Quienes son las mujeres......
Las mujeres que, en el fondo, desprecian a los hombres
La palabra "misógino" tiene siglos de antigüedad y sí origina en el idioma de la antigua Grecia. Significa "alguien que odia a las mujeres" y se ha empleado en diversas por mas para describir a los hombres que, de un modo u otro desdeñan a las mujeres o las desprecian. Es curioso, pero no hay ninguna palabra análoga que se refiera a "alguien que odia a los hombres". Existe un término que describe í una persona que odia a todo el mundo ("misántropo"), pero ninguno que aluda a una mujer que desprecie a los hombres.
¿Por qué? Hasta hace pocos siglos, los hombres eran los principales transmisores y depuradores del lenguaje pues sólo a ellos les estaba permitido leer y escribir. No parece casual que en el antiguo idioma vernáculo se haya omitido una palabra que admitiera el desprecio femenino por los hombres. ¿Se debería, acaso, a que éstos preferían negar que las mujeres pudieran tener sentimientos tan hostiles? ¿Se sentirían amenazados
Es obvio que hay, y siempre hubo, mujeres que albergan intensos sentimientos negativos hacia los hombres. ¿De qué se trata? ¿Qué hace que las mujeres y los hombres desarrollen una triste y lamentable enemistad mutua? Las pasiones, tanto las positivas como las negativas, se producen cuando existen fuertes interdependencias. Cuanto más nos queremos, nos necesitamos y nos apoyamos el uno en el otro, mayor es el potencial de dolor, decepción y amargura. Esto sucede especialmente cuando, debido a nuestra dependencia, no podemos limitarnos a ignorar o evitar al sexo opuesto cuando éste nos enfurece. Tenemos que seguir haciéndole frente.
Algunos de esos tipos básicos de ira hacia los hombres se han visto alimentados en los últimos años por el movimiento feminista, que expuso y condeno la supresión histórica de la mujer por parte del hombre. El feminismo no creó la ira y la desconfianza para con los hombres, pero sí concentró y legitimizo esos sentimientos. Proporcionó un espacio en el cual las mujeres pudieron entender mejor y abordar algunos de los aspectos y las emociones más oscuros de las relaciones entre ambos sexos. Pero si bien el feminismo proporcionó un fundamento a la ira femenina contra los hombres, el verdadero origen de esos sentimientos se halla en emociones mucho más primitivas.
La semilla del desprecio
Los orígenes básicos del desprecio se hallan en la niñez. Las piedras fundamentales del desprecio, el odio o el desdén son, por un lado, una intensa necesidad y, por otro, el dolor, la amargura y el miedo. El producto compuesto de estas fuerzas es un conflicto intenso y poderoso: el hecho de necesitar a una persona y verse atraído por ella y, al mismo tiempo temerle. Por lo común, cuando algo nos produce dolor ,lo evitamos ,simplemente nos alejamos.
Pocos de nosotros nos quemamos dos veces con el mismo artefacto. Pero cuándo queremos y necesitamos aquello que también puede hacernos daño ,estamos en conflicto.
Influencias familiares
Con mucha frecuencia ,la ambivalencia hacia los hombres nace cuando una niña crece con una madre distante ,censurada e indiferente y con un padre débil e imprevisible que a menudo tiene poco control de sus impulsos.
Influencias sociales
Desde hace mucho tiempo los psicólogos saben que las mujeres tienen necesidades de vinculación mas intensas que los hombres .Esas necesidades provienen ,en parte de los temores infantiles de que su supervivencia misma depende de que las protejan. Aun en la actualidad los padres tienden a proteger más a las niñas que a los varones. El efecto que esto produce en algunas mujeres es que buscan protección en un hombre mujeres y, al mismo tiempo, se odian a sí mismas y al hombre por necesitar esa protección.
