Veo que ya hace bastante de este comentario. Pero ahora estoy pasando por la misma situación por segunda vez. Ya mi esposo tuvo un transplante renal hace 11 años y el año pasado ese transplante le falló. Así que de nuevo estamos en la situación de las diálisis y los cuidados especiales. Mi esposo la primera vez estuvo igual comía cosas que no debía y bebía demasiada agua, así que eso significaba un sin fin de carreras a urgencias y descuidé a mis hijas mucho que en ese entonces eran bebés. Ahora mis hijas ya son adolescentes de 16 y 14 años, por lo que no es tan complicado como la primera vez. Lo único es que la de 14 es una nena con necesidades especiales, es autista. En esta ocasión mi esposo está dejando de comer y ha cuidado bastante lo que consume en líquidos; aun así, no me preocupo tanto en su dieta y su ingesta de líquidos, porque ya lo hice una vez y me maltrató por no dejarlo hacer lo que quería. De todos modos, no se cuida al cien por ciento. Durante el tiempo que disfrutó del transplante no se cuidó y hasta me decía que era muy él, que él sabía lo que hacía. Ahora que por segunda vez esta en la misma situación, lo apoyo, le ayudo porque aún lo amo, pero no me desvivo ni me preocupo de más por él. El está cada vez peor y está practicamente muriendo. Esa fue su decisión. Lo amo pero no puedo hacer todo por él, él tiene que enfrentar las consecuencias de sus actos. Yo hago lo que es debido y hasta donde es mi responsabilidad como esposa, pero sin desvivirme por él. Su salud es SU mayor responsabilidad no la mía, él es un adulto, que lo enfrente como tal. Cometí el error la primera vez de descuidar todo, aún mis hijas y a mí por él, quien nunca lo apreció. Así que ahora pongo todo en su lugar y cada persona y situación le doy la atención que merecen, incluyéndome a mí misma; que por el hecho de ser esposa y madre, no dejo de ser persona, un individuo, una mujer. Hay que aprender a ser un poco más frías. Son nuestros maridos, no nuestros hijos, que se comporten como hombres.