La fantasia de mi esposo hecha realidad
Hola a todos sere un poco brebe...Mi pareja y yo llebamos una excelente comunicacion somos muy abiertos y nos contamos todas nuestras dudas intimas y personales mas q pareja somos buenos amigos vivimos juntos desde hace un poco mas d 8 anos y cada ano tenemos nuestro viaje solos d pareja sin ninos desde hace 3 anos me comento q keria q fueramos en nuestro viaje a shows d chicos y chicas en toples al cual accedi despues me pidio q llebaramos una stripper a nuestra habitacion y yo al principio tube muchos celos pero lo complaci y termino llebandome al siguiente dia un stripper hombre para mi nos la pasamos muy bien y la chica le hizo sexo oral.....Al siguiente ano paso lo mismo...pero esta vez le propuse q tubiera sexo con la chica lo cual no le disgusto para nada en un principio dudaba pero luego lo convenci el solo me decia estas segura amor y yo le decia q si asi lo platicamos x 1 ano y el mes pasado lo cumplimos...llamamos ala agencia d las chicas y en 2 horas llego a nuestra habitacion era alta y delgada como yo d pechos mas pekenos q los mios y muy amable primero desbestimos a mi pareja y despues nos desvestimos una a la otra muy sensualmente mi esposo estaba enbobado jajaja..la chica acariciaba mis pechos y los chupaba y yo solo acariciaba los d ella no se los bese la verdad era la primera vez q acariciaba a una chica y me moria d los nervios no soy bixesual me encantan los hombres pero yo keria complacer a mi pareja y la verdad la chica me daba toda la confianza...
Recostamos a mi pareja en la cama y entre las 2 le besabamos todo el cuerpo yo le hice sexo oral mientras el le chupaba y mordisqueaba los pesones ala chica y le tocaba su vagina la verdad eran sentimientos encontrados sentia un poco d celos pero me daba placer ver a mi pareja disfrutarnos alas 2 despues ella le puso un condon y empezo a chuparsela y a gemir al igual q mi pareja el me hacia sexo oral a mi la verdad no lo podia creer vernos desnudos los 3
Bueno la chica se puso en posicion d perrito y mi pareja detras d ella empezo a penetrarla mientras ella me masturbaba era excitante ver a mi pareja gozar nos acariciaba y besaba alas 2 la verdad fue muy rico estubimos asi 1 hora la chica gritaba d placer y le pedia mas y mas a mi pareja asta q terminamos los 3 despues nos banamos y ella se marcho
La verdad se los recomiendo siempre y cuando los 2 esten d acuerdo y q lo hagan con una desconocida (o) y fuera d la ciudad donde vivan el proximo ano lo volveremos hacer pero esta vez tambien llebaremos a un chico despues les contare....grasias x leer...bye
Ver también
Fantasia
Que bien,ojala mi mujer aceptara,pero le da miedo q afecte a la relacion,me da igual que sea chica,Chico o pareja.Dan morbo ls 3.
Dile a tu marido que pruebe sexo anal,consolador,tus dedos,se lo lames.llegas al punto g y es lo mejor dl mundo.idea para el trio,Te puedes ... a tu marido,Jaj
Que Os Vaya bien todo
Chao
Grasias buen consejo
Mira ya hemos probado y nos gusta es otro tipo d excitacion fabulosa me encanta hacerselo y q pena q tu mujer no acepta pero tu insiste ya sabes el q persebera alcansa y no afecta para nada la relacion siempre y cuando esten d acuerdo los 2 y pues mi pareja me esta convenciendo d hacerlo con un chico me dan nervios pero creo q aceptare...El fin d semana encontramos una pareja q creo buscaban un intercambio entre parejas no nos lo dijieron abiertamente pero nos invitaban a su cuarto d hotel y la chica le agarro las pompis a mi pareja y su esposo a mi pero no nos animamos nos dio un poco d nervios quizas ala proxima bueno si es que nos encontramos otra pareja igual d lansada Queremos disfrutar cosas nuevas ya t contare si lo hacemos...besos
A ver qué pensais de mi relato...gracias!
Todo sucedió en un sofá.
Mi chica y yo nos encontrábamos en el salón de aquella casa, sentados tranquilamente.
En la planta superior se podía oír a la chica de la limpieza trabajando, mientras nosotros nos besábamos.
Nos acariciábamos lentamentemente a través del pantalón. Ella sentada a mi derecha, con la mano sobre mi erección.
Nunca habíamos solido hablar de nuestros amantes que habíamos tenido durante la primera etapa, pero sin saber muy bien por qué le pregunté sobre el tamaño que había podido observar en chicos de aquella época.
Es absurdo, pero yo creía que su respuesta iba a ser que la mía había sido la más grande.
No fue así
Con toda naturalidad, y ante mi sorpresa me explicó que hubo un chico que tenía el sexo más grande que había visto jamás.
Yo me interesé por el asunto pausadamentesu mano me la estrujaba y nos dábamos besitos.