El hecho de que los varones tiendan a ser más grandes, más fuertes, más rudos y agresivos también tiene que ver en la orientación básica de las niñas y en la comodidad que experimenten con los varones y, más tarde, con los hombres. En muchos aspectos, las experiencias por las que atraviesan las niñas les enseñan a temer a los varones desde las primeras escaramuzas con sus amigos pendencieros hasta los encuentros posteriores con adolescente; sexualmente agresivos. La predisposición masculina hacia; la agresión y la violencia, además de la realidad estadísticas de las violaciones, aumentan esos temores, especialmente en aquellas mujeres cuyos antecedentes las han sensibilizado a tales inquietudes
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El hecho de que los hombres cuenten con más pode real en el mundo (empleos más prestigiosos y mejor pagos es otro factor que contribuye al resentimiento femenino, í pesar de los cambios registrados en los últimos años, la mujeres siguen estando relegadas en lo que se refiere a 1 medida básica del poder y la superioridad: ganar dinero
EL CONFLICTO INTERNO
Muchas mujeres crecen con motivos, tanto generales como altamente específicos, para tener resentimiento temor por los hombres, sin dejar de necesitarlos. La ira que las ata con tanta intensidad a este conflicto es, precisamente, su continua dependencia de los hombres. No trata, simplemente, de que a estas mujeres les desagradan los hombres y decidan extirparlos de su vida; desean estar bien estar vinculadas con ellos. Ocultan su amargura, dolor y desconfianza, al menos en parte, para poder estar con ellos. Estas mujeres experimentan un tremendo conflicto interno.
Es triste, pero esas mujeres son quienes más desprecian su propia debilidad: la necesidad de estar con un hornee. Esos sentimientos de juicio personal tienen repercusiones de largo alcance en la elección de pareja y en la actitud personal de la mujer con el hombre elegido.
A veces escogen a un hombre más débil para poder disimular el conflicto que experimentan, su confusión en cuanto a sentimientos de necesidad e inseguridad. Otras veces, la mujer que siente ira trata de provocar al hombre con respecto a las debilidades de éste, en un esfuerzo por sentirse más fuerte y menos dependiente de él. Esta clase de mujeres pueden disfrutar esa capacidad de hacer que el hombre se sienta incómodo, pues entonces cree que él tiene que experimentar el mismo temor y la misma inadecuación que ella siente. En el fondo, sin embargo, estas mujeres también se resienten cuando el hombre cede, pues necesitan y quieren que sea fuerte por ellas
Cuando un hombre es objeto del desprecio de una mujer
Por lo general, las mujeres que sienten ira o desprecio por los hombres expresan sus sentimientos y actitudes inconscientes en una de estas dos maneras: mediante el retraimiento emocional, que hace que el hombre se sienta aislado y desatendido, o en formas más directas y agresivas, que lo intimidan.
RETRAIMIENTO Y ABANDONO.
Un hombre se siente aislado y desatendido cuando una mujer niega o subestima, de manera consciente o inconsciente, la necesidad que tiene de intimidad emocional.
La mayoría de las mujeres que sienten ira por el sexo opuesto encajan en una de dos categorías extremas: las que ven los hombres como muy necesitados ("los hombres son como bebés"), y las que los ven duros, resistentes y sumamente seguros ("los hombres no deben necesitar nada de las mujeres"). Es obvio que ambas actitudes son exageradas. La mayoría de los hombres están en una posición aproximadamente intermedia. En general, no experimenta necesidades emocionales demasiado intensas, pero cuando las tienen, ansían satisfacerlas.
El desprecio es una estrategia inconsciente que adoptan algunas mujeres para protegerse de sus sentimientos de dependencia para con los hombres. Es demasiado peligroso arriesgarse a padecer dolor y decepción, necesitar a alguien que puede hacerles daño .La solución de este espinoso dilema consiste en erigir una barrera de desdén . Las mujeres que desprecian a los hombres
se retraen de ellos emocionalmente por dos motivos fundamentales
.Para que una mujer se permita relacionarse con un hombre en forma plena, con intimidad y sin recelo, es necesario un alto grado de comodidad con las necesidades básicas de dependencia. Las mujeres que temen sus propia necesidades de dependencia crean distancia en un; relación a fin de reducir el nivel de intimidad emocional; de intensidad, con lo cual evitan sus propios sentimiento, de vulnerabilidad. Esta distancia psicológica sirve come "amortiguamiento" en su relación con los hombres y, lo que es más importante aún, actúa entre ellas y su necesidad de hombre que han elegido.
