Daniela era mi compañera de secundario. Era linda, culta. No se daba mucho con los compañeros pues era súper seria (al menos eso creía yo) y por eso casi nadie departía con ella. Yo era una de las pocas personas con las que ella se relacionaba.
Un día ella cayó enferma y, como no tenía amigas, me llamó para que le llevara las tareas. Fui a su casa y la encontré sola. Su padre y su madre habían salido. Estaba hermosa. Lucía un pulóver cito de hilo escotado y un pantalón a rayas bastante ajustado. Nunca la había visto vestida así, ya que era más bien recatada.
Pasamos al comedor y mientras le daba las tareas se arrodilló en la silla marcando bien sus curvas. Me éxito. Me acerqué para indicarle la forma de resolver un algoritmo matemático y su cercanía me hizo descontrolar. La abracé y deslicé mi mano hacia su cola. Lanzó un suspiro y sin protestar se abrazó a mí. Comenzamos a besarnos desesperadamente. Metí mi mano debajo de su pulóver y acaricié su espalda. Al llegar a su corpiño lo desprendí cuidadosamente. Se dejó hacer. Se sacó el pulóver y terminó de quitarse el corpiño dejando ante mi vista sus dos hermosas tetas. La besé apasionadamente, luego bajé hasta sus senos y comencé a succionar y lamer sus pezones. Jadeaba de excitación. Seguí bajando y desprendí su pantalón, se lo bajé. Tenía puesta una bombacha no muy sensual, pero ajustada.
Le acaricié las nalgas y con mis manos y mi boca se la bajé hasta la rodilla. Instintivamente separó las piernas. Comencé a lamer su ombligo y a bajar despacio hasta llegar a los pelos de su pubis. Al llegar allí, desesperadamente me empujó para que siga bajando. Así lo hice y comencé a lamer su vulva. Sus jadeos se hicieron cada vez más intensos. Estaba totalmente húmeda. Me tomó de los hombros e hizo que me pare. Se sentó, me bajó mis pantalones y mi hilo y comenzó a chuparme. Su boca era inexperta, pero igual hacía maravillas. Seguía lamiendo y chupándome toda, hasta que, sin poder soportarlo termine dejando todos mis jugos en su boca. El cual resbaló y cayó sobre sus tetas y se escurrió por sus curvas.
Daniela se puso como loca....comenzó a lamerme y a chuparme desaforadamente Me empujó hacia un sillón cercano haciéndome sentar. Se me tiró encima y su vulva comenzó a rozar con la mía. Ella comenzó a rozar frenéticamente. Deslicé mis manos sobre sus nalgas apretándoselas y abriéndola todo lo que podía a la vez que le metía una y otra vez el dedo medio de mi mano derecha en su culito. Ensayamos varias poses y luego de algún tiempo acabamos al mismo tiempo y caímos exhaustas sobre la alfombra...Ni bien nos repusimos ella se colocó de lado y comenzó a lamer mi conchita a la vez que acercaba la suya a mi cara. Acepté la invitación y comencé a chuparle su hermosa conchita....el 69 fue de novela ya que seguimos lamiéndonos hasta acabar nuevamente...Estábamos en lo mejor cuando de pronto la puerta se abrió, instintivamente miré y quedé atónita al ver a la madre de Daniela mirándonos con los ojos absortos sin poder emitir palabra alguna, claro esta que me levante de inmediato a vestirme y salir corriendo de su casa, que pena la verdad pero ya estaba echo todo, le prohibieron que me parara de nuevo en su casa era de esperarse no ¿?. Aun así seguimos viéndonos por un tiempo después de clases.