Continuó haciendo referencia a aquel chico, hablándome de su enorme dotación, a la par que yo acomodaba en el sofá para dejar que mi erección fuese creciendo mientras ella describía
Me la sacó del pantalón, con el sonido de fondo de la chica de la limpieza, y en voz baja puso su dedo a una distancia de mi glande para indicarme hasta dónde le llegaba al chico. Le llegaba hasta aquí, decía ella Aquello suponía al menos dos dedos más larga que la mía, y eso que mi chica estaba consiguiendo que mi aparato alcanzase esa pequeña longitud de más que dan los momentos de gran excitación.
A continuación hizo con su mano una O y me la puso alrededor de mi excitado miembro para indicarme el grosor del chicocomo me mostraba, él también la tenía más gruesa que yo.
Mientras yo la acariciaba a través del pantalón, y rozábamos nuestras lenguas duritas entre frase y frase.
Continuó indicándome que además en la punta, el pene de mi competidor se hacía más ancho.
Ella se iba excitando poco a poco al sacar de su mente el recuerdo de su amante. Yo me mordía el labio inferior ofreciendo mi sexo al completo.
Continué preguntándole, y me contó cómo ella le había desabrochado el pantalón, al igual que hizo conmigo en la primera cita. Era muy excitante, a la vez que provocador oírla contar cómo le hacía las mismas cosas que me hacía a mí. Yo sabía que decía la verdad.
Al no poder hacer nada en ese momento por estar otra persona en casa no pudimos hacer otra cosa que continuar la conversación.
Mi chica me contaba cómo ambos se habían ido juntos a la cama. Otra vez volví a oír cómo ellos ponían en práctica las delicias que ella normalmente me regalaba a mí. Según me iba contando, me parecía estar delante de ellos mientras se besaban y tocaban. Sabía que no me engañaba al afirmar cómo, tras ponérsele bien dura a su amante, mi chica le besó ahí con su preciosa boquita. Se la agarró con la mano y abrió bien la boca para poder probar a gusto el sabor más íntimo del joven.
Yo continuaba excitadísimo pese a mi nerviosismo, sintiéndome presente en la estancia donde mi hembra y él gozaban.
El chico, animado por las expertas caricias de aquella boca, tan conocidas por mí, comenzó a dar también placer a ella con la suya.
Yo sabía de su gusto por que la comieran, y parecía estarla viendo disfrutar de una boca nueva ahí. Su historia me iba excitando mientras ella me susurraba al oído a la vez que me acariciaba entre besos.
Ni siquiera nuestros gustos favoritos fueron pasados por alto por la pareja de amantes. Me contaba cómo se comían lentamente ambos a la vez, mientras yo imaginaba el precioso cuerpo desnudo de mi chica en su presencia. Ellos disfrutaban placenteramente, parecía mirar sus cuerpos entregados.
Su parte posterior no tardó en ser disfrutada por el chico. Me imaginaba cómo él habría sido incapaz de evitar tomar sus bonito trasero ofrecido, al igual que solía sucederme a mí. Lo besaría, acariciaría lentamente y le regalaría unas caricias con la lengüecita donde me gustaba a mí hacerlo.
El tamaño de su miembro volvió a salir a colación, pues mi chica me contaba cómo debido a él, tras unos largos preliminares, no conseguían que pudiese abrirse paso por su húmedo canal. El intento debió resultarles muy placentero, buscando poquito a poco que a ella le pudiese entrar el sexo de aquel nuevo amante.
Él le aplicó saliva en su sexo. Seguramente las dos partes estaban en contacto, pues ella no era muy dada a privarse del roce directo de la parte más íntima de un hombre.
Yo mientras tanto escuchaba la historia muy excitado. Me habría gustado que ella me hubiese instado en ese momento a satisfacerla tanto como lo hizo él., pero no podía ser. La habría tumbado, conteniendo mi energía para ser delicado y hábil, pero fuerte a la vez .Le habría desabrochado el cinturón y tras prepararla un poco arrodillado ante ella, me habría colocado encima, como a ella le gustaba, y le habría hecho sentir lentamente mi tamaño. Hubiera querido que notase en ese momento cómo era yo capaz de competir por ella, pasando todo por alto para demostrarle mi potencia. Valerme de mi masculinidad para extraerle placeres guardados en el tiempo. Trabajar con mi cuerpo por ella y demostrarle que quería batir a mis rivales, conseguir a esa señorita en público y descarada en la intimidad solo para mí, y tras un largo rato de aguante, marcarla con mis efluvios, llegando ambos al final.
El ruido de la chica de la limpieza me recordaba que debía contenerme, siguiendo mi chica la marcha de la historia.
Me contaba cómo su amante consiguió penetrarla tras dejar caer su saliva sobre su entrada. Ella se situó entonces sobre él, de forma que pudiesen conseguir que le entrase entera. Yo parecía colocarme cerca de los amantes en una posición desde la que pudiese contemplar el anhelado momento. Después de interminables y deliciosos intentos y en medio de la gran excitación de ambos el gran pene de él se abrió paso. Poco a poco mi chica iba montando a su caballo. Me imaginaba cómo me ofrecía toda la vista controlando el movimiento de sus caderas y llenándonos de excitación a ambos. Lentamente, con un delicioso roce el gran miembro del chico iba abriéndose paso hasta el fondo, alojándose muy duro en el interior de ella.