Otro motivo por el cual las mujeres que sienten ira se retraen es que el hecho de aceptar una relación emociona con un hombre tiende a ser para él una especie de autorización para revelar sus puntos vulnerables. A una mujer que odia sus propias áreas vulnerables y desconfía de ellas le resulta difícil afrontar las necesidades emocionales de un hombre, pues estas constituyen un doloroso recordatorio de la propia.
Como las mujeres aprendieron a dominar
La mujer artera, astuta y engañosa es un tema común en la mitología y en la literatura. Desde la seductora tentación de Eva a Adán, hasta los cuentos sobre sirenas que atraen a los hombres hacia su destrucción, siempre ha existido la fantasía de la mujer poderosa y dominante. Sin duda, estas mitologías derivan de la intensa y antiquísima necesidad de los hombres por las mujeres y de la inquietud que esa necesidad provoca. La creación de mitos es una de las maneras en que intentamos comprender aquello que tememos y ponerlo en perspectiva.
Dado que, a menudo, los hombres las han dominado, las mujeres se han visto obligadas a desarrollar técnicas más sutiles para obtener lo que querían de ellos. En general, las mujeres son más astutas que los hombres para el intercambio emocional en una relación, y se sienten más cómodas que ellos con ese intercambio. Por ese motivo, una mujer que desea dominar tiene bastante probabilidad de lograrlo, puesto que el hombre no se percata de lo que ella está haciendo
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Tal como hemos señalado, el control es una manera de sentirse seguro. Al cerciorarse que el hombre actúa en cierta forma, una mujer puede prever su conducta y tener un grado razonable de seguridad con respecto a él y a su presencia en su vida .El vinculo que une la dependencia y la necesidad de dominar se origina en la niñez .Por ejemplo ,para sentirse seguros y mantener su conexión con mama y papá un niño puede tratar de caer en ellos un sentido de culpa suficiente para que no lo dejen con una niñera ,fingirse enfermo para quedarse en casa o bien quejarse en actitud dolida de que no lo quieren de verdad ,para que los padres lo tranquilicen a respecto. Esa intensa necesidad de dominar no proviene de la fuerza sino de una sensación de inseguridad :no esta convencida de que el la ame, no confía en ese amor .Si lo hiciera ,podría permitirle a el la libertad de ser y actuar de manera mas acorde con su elección .Al no haber confianza a menudo existe una necesidad de saber con exactitud donde esta el otro y con quien esta, de restringir sus actividades o incluso de volverlo mas dependiente de nosotros.
Hay numerosas maneras de lograr el control en una relación .La mas obvia incluye la restricción de la conducta :el hecho de dictaminar como debe actuar la otra persona alentando o desaprobando esa conducta .Por ejemplo presionar a un hombre para que actué con mas madurez tiene muy poco que ver con el simple hecho de esperar que tenga una conducta responsables menudo se trata de un intento velado de hacer que el otro sea menos libre, menos desinhibido y, por consiguiente menos imprevisible. Pero la mayoría de las mujeres, sin importar el grado de control del cual gozan, se mantienen un tanto ambivalentes.
En realidad, las mujeres no desean tener un control absoluto, por más que luchen por conseguirlo. Las mujeres dominantes siempre quieren que el hombre se defienda activamente, que no se rinda del todo porque, si lo hace, lo ven débil. Si un hombre cede con demasiada facilidad, la mujer llega a creer que está con ella sólo porque es capaz de dominarlo, no porque la valore. Sabe que él se rinde por miedo (miedo de perder su amor), y eso la inquieta y la atemoriza. Piensa: "Si es tan débil, tan dúctil, ¿cómo puede tener suficiente fuerza para cuidarme, amarme y protegerme?" Entonces, de manera paradójica, el mismo esfuerzo que hace para sentirse segura puede acabar por causarle una inseguridad mayor aún. Ninguna mujer desea realmente dominar, pues cuando un hombre se deja dominar con demasiada facilidad, ella se siente incómoda y sola.
