Hace 9 años conocí en España a un chico argelino. La verdad que me gustó desde el primer momento porque era muy guapo y atractivo. Comenzamos a hablar hasta que él me dijo que le gustaría invitarme a salir un día y tomar algo. Acepté y así comenzamos a salir, pero al poco tiempo él comenzó a dejar de llamarme (aparecía y desaparecía) así que yo puse fin a la relación. Tres meses después me llamó y me dijo que se había dado cuenta de que yo merecía la pena y que me echaba de menos, así que yo volví a confiar en él poco a poco y como vi en él un cambio radical comenzamos una relación. Me hizo sentir muy bien durante toda esa nueva etapa hasta el punto que me enamoré de él como nunca hice ni he hecho hasta la fecha con nadie, y al año siguiente nos casamos por el juzgado.
Me gustaría ser todo lo sincera y exacta posible en el relato de mi historia y no exagerar ni mentir en nada. Me queda un maravilloso recuerdo de aquel tiempo, durante los dos primeros años de matrimonio fue muy feliz, yo creo que he sentido la felicidad porque jamás he vuelto a tener esa sensación. Me sentía muy bien a su lado, solo deseaba que llegara la hora de vernos despues del trabajo, ibamos juntos a todos lados, ... Pero él viajó a su país para ver a su familia, yo no fui por motivos de seguridad en esa época y cuando regresó todo siguió muy bien. Pero al poco tiempo, cuando él cambió de trabajo, comenzó a cambiar su forma de ser sin ningún motivo aparente. Yo siempre le decía que había notado que después de su viaje algo había cambiado en él ligeramente. Y ese sentimiento de algo ligero fue acrecentándose hasta el punto de que no le conocía. El hombre cariñoso, bueno y alegre se convirtió en alguien amargado y cruel conmigo. Yo me preocupé mucho por él porque le amaba con todo mi alma, quería ayudarle y saber qué le sucedía. Le dije si ya no era feliz conmigo, si había conocido a otra mujer, pero él me decía que estuviera tranquila, que era por causa del trabajo. Pero yo sabía que no era eso solamente, comenzó a mentirme, no me daba explicaciones de nada, no me decía a qué hora volvería a casa pues yo le esperaba para comer y cenar juntos, en nuestras relaciones sexuales se volvió más tosco, comenzó a decirme que no le gustaba España ni los españoles, que las mujeres aquí eran casi todas unas ... y que si algún día teníamos un hijo lo educaría en su país porque este no era un buen sitio. Él siempre fue practicante y acudía a la mezquita, pero nunca me impuso nada, aunque he de decir que insistía en que leyese el Corán y le gustaba verme con pañuelo cuando entraba en alguna mezquita (cosa que hice en la fiesta del Laid o cordero)Así comenzó un calvario para mi, y hacía cosas para hacerme daño, me hacía llorar de continuo y hasta os díría que disfrutaba con verme así. La gente de mi alrededor se dio cuenta de mi cambio, de mi tristeza, pero yo quería luchar por cambiar eso y volver a estar con el hombre que conocí. Os juro que pensé muchas veces en quitarme la vida, porque él me hacía sufrir mucho. Yo sospeché siempre que estaba con otras pues empezó a salir mucho de casa y venía tarde. Me castigaba sin responderme y con el silencio cuando le preguntaba y decía que yo ya no le gustaba y que iba a darme un escarmiento para que aprendiese a valorar lo que tenía. Que si le dejaba (pues le propuse el divorcio) me quedaría sola y nunca jamás me querría otro hombre, porque si él no me quería nadie lo haría pues yo daba pena. Empezó a perderme el respeto, a decirme que era tonta, que no sabía nada, que era gorda y fea (y yo lo asumí, y ahora gracias a Dios o Alá o como se quiera llamar he superado eso y creo que soy una mujer atractiva y que no me faltan pretendientes). Mi vida se convirtió en un infierno hasta que saltó el resorte: descubrí una infidelidad en nuestra propia casa y cama cuando yo estaba veraneando para pensar qué hacer con nuestra gran crisis. No me facilitó para nada el separarme, y lloraba como un niño pidiendome volver, gracias a Dios no lo hice y no sé de donde saqué fuerzas pero ahora soy una persona distinta...y digo distinta porque me hice muy fuerte pero también una parte de mi murió.
Esta historia puede resultar muy dramática o muy bella a la vez, pero he sido clara y sincera y quiero dar mi testimonio y mi apoyo a todas las mujeres que sufren estén de este lado o de otro del mundo.