mis padres, pero conociendolos como los conozco, se que no era lo adecuado.
Mi madre, a pesar de ver lo infeliz que era yo, estaba orgullosa de que hubiera seguido sus desagradables consejos.
No quería hacerle daño a este chico. Lo aparté de mi vida para no hacerle sufrir. No cogí sus llamadas, no contesté sus mensages. Tras unos meses empecé una relación frustrada por el recuerdo del pasado. Un chico maravilloso pero por el cual no fui capaz de sentir amor.
No lo pude olvidar. El otro día al fin contesté una de sus llamadas y la añoranza se apoderó de mi. El me sigue amando. Yo lo quiero con toda mi alma.
Tengo 20 años, y, aunque soy joven siento que nunca estaré feliz sin esta persona. Nunca me perdonaré el haber sacrificado mi felicidad por una madre a la que lo unico que le importan son las apariencias y no se siente capaz de respetar la felicidad de su hija.
Creo que no soy una mala hija, al menos no me lo considero, solo quiero tomar mis propias decisiones y si me equivoco, aprender de mis errores. Tanto es lo que pido?
Mi pregunta es: Sigo a mis sentimientos? Ante esta pregunta mi reacción ha sido echarme a llorar. Le amo
Simplemente necesitaba desahogarme. Enhorabuena y gracias a los que hayais llegado hasta el final!
Un Abrazo