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Amar a escondidas
Esa necesidad ambivalente que empuja traspasar la puerta de lo prohibido y transitar por un camino de engaños y deseos pecaminosos, ha sido una constante para el hombre en todas las épocas, lugares y culturas.
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Más información "La infidelidad parece ser un fenómeno universal", afirma el psicólogo clínico Walter Rizo, también investigador y autor del libro "Jugando con fuego. Enredos amorosos", de editorial Norma.
La infidelidad
Reforma
A pesar de ser tan común, hay tantas definiciones de infidelidad como concepciones personales en torno a ella.
Algunos especialistas consideran que para que pueda llamarse así tiene que haber coito; otros opinan que el sólo hecho de tener fantasías con otra persona es un acto de traición.
Por su parte, Rizo señala que la infidelidad es la ruptura inadecuada, con engaños y mentiras, de un pacto sexual afectivo preestablecido entre la pareja.
Y en este sentido, las consecuencias de esa 'doble vida' son devastadoras para todos los involucrados.
"No queda títere con cabeza", asevera el especialista, "la mayoría de los infieles viven atormentados, sienten culpa y mucho estrés por amar a escondidas".
Mientras tanto, al saberse o sentirse engañada, su pareja sufre diversas emociones, que van desde el asombro y depresión, hasta el enojo y la agresión, sentimientos encontrados que destruyen a cualquiera, de acuerdo con Rizo.
El también catedrático destaca que, a raíz de una infidelidad, invariablemente se rompe algo fundamental, la confianza que difícilmente logra restablecerse completamente.
¿Infiel por naturaleza?
Algunos estudios revelan que a lo largo de la historia más de la mitad de las parejas han caído alguna vez en la traición, lo que lleva a pensar si efectivamente el hombre es un ser infiel por naturaleza.
"Es cierto que hay una tendencia natural a ser infiel, pero no por ello debe de justificarse", advirtió Rizo, "en Latinoamérica estamos acostumbrados a exaltar la cultura del 'engaño' en todos aspectos".
A decir del psicólogo, nadie está exento de ser infiel, pero aquellos que han decidido basar sus relaciones en una fidelidad sana, no es por que sean inconquistables ni porque tengan virtudes excepcionales, sólo que han sabido controlarse ante las tentaciones.
"No son faquires ni ascetas entrenados, sólo permanecen en alerta roja, se acercan a la hoguera pero no meten la mano", concluyó.
¿Quién es usted?
Walter Rizo hace una clasificación de las personas de acuerdo a su capacidad para compremeterse y ser fieles:
Aquel que no le apuesta a la mentira, tiene la costumbre de pensar antes de actuar, conoce muy bien sus debilidades y por ello no las expone para no caer, por consiguiente dañar. Actitud con la que se siente satisfecho, no resignado.
Aquel que es fiel por la fuerza, de tal manera que su abstención está basada en el miedo, en la obligación irracional y en el sacrificio irresponsable. Sus 'buenos actos' carecen de autenticidad.
Aquel que ejecuta el complejo ritual de fingir y engañar sin ser visto. El ceremonial del que ya no soporta el tedio y decide jugar con fuego, aunque las probabilidades de quemarse sean muchas.
Terra/Reforma/Silvia Tort