Yo soy el centro del universo y el sentirme herid@ por un amor no correspondido, que no sea el exacto reflejo de mi narcisa existencia, me da patente para coger pataletas cada vez que no soy compadecid@ por el resto del mundo, y para juzgar no sólo las opiniones contrarias a las mías sino a las personas que están detrás de esas opiniones.
Como soy el centro del universo y sólo pienso en mí y creo merecerme el amor incondicional y a mi manera del resto de la humanidad, me voy clavando puñales por la vida y haciendo de mi sufrimiento un espectáculo para seguir ganando compasión y lástima. Cuando se me cuestiona directa o indirectamente, o me veo enfrentad@ a mi ególatra existencia, contesto que soy el ser que más ama y se entrega del mundo y que el amor es así, y mi sufrimiento egoísta y desproporcionado y mi autocompasión justifican el acoso tanto a mi expareja como a cualquier persona que no me de la razón. Y no me doy cuenta que soy una ínfima parte del universo, y que por más que llore y patalee el sol seguirá saliendo, y que aunque me dé rabia la vida sigue y las personas crecen, evolucionan, cambian y encuentran su sitio, y que la vida es así y eso ni me quita valor, ni me lo pone, y que en la medida que abra mi corazón y mi mente a la reflexión y al maravilloso milagro que es estar viv@, que asuma lo efímero de mi existencia y no me enganche al sufrimiento ni haga de el un estandarte, creceré como persona, sentiré amor (pero del bueno) por mi mism@ y por quienes me rodean y estaré en paz con el mundo.