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La 1a. vez de mi esposa con mi amigo

Última respuesta: 9 de junio de 2019 a las 6:49
M
matar_8066989
21/6/14 a las 6:15

Esto comenzó hace algunos años, cuando nuestro matrimonio estaba pasando por su momento más crítico. Debido a nuestros inconvenientes, decidimos buscar ayuda e iniciamos unas terapias de pareja. En una de esas terapias, hubo una actividad,que consistia en que uno hacía una pregunta, que debía contener aspectos muy intimos, y el otro, debía contestar con absoluta sinceridad y sólo era posible responder con un "si" o un "no", luego los roles se invertían.
La pregunta que ella me hizo fue: ¿Durante el tiempo que estábamos tan mal en nuestra relación, hubo alguna chica por la que sintieras una fuerte atracción sexual? Aunque, me extrañó la pregunta ya que no entendía cual podría ser su intención, le respondí que "si" y cuando llegó mi turno para hacer la pregunta quise jugarle con la misma moneda, así que le pregunté: ¿en este momento, sientes una fuerte atracción sexual por algún hombre, diferente a mí? y su respuesta, muy segura, sin dudarlo y mirándome provocativamente a los ojos, fue "si". Esto me produjo sensaciones extrañas, nunca pensé, que algo así, en vez de causarme celos, rabia o algo similar, me podría causar intriga, emoción y un enorme morbo. Me quedé como adormecido, tratando de asimilar lo sucedido, el caso es que ese día, el tema no se tocó más.
Durante los siguientes días, las cosas funcionaron en todos los aspectos, nos comprendíamos mucho más y fuimos más tolerantes, pero esa pregunta y su respuesta no me dejaba tranquilo. Unas semanas después, me dí ánimo y le pedí que me dijera quién era el hombre que le despertaba esos deseos sexuales. Yo estaba un poco nervioso, no sabía cómo iba a reaccionar, tenía un poco de miedo por lo que había vivido en la terapia, pero al mismo tiempo, habia un sentimiento un tanto placentero y delicioso, mi corazón estaba acelerado y sentía un temblor muy fino que iniciaba en la espalda y me recorría todo el cuerpo.
Luego de un corto silencio, comenzó a hablar pausadamente: es tu amigo John. tiemblo cuando nos saludamos, porque sin poder ni quererlo evitar, nuestro saludo de amigos inicia con un beso lento y suave, que atrae cada día más nuestros labios que ya en varias ocasiones se han rozado de forma tímida pero deliciosa, me mira directamente a los ojos y le correspondo, luego, me toma suave, pero firmemente de los hombros, por lo general desnudos, acercándome sutilmente a su cuerpo, como invitándome a unirme a él y terminar teniéndolo dentro de mí. Quedé en éxtasis, no supe que decir, es mas no me pude mover. Y tan pausada y provocadora como había comenzado, continuó contándome que cuando estábamos pasando por el momento más crítico de nuestra relación, en varias ocasiones, a solas, acarició su húmeda vagina y sus excitados senos al tiempo que imaginaba que eran sus manos; y terminó diciendo que aún, constantemente, seguía teniendo curiosidad por saber cómo podría ser su pene y como sería sentirlo penetrándola.
Con mucho desconcierto y sacando aire, de no sé dónde, solo pude ordenar mis pensamientos, para preguntarle si sentía que lo amaba, si estaba enamorada de él. Se sonrió, dándome una mirada que me irradió tranquilidad, me abrazó, luego, me dio en la boca medio abierta, un beso suave y con gran carga de erotismo, me acarició la cara tiernamente y me susurró muy suavecito y con mucha pausa: "nooo... a Ti te Amo, por él es solo sexo. Eso, me puso a mil, me sentía un poco asustado y desconcertado pero también muy excitado. Nos enredamos en un largo beso, donde nuestras manos, hacían el complemento, hasta llegar a un momento solo comparable con un delicioso orgasmo. Esa noche, la siguiente y las demás, hicimos el amor sin importarnos en que lugar de la casa, era como si se nos fuera a caer encima el universo, pero eso sí, jugando y tratando de materializar las eróticas fantasías, que mi esposa tenía con mi amigo John.
A los pocos días, de forma inesperada, tuve que viajar a una ciudad, distante unos 500 Kms. de allí, pero la distancia no apagó el fuego de nuestras morbosas mentes, que hacían arder nuestros teléfonos cuando iniciábamos esas conversaciones llenas de lujuria y sexo explosivo. No habían pasado tres días del repentino viaje, cuando me contó que había tenido un encuentro con John. Dibujando una sonrisa pícara como admitiendo su culpa, me dijo que, con todo lo que habíamos fantaseado, no había podido disimular la calentura que le produjo verlo, me contó que su vagina se humedeció al instante, como disponiéndose afanadamente a ser penetrada, sus pezones, duros por la excitación, querían rasgar la delgada blusa que llevaba puesta y mi amigo no dejaba de mirárselos con deseo. Nuevamente me sentía morir, pero esta vez no de desconcierto ni asombro, era nuevamente ese fino temblor, desde la espalda y hasta el último rincón de mi cuerpo; tenía un estado de excitación absoluto. Siguió diciendo con un tono de absoluta picardía; quedamos en que mañana sábado, a eso de las cinco de la tarde hablamos para invitarme a salir, está siendo muy amable, me quiere cuidar mientras tú no estás y de una forma lujuriosa, me dijo que por favor le diera permiso de pasar una nochecita con su amigo, tan amable y servicial; que solo la quería cuidar, para que nadie más la mirara; que me diera cuenta que lo estaba haciendo sin ningún interés, y nuevamente se sonrió de forma maliciosa. Un poco recuperado, pero aún muy excitado, le dije que sí, que lo cogiera como su juguetico sexual mientras yo volvía, pero que me llamara y me informara lo que iba ocurriendo al menos en dos ocasiones, cuando se encontraran a la hora de la cita y cuando estuvieran ya en el motel listos a pasar una noche de libidinoso y lascivo sexo.
Al otro día, muy puntual, me estaba llamando y hablando en clave, me dijo: amor, ya me encontré con mis amigas, te llamo cuando llegue a casa, te quiero, yo, con algunas frases morbosas, y sonriéndole me despedí mientras ella también sonreía un tanto nerviosa, o más bien ansiosa. Me quedé con una gran expectativa y nerviosismo, fume cuanto cigarrillo se me presentó, mientras pretendía adivinar, qué estaba pasando con mi esposa y su plan de sábado en la noche, que ya tenía claro que iba a terminar con mi amigo sobre ella desnuda, haciéndola gritar de placer y provocándole no sé cuántos orgasmos, en un cuarto de cualquier motel a 500 kilómetros de distancia de donde yo me mordía las uñas, queriendo calcular que podrían estar haciendo en determinado momento.
Unas horas y muchos cigarillos después, me llamó nuevamente y, como era obvio, ella habló también en clave: YA ESTÁS EN EL MOTEL? (le pregunté) - Si amor, ya llegue a la casa, ESTAS DESNUDA? No, me estoy poniendo la pijama, YA LO HICIERON? -No, hasta ahora me voy a acostar tengo mucho sueño TE ESTÁ ACARICIANDO? -Sí, ya casi me meto en las cobijas, cada vez siento más sueño.
Nos despedimos pero me quede escuchando, y no sé si adrede o no, la llamada quedó abierta, escuché unos susurros, tal vez el teléfono estaba cerca, pero se oían claramente sus besos, hubo un pequeño silencio, luego oí algo como: UUUFF, UUUFF, seguro le estaba chupando los pezones, siempre hace así cuando le hago eso. Paso al menos un minuto y comencé a oír gemidos y cada vez la respiración más agitada. Estoy seguro, aunque no se oía muy claro, que los siguientes minutos, la boca de mi amigo estaba deleitándose con los jugos vaginales de mi esposa, que tanto me gustan y que tantas veces he disfrutado. No sé cuánto tiempo pasó, pero luego de grandes gemidos, que claramente estaban siendo ahogados sin éxito por una almohada; volvió un silencio, esta vez un poco más prolongado. Oí pequeñas risas de mi esposa, y algunos susurros que no entendí, para terminar con un déjame te lo pongo con la boca dicho en voz baja. Luego, por algún tiempo solo suaves gemidos de mi amigo John, para continuar con un atropello rítmico de cuerpos, se escuchaban las pieles estrellándose violentamente y los gemidos de placer que pedían cada vez más, de pronto un suave pitico me saco de mi éxtasis y todo quedó en silencio, nuestros móviles están programados para llamadas hasta de treinta minutos, el resto me quedo a la imaginación. No es necesario decir que esa noche no pude dormir, pero fue inolvidable.