Las palabras de ella acariciaban mi mente haciéndome excitar más y más, sabiendo yo que no podía evitar que la situación afectara a mi erección.
Qué ganas tenía de que tocase a mi turno. Deseaba poder montarla yo también para darle más placer que él si cabía. Por aquel momento la situación hizo que de la punta de mi miembro resbalase una delatadora gota transparente.
Mi lengua se rozaba con la suya, mientras mi chica proseguía con su historia.
Me narraba cómo ambos, en el descarado encuentro, iban cambiando de postura, disfrutando ella de la importancia del tamaño. Yo parecía sentarme acá o allá dentro de la misma habitación donde se encontraban los dos, para una mejor contemplación del disfrute que ella sentía.
Tras un largo rato de disfrute él se colocó sobre ella para poder entregarle una penetración más profunda, y ella se dejaba hacer, gozando de la postura que tanto anhelaba. Sus piernas se encontraban totalmente separadas para poderle permitir acceder a lo más hondo y yo parecía estar allí para ayudarle a separarlas un poco más.
Era terriblemente excitante imaginarla con una expresión de inmenso placer en la cara. Ese placer que un cuerpo, un aroma y una postura nueva le podían causar de forma máxima.
Parecía que podía notar la mezcla del olor de ambos cuerpos en la habitación, mientras sus bragas y el resto de la ropa de los dos estaban tiradas de forma desordenada.
Yo me mordía el labio inferior sentado en el sofá, mientras su mano asía mi miembro hinchado de excitación. Con la mirada le pedía clemencia y ella me sonreía contándome más. Sus palabras me turbaban y encendían, al imaginar la potencia de mi oponente al darle gusto expertamente.
Parecía que los tenía a mi lado poniéndose ella ahora tumbada de lado de espaldas y recolocándose él, como un número veintidós. Aquella postura le permitiría evitar su mirada para así entregarse plenamente al placer, sintiendo su olor, sus sonidos y su pene dentro de ella. Yo parecía estar sentado de frente a ella, como si la esperara a acabar mientras disfrutaba de su goce.
Casi podía ver la mano de él levantándole el muslo para follarla más adentro,. Yo parecía inclinar la cabeza para poder ir alternando la visión del pene entrando y saliendo con la expresión tensa por el placer de su rostro. Los ojos de ella se echarían hacia atrás, abriendo la boca mientras aguantaba las embestidas de aquel macho.
Tras un interminable rato de entradas y salidas él decidiría que había llegado el cambio de postura final, levantándome yo entonces para ayudarla cambiar de posición.
Mientras ella me iba narrando la historia, yo imaginaba cómo podía comunicarme con simples gestos con su amante, para indicarle cuando ella se moría de placer, cómo le gustaba más o el ritmo que debía tomar para hacerla temblar de gusto.
Esta vez le tocaría a mi chica ponerse de rodillas dándole la espalda, de modo que yo colaboraría, para que ella adquiriese aquella postura tan sumamente ofrecida al extraño. Unos besos de ambos la animarían a acatar la espontánea decisión del masculino partenaire hasta que ambos hombres pudiésemos verla a cuatro patas.
Ya ofrecida, sería necesario que separase sus nalgas, pues pese a que ambos sexos se encontrarían muy húmedos, el tamaño de él obligaría a mi ayuda.
Besándola lentamente yo agarraría su irresistible culo para ofrecérselo a él, entre los suspiros de mi chica, cansada por la larga acción de aquel ser tan sexual.
Él también dejaría escapar un suspiro al contemplar cómo iba a poder gozar de aquello, y se mordería el labio inferior para indicarme su grandísima excitación.
Entonces, él acercaría la gruesa punta a la entrada, ayudándole yo a la penetración empujando hacia él el trasero de ella. De un solo golpe, aunque lento, podría alojarse hasta el mismo fondo de ella, mientras el olor de ambos embriagase el ambiente.
Pese a su potencia, solo un rato más pudo él aguantar, según me contaba mi chica. Soy consciente de lo excitante que debió ser para él poder vérselo todo mientras la oía gemir de gusto, por lo que me imaginé que pronto llegaría el orgasmo de ambos.
Yo parecía poder contemplar la expresión del chico, que evidenciaba que el clímax iba ya a llegarle. Entonces ella comenzaría ya a gemir tímidamente de gusto, sorprendiéndonos a ambos, y provocándole a él tanta excitación que se correría ya.
Así fue, como ella me decía. Él extrajo su enorme miembro de ella, e invadido por un terrible orgasmo de ambos, vertió abundante y potentemente una gran descarga muy muy caliente por todo el cuerpo de ella. Su leche inundó todo el cuerpo de mi chica mientras convulsionaba por un terrible orgasmo.
Tras acabar la historia, e invadido yo por la excitación por el testimonio que mi chica me decía del disfrute de su amante, tuvimos entre besos que ir parando poco a poco, hasta que tuve que guardar mi potente sexo en el pantalón y esperar a otro día para poder ser yo el amante de mi chica.