Hola! mi nombre es Romina, soy de Argentina. Acabo de registrarme y me gustaría compartir una historia.
Hace 4 años, cuando sólo tenía 18, conocí a un chico que me flechó con sólo una mirada: Diego. Había ido con mi abuela al médico, y su coche se descompuso. Cuando llegó el auxilio, inmediatamente me fijé en el muchacho que conducía el camión. Rubio, alto, robusto, y con una mirada penetrante. Él me miró, pero yo era sólo una niña entonces. Pasaron los meses, y yo lo cruzaba en la calle, lo miraba. Pero era inútil, pues él no se fijaba en mí. Con el tiempo, fui averiguando cosas sobre él. Hasta que descubrí su nombre, y sus amistades. Una amiga mía conocía a sus amigos, y pudo conseguirme el número de él. Y me decidí a escribirle. Así comenzó la historia... Por meses nos escribimos, pero él aun no me conocía personalmente.
Un día salí con amigas al boliche, y lo ví. La chica que me había conseguido su número, me lo presentó. Y estuvimos hablando por horas. Después de ese día, los mensajes siguieron. Hasta que un día, me propuso de salir, para probar si la relación podía seguir. Y ahi nos pusimos de novios. Nos veíamos sólo los fines de semana, y A VECES. Estábamos juntos poco tiempo. Pero yo me conformaba porque me había dado cuenta de que estaba ENAMORADA. Nunca había sentido algo parecido por nadie. Los meses pasaban, y yo notaba en él un poco de desinterés, y yo no sentía lo mismo. Pasé por muchas cosas feas mientras estuvimos juntos, y otra cosa, yo era virgen aún. Y deseaba que él fuera el primero en hacerme el amor. Pero como no me sentía segura, por saber que él no me quería como yo a él, no lo hicimos. Un tiempo después, tomé la decisión más difícil de mi vida: TERMINAR LA RELACION. Le pregunté si ya no quería seguir conmigo, y me contestó que el problema era él, puesto que no se sentía cómodo con nadie. Y fue entonces cuando decidimos terminar. A pesar de lo mal que me sentí después, me había dado cuenta de que nunca hubiera funcionado, porque yo lo amaba, y él no sentía nada parecido por mí.
Pasaron 4 años, y yo rehice mi vida. Seguiamos cruzándonos en la calle, saludándonos. Pero él también había rehecho la suya
Un día, me llegó la noticia de que Diego iba a ser Padre. Fue un balde de agua helada. Me costó creerlo, pero me alegré, porquesupuse que al fin él había encontrado su felicidad. Decidí entonces enviarle un mensaje, para felicitarlo por la noticia. Pero nunca esperé la respuesta que me dió. Me dijo que a pesar de que iba a ser padre, seguía pensando en mí.
Cuando ví lo que me habia contestado, no supe que hacer. Pues no esperaba tal respuesta. Ese día, los mensajes comenzaron de nuevo, a escondidas de nuestras parejas. Hasta que un día, nos reencontramos, después de 4 largos años. Al verlo, mi corazón no dejaba de latir. Mi cuerpo temblaba, no se si por nervios, ansias o por qué. Y él, cuando me vio, no hizo más que mirarme, como si no creyera lo que veía. Me dijo que m veía diferente, que estaba hermosa. Y me dijo que estaba arrepentido de haberme dejado ir. Yo creí que ya había superado la situación, pero me di cuenta después, que le amor que sentía por él, seguía ahi! Esperando a salir. Luego de charlar por horas, establecimos un tipo de amistad, pero yo me hacía la dura. No quise demostrarle que aun sentía cosas por él. Diego, por otro lado, no dejaba de decirme cuan arrepentido estaba.
Así pasaron 9 meses. Si, 9 meses de encontrarnos a escondidas, y desatar el amor que había estado guardado por tanto tiempo. Al principio me sentía una basura, por hacerle eso a mi pareja, pues no lo merecía. Pero al mismo tiempo, no podía contener mis sentimientos hacia Diego, porque habían sido siemrpe los mismos. Y lamentablemente, fue, es y será EL AMOR D EMI VIDA. Él me dijo que se dió cuenta cuánto me quería, que sin quererlo se había enamorado de mí. Y que había sido un ciego y un tonto por haberme dejado ir.
Así, en secreto, nos amamos. Pero la verdad es que no sé por cuanto tiempo podremos seguir así,
La mejor parte, es que todavía no hemos tenido relaciones. Y esperamos con ansias ese gran momento. Por eso, cada vez que estamos juntos, tenemos más deseos de hacerlo.