Ahora lo veo
Hola! Mira yo te explico mi caso, porque es muy similar. Me casé también, súper joven, con 22 años, después de una tórrida vida sexual y sentimental llena de altibajos. Yo quería a mi marido pero era un amor tranquilo, sereno. Antes de casarme ya le había sido infiel pero siempre me repetía, que no lo volvería a hacer... y luego me sentía fatal por ello. Sucia y miserable por ser una mentirosa y traicionar de ésa forma, a una persona que no lo merecía, porque él era buena persona, éso siempre lo mantendré. Su problema era una adicción a los porros que lo tenía más dominado de lo que él creía, y le provocaba una apatía general, por lo que no era muy activo. Yo intenté por todos los medios que lo dejara pero él no tenía claro aquella elección, si los porros o yo... con lo cual las discusiones eran inacabables y gritábamos y yo lo pasaba fatal. Porque por despecho y frustración tenía aventuras extramatrimoniales, que me mantenían viva durante un tiempo pero luego... me sentía como una asquerosa persona. Aquella necesidad de ocultar mis infidelidades, las mentiras que tenía que organizarme (porque, créeme, es complicado vivir a 2 bandas!!), un polvo en un hotel, cuatro mensajes al móvil, y cuando entraba a casa, la culpa me pesaba más que cualquier otra cosa.
No tenía ... de dejar aquel matrimonio, pensaba en la família, pensaba en que portarme así de "mal" era mi castigo por no haber sabido parar a tiempo. Me autoflagelaba en el sentido de que, aunque no era feliz, pensaba que aquello lo había decidido yo y sólo yo.
Un día de repente, me dí cuenta de que ya no podía estar peor. Tenía 26 años y mi vida se convertía en una rutina "hogareña" y en una segunda vida cuando cruzaba la puerta. El miedo y el terror a que él se enterara de todo me tenía acojonada, la frustración de no ser feliz era mi justificación inconsciente para seguir con aquello. Y entonces me dí cuenta, de que él tampoco se merecía ser infeliz, de que cuando tuviéramos 60 años ninguno de los 2 podríamos volver atrás. Ya daba igual de quién era la culpa, yo sentía q el tiempo se me echaba encima.
Y dí el paso, me fuí de casa con lo puesto y empecé una nueva vida.
Ni que decir tiene, que él se enteró de TODO TODO lo que yo había hecho, que la separación y los trámites se convirtieron en algo muy duro, lleno de reproches y amenazas por su parte. Yo renuncié a todo lo q por ley me tocaba, porque gracias a que él sabía todo, consiguió hacerme sentir tan mal, que sólo exigí una compensación económica inferior a lo que me pertenecía y él se quedó con la casa, el coche, con todo.
Pero sabes qué amiga, que empecé de cero yo sola, acepté aquello que me tocaba vivir, me curé y repuse como persona y a día de hoy, vivo con una persona a la que quiero de verdad y a la que no he sido infiel, ni se me ha pasado por la cabeza. Los que hemos sido infieles no somos malas personas, sólo somos unos cobardes que por falta de valor, no nos enfrentamos. Y una cosa quede muy clara; QUIEN HA SIDO INFIEL PUEDE SER FIEL TODA LA VIDA, SI ESTÁ CON LA PERSONA ADECUADA.
Yo sólo quería amar, y que me amaran, y con un "par" tiré adelante y gracias a Dios y a mi voluntad, encontré mi sitio.
Sólo te puedo decir, que mires muy dentro de tí, y pienses si realmente, ambos os merecéis éso. Porque una vida de engaños no es una vida. Y además sólo tenemos una! por éso, no es justo para nadie ser desdichado. A veces nos puede más el miedo a estar solas pero sabes qué te digo, que casi es mejor éso que estar hiriéndote por dentro de ésa forma.
Quizás no lo decidas en un mes, ni en 1 año, pero te darás cuenta un día. Un abrazo!