Hola, soy una inmigrante brasileña, desde ya pido disculpas por los errores de ortografía. Cuento mi historia a continuación:
Tengo 35 años y me casé a los 23 en Brasil. Un matrimonio que fue un desastre, con mucho sufrimiento, a lo que incluyo el maltrato físico de mi pareja hacia mi. Me divorcié 5 años después y seguí adelante sola. Ya era funcionaria del gobierno de Brasil, tenía una casa, coche, o sea, una vida arreglada y tranquila. Estaba bien sola, disfrutando de la vida, familia y amigos, recuperando la alegría de vivir. Cuando estaba bien, feliz, conocí a mi actual marido, un catalán de Barcelona.
Era un domingo de carnaval en mi ciudad y yo estaba cansada ya después de cuatro días de fiesta y me quedé en casa descansando y bajando algunas canciones en el ordenador. Una música que me gustaba mucho "Corazón Partido" de Alejandro Sanz, tardaba bastante e yo envié un mensaje en portugués, por supuesto, al dueño de la canción para que no desconectase antes de que yo terminara de bajar la canción. No sabía quien estaba al otro lado, pero era mi futuro marido. Él me contestó en español que no había entendido el mensaje. Yo vi curiosa la situación y decidi saber com andaba mi español. Así empezamos a hablar, hablar, hablhar, quedamos horas hablando y aquél encantador desconocido me fue encantando.
Pasamos cuatro meses charlando por Internet y después teléfono, y cuando me dijo que me iba a conocer en Brasil, me quedé de piedra, "¿será verdad?". Y así fue. Llegó en las fiestas de San Juan, se quedó diez días y me pidió en matrimonio!
A esas alturas yo ya estaba completamente atontada, enamorada y sorpresa con todo lo que me estaba pasando.
Él volvió un mes después a Brasil, en el día del mi 29 cumpleaños ( tenemos la misma edad,él cumple un mes después) y nos casamos en octubre de 2001.
Vivimos 10 meses en Brasil, pero él no se esforzó mucho, no salio a buscar trabajo y yo empecé a quedar preocupada y cansada a la vez, pues yo trabajaba 40 horas a la semana, cuidaba de la casa, de las comidas, mientras él se quedaba en la piscina o tumbado en la hamaca. " A lo mejor se esta quedando deprimido". Decidimos cambiar a Barcelona. Cogí licencia de 2 años de mi trabajo, alquillé mi casa, vendí todo lo que tenía y nos fuimos a España.
Nunca pretendí salir de mi país, me daba pánico, miedo cuando pensaba en esa posibilitad. Lo que más me dolía era dejar a mis padres. Lloré muchas veces sin saber si lo que hacía era cierto, pero no quería que me marido se quedase malo, apenas hablaba y tenía muchísima vergüenza de hablar con la gente, a pesar de todos serien muy amables con él y que mi familia lo acogiera como a un hijo.
Nos marchamos y lo pasé muy mal en Barcelona. Quedé embarazada después de 3 meses de nuestra llegada. Había encontrado un trabajo de teleoperadora y que tuve que dejar porque el embarazo empezó lleno de cólicas y muchos vómitos que continuaron hasta los 8 meses. Al final del embarazo había engordado casi 30 kg. No ha sido fácil estar embarazada en un país desconocido, sin mi madre, sin amigos. No conseguí hacer amistad con ningún catalán. Creo que porque oí algunos comentarios acerca de los inmigrantes que "son como una plaga, que nos van a expulsar a nosotros", "que es brasileña, pero es maja", cosas del estilo, que me hicieron tener miedo al rechazo y así he estado siempre sola, para no ser una molestia a nadie.
Mi marido me trató estupendamente durante todo el embarazo. Casi morí en parto de 20 horas, natural de una niña de 4200 kg. Fue terrible en el hospital, me sentí una perra pariendo, no me dieron la mas mínima atención, me quedé las 20 horas en una camilla en el pasillos, cosa que yo pensaba que solo pasaba en países de tercero mundo como el mio. Ese hospital, el San Juan de Dios, me hizo en prenatal a lo que no me miraron en la cara y que no me dieron ninguna explicación sobre nada, todo lo que aprendí sobre embarazo y parto fue leyendo en libros, revistas y internet.
Con un mes y medio, la pediatra rascó la uña en el pecho de mi hija lo que le hice tener una mastitis, una inflamación que le dejó ingresada en el San Juan de Dios por seis días. Más una vez el atendimiento humano fue terrible. Quedé las seis noches despierta, de pie o sentada en una butaca al lado de la cama de mi hija. Compartimos la habitación que era muy pequeña con otra familia. Entre los muchos episodios desagradables cuento uno que me duele hasta hoy cuando me acuerdo...cuando pincharon mi hija 8 veces en su bracillo para poner el suero. Nunca me olvidaré del llanto de mi bebé y do ridícula que me hicieron sentir por llorar por eso en el pasillo del hospital.
Fue decepción tras decepción, nada daba cierto en Barcelona y decidí volver a Brasil cuando mi hija tenía 6 meses, siempre con el apoyo de mi pareja que siempre ha sido muy bueno para nosotros, sus únicos fallos eran lo de tener poca iniciativa y de ser muy callado. Yo seguía enamorada de él.
Pasé genial con mi hija y mi familia en Brasil. Volví al trabajo y a mi casa. Él había prometido que se iba a esforzar, a buscar trabajo y todo. Pero no fue así. Parecía que estaba de vacaciones, mientras para mi el trabajo ahora había aumentado con la llegada de nuestra hija. A penas dormía porque yo amamantaba la niña que era muy glotona. Mi madre cuidaba de la niña mientras yo trabajaba y él...de vacaciones.
Me quedé agotada y confundida. Me vi otra vez en la misma situación a la que me hice cambiar a España. " A lo mejor ha sido depresión pos parto". Con un año, volvemos a Barcelona. Él volvió al mismo trabajo, después de las largas vacaciones. "Ahora me toca a mi descansar". Cometí el equivoco de vender mi casa y me dimití de mi trabajo, para no quedar yendo y viniendo, quería crear raíces.
No ha sido depresión pos parto. Las cosas nunca funcionaron para mi en España. Soy completamente sola, mi marido apenas habla, soy una marginada social, he dejado mi carrera pues nunca encontré aquí trabajo en mi área, dejé mis sueños y todo lo que me hacía sentir viva. Sigo viva solo por mi hija.
No vale la pena dejar todo por amor. Estoy sola, sin fuerzas y triste. Me siento una completa idiota cuando hablo con alguien, me pongo muy nerviosa, me siento siempre juzgada y condenada. Sé que no debería estar aquí, que me equivoqué, pero no puedo más volver. Ya no tengo a nadie en Brasil . No tengo más nada, ni a mi misma.
No creo que nadie tenga leído ese enorme relato, pero si has llegado hasta aquí, se lo agradezco la paciencia.
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