Esta mañana, después de pensar y llorar mucho, he hablado con él y le he dicho que no me llame más, salvo que haya pensado y tenga claro realmente qué es lo que quiere... Os cuento mi historia:
En fin, sé que todo ha ido muy rápido, demasiado. Hace un mes conocí a un chico, viudo de 42 años y con tres hijos de 18, 15 y 13 años, recién salido de una relación posterior a enviudar de 7 años. Según me cuenta él mismo, sus hijos y otras personas que he ido conociendo, la chica está un poco desequilibrada, creo que está en tratamiento psiquiátrico, a los niños los trató siempre muy mal, incluso les ha pegado, y a él, qué os cuento, que menos cariño le ha dado de todo. Además, bebía, y claro (a los enfermos mentales la bebida es lo primero que se le retira de su dieta), enseguida montaba espectáculos en público... Aparezco yo en escena, nos enamoramos locamente, con los niños de maravilla, tengo mucho instinto maternal, y me encanta la idea de ayudar a sus hijos; con sus padres también estupendo, con mi familia también. Todo va muy bien, pero hace dos semanas me dice que vaya más despacio, que él aún se acuerda de la chica ésta (qué contradicciones tiene la vida... ). Yo me disgusté, pero al final todo siguió igual.
Este viernes quedó con ella para comer y devolverle un dinero que le debía, y es entonces cuando se ha desencadenado todo: después de comer, café, cena y copas, así que llegó a las 12 de la noche, medio bebido y muy arrepentido porque le había dado "unos besos". Me pidió perdón, yo le dije que lo de los besos era lo de menos, si me aseguraba que no iba a volver a verla ni a conectar con ella nunca más. Pero no, no quiso comprometerse. El sábado por la noche me dijo que tenía que llamarla otra vez, porque se sentía intranquilo por ella, que había estado vomitando sangre o no sé qué. Yo le dije que no se engañara, que no le preocupaba su estado de salud, si no que más bien quería volver a hablar con ella.
El domingo por la mañana estuve hablando con él otra vez, le dije que yo no podía estar así, pendiente de sus llamadas y mensajes, así que me iba a retirar, a pesar de lo mucho que lo quería y lo feliz que me había hecho. Él me dijo que no fuera tan extremista, que lo único que necesitaba era un poco de aire para pensar más claramente, no dejar de vernos para siempre.
Yo me marché, estuve hablando con mis hermanos, y pensando mucho. Por fin esta mañana he hablado con él y le he dicho que el problema no era de rapidez, sino de raíz: él no tiene claro qué quiere ¿cómo es posible tener ojos para otra persona a un mes de conocerse, cuando todo es rosa, y lleno de pasión?. Él se ha quedado perplejo, de hecho pensaba que hoy íbamos a quedar después de trabajar, pero le he dicho que no, que en estos momentos yo no podía verle ni como amigo ni como nada, yo había puesto demasiado en esta relación y verle me hacía mucho daño.
Así que ahora tiene que pensar qué quiere para él y para sus hijos, y cuando lo tenga claro y me demuestre que lo tiene, entonces volveremos a hablar, pero para ninguna otra cosa quiero contactar.
Por supuesto que entiendo por lo que está pasando, ya que esas relaciones basadas en la dominación generan mucha dependencia (yo pasé por una). Pero ya le he dicho que la única manera de salir es teniendo la valentía de "ser cobarde" y DECIDIR no acercarse más. Cualquier otra manera de actuar es engañarse a uno mismo, esa falsa preocupación o sentirse responsable por el otro... Sencillamente es que quieres seguir viéndolo y a ver si el ritmo de la vida poco a poco disipa su recuerdo ¡qué farsa!.
Respecto a lo de la velocidad de nuestra relación, seguro que tiene razón, pero eso es un problema de pareja, y ahora mismo no hay pareja que valga, no hay cimientos, sólo escombros que retirar, si es que él quiere.
Gracias por leerme.