Nace una historia de amor. escribámosla entre todos...

Erase que se era una vaca llamada Primorosa. La vaca Primorosa vivía en el campo, con todas sus compañeras de pasto, en un lugar frondoso y húmedo del norte. La vaca Primorosa era feliz con su campana colgada del cuello, sus largos ratos de asueto, su rumiar y su lento ir y venir del campo al establo y del establo al monte. La vaca Primorosa no tenía más ambiciones que dormir a gusto y comer suficiente. De vez en cuando, asustaba a las moscas que revoloteaban en torno a su lomo con un perezoso bailoteo del rabo, y por la noche, cansada de descansar, dormía dichosa esperando que al día siguiente ningún hecho modificara su placentera existencia. La vaca Primorosa era una vaca común y dichosa.

Pero hete aquí un mal día en que la vaca Primorosa, que estaba descansando junto a la verja del prado, vio pasar un ser que se le antojó, cuando menos, glorioso: una delicada doncella de cabellos de oro y sonrisa de estrellas. Su largo manto dejaba, tras su paso, una fina nube de escarcha y en la frente de marfil lucía una corona de estío. La vaca Primorosa no se atrevía a acercarse, pero la princesa de cuento, pues esto era semejante aparición, se acercó al ganado y, con un gracioso pestañeo contempló a la pobre becerra, petrificada de la emoción. Su voz sonó como música en sus bovinos oídos:

- Qué vaca más hermosa, que orejas tan sutiles, que campana más elegante, ¿cuál es tu nombre?

Primorosa mugió su nombre con timidez, pero en el instante en que lo pronunciaba le sonó tan vulgar...

-¿Primorosa? ¿Y qué nombre es ese? No preferirías llamarte Carlota, Hermione, Cenicienta, Emperatriz de las Estrellas?¿Cómo es que una vaca como tú, tan elegante y serena, espera en el campo sin soñar con salir a lucir el palmito por el mundo? ¿No ansías la libertad? ¿has leído alguna vez? ¿has escuchado música tal vez? ¿has siquiera pisado un trozo de tierra que no esté compuesto de hierba y barro?.

La princesa Evvvita le hablo de Berrako y de su deseo de tener una enamorada como ella, con enormes tetas y una rica y sabrosa leche que alimentara su amor y su pasión.

La vaca Primorosa quiso morirse en ese mismo instante. Nunca lo había pensado con detenimiento, pero la verdad, qué existencia más triste la suya, cuán vacía: comer y dormir, andar y pararse, producir leche y ser ordeñada. ¿Cómo podía haberlo soportado alguna vez?.

La princesa Evvvita se alejó con la nariz en alto, la inútil corona en su pelo y la nube de su manto arrastrando con ella toda la feliz existencia que la vaca Primorosa había tenido hasta hacía un instante.

La vaca Primorosa es ahora una vaca triste. Duerme casi todo el tiempo, porque así puede soñar con Berrako y con todo lo que, por su condición de vaca, le está vedado. Muge mucho, y es como una canción triste que se extiende por los verdes campos. Come poco, ya no le gusta el pasto, lo encuentra insípido y redundante. Su campana ha perdido el brillo y ni siquiera las moscas se acercan a ella. Pobre vaca Primorosa. Qué feliz era viviendo en la ignorancia.



¿Quién se atreve a continuar con la historia?