Me llamo Belén, les voy a contar el padecimiento que llevo dentro de mi desde hace cuatro años, les ruego me den sus opiniones sin entrar en riñas como las que ando leyendo, motivo por el que no me he decidido a contarles antes.
Hace cuatro años, descubrí la infidelidad de mi marido por un detalle tonto, encontré un cabello rubio en su americana cuando me disponía a llevarla a la tintorería. Le comenté en broma que fuera más cuidadoso con su secretaria, que no la dejase acercarse tanto, pues una mujer más celosa que yo, ya habría montado en cólera. Por su reacción, noté que algo me ocultaba, pero no le di más importancia además de tener unos asuntos familiares que me tenían muy ocupada la mente, notaba al montar en el coche que el asiento del copiloto siempre andaba mal colocado, le regañaba pues me tocaba a mi volverlo a su sitio, y le hice un comentario tonto como, que su amante debía ser muy alta para echar el asiento tan hacia detrás, de nuevo vi como su cara se desencajaba, y ya empecé mosquearme, decidí pasarme por su oficina de vez en cuando a ver, que reacciones veía en la actitud de su secretaria hacia mí, ella es alta y con mechas rubias, por eso pensé en ella, me sentaba a charlar con ella como si nada, y nunca noté nada extraño, pero un día recibió una llamada y la vi muy nerviosa, dando largas al comunicante, así se repitieron ante mí un incesante número de llamadas, y a ella diciendo, ahora no, ahora no, y diciendo que Jose no podía en ese momento, cuando yo sabía que estaba libre, eso me hizo pensar algo no cuadraba.
Desde ese momento le controlé las llamadas, y llegó el día que en mensajes vi uno rarísimo, como en clave, pero no podía preguntar, debía andar con cuidado, si averigüaba que andaba tras esas cosas, como poco me tacharía de loca.
Hasta que un día estando él en la ducha, su teléfono sonó, descolgué y alguien me colgó, el número era el del mensaje raro, llamé a ese número y contestó una mujer, pero no su secretaria,(en ese momento no la reconocí) la cólera me invadió ante su negativa a decirme quien era, esperé a que mi marido saliera de la ducha y le conté lo pasado, ahí se derrumbó, me contó que no sabía como contarme, que tenía miedo, que todo fue una noche que tras cenar con unos clientes habían ido de copas y una cosa llevó a la otra, que me quería, que hiciéramos lo posible por olvidarlo y que él volvería a dormir tranquilo después de saberlo yo.
Pasó el tiempo, yo fui a terapia porque con la boca pequeña si había olvidado, pero mis reacciones ante
él no eran las de haber perdonado.
En este tiempo, pensé que mi marido había cumplido su palabra, y así han pasado tres años y medio, hasta este domingo que regresó mi marido de un viaje de negocios, en un principio era por tres días, luego por cuatro "malditos proveedores" luego cambios de comercial, hasta ser una semana.
El lunes, llevé sus trajes a la tintorería, miré los bolsillos y !POR DIOS, ENCONTRE EL ENVOLTORIO DE UN PRESERVATIVO! lo saqué y lo puse dentro de la copa para su coñac de las noches, esperando la reacción y consumiéndome por dentro llena de ira, rabia, asco, un montón de sentimientos de rechazo a él y sus engaños y a la zorrita con la que se lo haga.
Llegó la noche, cenamos, fuimos al salón, y él directamente al mueble donde están las copas y su botella, para verlo amigas!! no sabía qué hacer, qué decir y yo histérica, sí lo reconozco, le dije de todo, supongo que me oyeron los vecinos porque nunca recuerdo haber gritado tanto, acto seguido le puse la maleta en el descansillo y le dije, levántate y sal de mi vida.
No puedo más, ya iré contando.
Belén
