Me has dado qué pensar....
La meáfora del coche no sirvió, pero tal vezfue poque no me interesan los coches. Entonces pensé en mi perro. Par mí, es el más precioso y adorable del universo, pero cuando paseo con él por la calle me quedo mirando a todos los peros que pasan y gritandoles que qué uapos que son. O los acaricio y les doy besos. Si en vez de perr fuese novio,sería normal que se pusiera superceloso. Y, sin embargo, aunque en ese instante pueda creer que los otros son "objetivamente" más guapos que él, dentro de mí sigo sabiendo que él es el número 1, que es el mejor, que no l cambiaría ni muerta por todos los demás juntos, y que hasta cuando hace sus necesidades está moniiiiisimo.Es decir, que él no tendría motivos para sentir celos.
Ahora bien, ¿que diferencia hay? Pues que una cosa es un coche o un perro y otra una pareja. No os entiendo por un sola razón: porque yo, cuando he estado enamorada o un chico me ha gustado mucho, no tenía ojos más que para él, no porque me reprimiese o disimulara, sino que,aunque fuese feo,yo me quedaba boba mirándolo, los gestos que hacía cuando hablaba, el reflejo de la luz en su pelo, el movimiento de sus manos, su sonrisa, las arruguitas al lado de sus labios... si había otros hombres alrededor... es que ni me daba cuenta. No es igual. Aunque tengas razón en lo del coche, pero ¿nunca os pasa a vosotros lo que me pasaba a mí cuando estuve enamorada o encoñññ... con alguien? para mí, el amor es más ...no sé, un sentiminto más exclusivo.
De todos modos, siendo sólo un perro, si yo notase que le hace sentir mal mi conducta no dudaría en cambiarla. De hecho, para no hacerle sufrir, hasta renuncié a quedarme con uno de sus hijos, aunque él ya es viejito, para evitarle sufrimiento.
No sé, yo creo que tienes razón, que puede atraerle físicamente su novia mucho más que las mujeres a las que mira, pero yo, ahora, cuando quedo con mis amigos varones, aunque no les guste físicamente,
suelen estar tan interesados en mi conversación, o incluso tan absorbidos por ella, que no miran a nadie más. Y a mí me pasa lo mismo, hasta con amigas. Lo prometo. Aunque tal vez sea porque no nos vemos muy a menudo, yo qué sé.
Pero soy más feliz ahora, con amigos que me prestan atención aunque no les atraiga físicamente, que cuando quedaba con buitres que sólo se sentían atraídos por mi aspecto y encima miraban siempre a otro lado, como distraídos, como si lo más importante de citarse conmigo en un sitio no fuese que en ese sitio estoy yo.