Logró convencerme de ir a pasar unos días a su ciudad, a pesar de ser amigos hacia bastante tiempo, nunca nos habíamos encontrado ahí, es un lugar muy lindo, con playa cercana y varias atracciones para los turistas como yo, en realidad a mi lo único que me importaba era estar con él
No sabía que me gustaba tanto, siempre me cuidé mucho para que no lo notara, quizás fui cobarde, esa piel morena que contrasta tanto con la mía, sus ojos nobles, sus labios carnosos que siempre me provocaron morderlos y su cuerpo, maravilloso, conocía cada parte sin haberlo tocado nunca, sin jamás haberlo visto desnudo, solo en mi imaginación era mio
Llegué a la madrugada y no pensé que iba a estar ahí esperándome, cuando lo vi mi cara se transformó en felicidad pura, me abrazó fuerte y me dió varios besos seguidos en la mejilla agradeciéndome que al fin había aceptado su invitación, dado mi agotamiento por el largo viaje fuimos directo al hotel en el cual me hospedaría.
Al llegar el empleado a cargo del equipaje nos preguntó si nos alojábamos juntos a lo que respondí con un no rotundo y mi cara se tornó rojo fuego de solo imaginarme pasar la noche con él.
El día siguiente lo pasamos juntos recorriendo y conociendo cada lugar que valiera la pena ser visto, y asi los tres días siguientes, notaba como él iba cambiando conmigo, como aprovechaba cada situación para poner sus manos en mi cuerpo, el frío de la noche era buena excusa para abrazarnos, el calor del día para rozar mis mejillas, a cada caricia suya mi cuerpo respondía con pequeños espasmos, un cosquilleo me recorría toda la columna y en mi vientre una revolución me advertía que lo deseaba como nunca había deseado a nadie antes.
El último día de mi estadía fuimos a la playa, él experto nadador, yo apenas defendiéndome de las bravas olas, el mar algo picado fue la excusa perfecta para no separarme ni un minuto de su cuerpo, prendida a su cuello entramos al agua, sus manos en mi cintura, su rostro tan cerca del mío, nos besamos por primera vez, el dulce de su boca contrastaba con la sal del agua, me sentí totalmente invadida por su lengua que se movía con destreza y atrapaba la mía, una mano suya comenzó a acariciarme la espalda y fue bajando, luego la otra hasta tenerme levantada por mi cola, mis piernas rodearon su cintura, los besos eran cada vez mas largos, hasta que cortaron la respiración y decidimos irnos de ahí urgente.
Quedamos desnudos en cuestión de segundos, con una delicadeza increíble comenzó a besar mi cuello, mis hombros, sus manos de deslizaron suavemente hasta mis senos que tomó hábilmente, su boca en mi oído me susurró,
-Hacía tanto que esperaba este momento, no sabés como te deseaba, quiero hacerte el amor
Creí morir al escuchar eso, al sentir su lengua jugar en mis pezones, sus manos comenzaron a acariciar mi pubis abriéndolo, explorando en su interior, separando cada pliegue y probándolo, yo no sabía si estaba soñando como tantas veces o al fin se había hecho realidad, para comprobarlo lo volteé sobre la cama dejándolo de espaldas y me decidía a probar cada centímetro de su piel, recorrí con mi lengua su boca, su torso, deteniéndome en sus tetillas que mordí delicadamente y noté el placer que esto le causaba, mi lengua ansiosa continuó su recorrido, su vientre, sus muslos, al fin probé su sexo, de a poco para grabar en mi memoria su sabor dulce, lo tuve en mi boca, acariciándolo con mi lengua hasta que un gemido suyo me avisó que ya no resistía mas mis caricias
Esa tarde hicimos el amor hasta la hora de mi partida, nos despedimos y no se como hice para aguantar el llanto, porque se me había hecho realidad un deseo muy profundo y no sabía si iba a volver a sentir alguna vez lo mismo.