Ver también

N
neyzan_8644305
28/6/14 a las 13:56


Vamos, que tu amigo se folla a tu mujer y te mola, guay

A
akil_6414986
5/8/14 a las 17:58

Muy excitante
Gracias por compartir esta experiencia.

Yo estoy casi convencido de que soy incapaz de satisfacer la demanda sexual de mi esposa. Como duro poco en la cama debo hacer mil triquiñuelas para llevarla al éxtasis. La idea de que se enrolle con otro hombre no me desagrada en lo absoluto, de hecho me excita. Eso sí, sin sentimientos solo sexo. Pero cómo separar ambas cosas? Qué te garantiza a ti que los encuentros con Jhon no se hagan cada vez más frecuentes y a escondidas y se encienda la chispa de cupido? No te has planteado en participar en un trío? Saludos

T
tugay_5335056
24/2/16 a las :07

Que mravilla
Dios quiero que me suceda lo mismo!!!!!!!!

T
tugay_5335056
24/2/16 a las :07

Que mravilla
Dios quiero que me suceda lo mismo!!!!!!!!

G
gutier_730206
25/2/16 a las 19:07

Sensacional
me imagino que ha de ser una gran emoción lo que se siente en esos momentos, también quisiera vivirlos en algún momento. espero cuentes que paso cuándo regresaste del viaje, y que publiques lo que te conto tu esposa.

N
nala_3281476
9/6/19 a las 6:49

9294761211 me gustan las aventuras cualquiera que quiera intercambiar fotos de su esposa agregueme en watsapp

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