Hoy hace dos años que nos conocimos. Quizás no lo recuerdes, no lo se, e incluso puede que ni siquiera hayas pensado en ello. A pesar del tiempo no he olvidado ese momento, al que en un principio no le di la mayor importancia, pero que hoy recuerdo perfectamente.
Estuvimos poco tiempo trabajando juntos, poquísimo tiempo aunque el suficiente para que todo mi aburrido y perfectamente construido mundo se tambaleara. Ingenuamente siempre di por hecho que esas cosas siempre le pasaban a otras personas con un carácter más frágil e inseguro y pensé que algo así sería casi imposible que me pasara a mí. Vaya sorpresa me llevé al ver al hombre seguro y responsable ilusionándose como un chiquillo, buscando cualquier excusa para coincidir y estar un rato juntos, perdiendo el norte y poniéndose nervioso con sólo escuchar tu voz. Y más sorpresa aun me llevé cuando te fuiste y me sentí tan mal por alguien al que había conocido hacía nada, por echar tanto de menos a alguien a quien apenas conocía pero que al mismo tiempo tenía la sensación de conocer desde siempre. Menuda locura y los dos con pareja.
Ya sabes que nunca me atreví a contarte lo que sentía por lo menos con palabras, porque creo que mis gestos, que por otro lado nunca supe controlar, me delataron. Han pasado dos años y te escribo todo esto, entre otras cosas, porque no he podido olvidarte. La verdad es que si soy sincero conmigo mismo debería decir que he no querido olvidarte.