Jamillette, iniciando una nueva etapa. i
La oficina de la Dra. Margaret Ortega tenía una amplia ventana por el lado derecho del escritorio donde tenía una computadora moderna, del lado izquierdo un estante lleno de libros de medicina, biología, inmunología entre otras ciencias. Frente a su escritorio estaban dos sillas acolchonadas, una de ellas ocupada por Jamillette Craig, una joven estudiante de posgrado de 26 años. La pequeña oficina olía a café recién salido junto con una mezcla de libros nuevos y no tan nuevos, que sin duda han sido herramientas importantes para el conocimiento que poseía la Dra. Margaret.
Los papeles del intercambio estudiantil fueron aceptados con éxito Jamillette, en una semana a más tardar deberías de presentarte en la facultad de medicina en el Distrito Federal.
Es tiempo suficiente para arreglar unos asuntos pendientes que tengo que arreglar con unos profesores y conocer un poco sobre los lugares que ofrece la ciudad, nunca había estado en el D.F. Respondió Jamillette.
La Dra. Margaret miro por encima de sus anteojos a Jamillette, detrás de esos anteojos mostraban unos ojos verdes llamativos llenos de seriedad y experiencia en su campo laboral. A pesar de lo estricta que muchos consideraban a la Dra. Margaret, Jamillette compartía una excelente amistad y compañerismo con la Dra. Con varios años de trabajar bajo su supervisión, supo ganarse la confianza plena de Margaret Ortega.
El día era fresco, fuera de la oficina de la Dra. Margaret se encontraba un pasillo que se dirigía al patio central de la facultad, el poco viento que se podía sentir movía los árboles que se encontraban rodeados de unas jardineras donde los estudiantes podían sentarse después de las clases, o simplemente para poder degustar de un emparedado y un refresco o jugo de naranja. Jamillette se encontraba sentada con las manos en las rodillas atendiendo las últimas indicaciones de la Dra. Margaret, movía la cabeza aceptando cada una de ellas y acatándolas. El largo y brillante cabello lacio de Jamillette hacían juego con la gabardina gris que llevaba en ese momento combinaba perfectamente con su pantalón de vestir, sus pequeños anteojos con el armazón grueso sin duda la hacían ver radiante y amigable. Jamillette se puso de pie y estrecho la mano a la Dra. Margaret.
Sera un placer trabajar con el equipo de aquella ciudad Doctora Margaret.
Cuídate mucho y espero prontas noticias de ti Jamillette.
Jamillette salió de la oficina y se dirigió por el pasillo de la facultad, el ruido de los elegantes zapatos negros e impecables fueron alejándose de la oficina hasta que se dejaron de escuchar. Salió de la facultad y se dirigió a su pequeño departamento, tomo un poco de dinero de su tocador y fue hacia la central de autobuses para comprar su boleto.
Sería el próximo a las 2:30 a.m. por favor, asiento 34.
No hay problema señorita. Le contesto amablemente una joven rubia de 28 años aproximadamente, la cual se encontraba debidamente uniformada y con el cabello recogido, de no ser porque estaba detrás de la ventanilla, Jamillette podría jurar que se trataba de una gran ejecutiva.
Muchas gracias, ha sido usted muy amable. Respondió Jamillette con una gran sonrisa
Estoy para servirle, que tenga un excelente viaje.
Es mi primera vez que viajo hacia el Distrito Federal, estoy muy nerviosa ya que no sé qué me pueda esperar en esa ciudad.
¿Es en serio? Yo estuve trabajando unos años ahí, pero debido a que una compañera tuvo problemas en esta sucursal nos cambiaron, ahora ella esta allá y yo acá. Respondió con una y mirando fijamente a los ojos de Jamillette.
Ohhh! Sin duda debes de tener gran experiencia amiga. Te envidio, yo no he salido de esta ciudad desde hace 7 años.
La señorita se encogió de hombros como gesto de modestia. Se lo necesario nada más. Expreso con un gesto de seriedad. Mira salgo dentro de una hora, termino mi turno y si gustas puedo hacerte un croquis de la ciudad, de los lugares estratégicos y donde puedes visitar para que te familiarices con la ciudad, a muchos puede llegarles a intimidar, pero no es nada fuera de lo común.
¿De verdad harías eso por mí? Que amable, pocas personas muestran gestos como el tuyo. Me llamo Jamillette.
Claro, a mí me gusta ayudar a las personas si están dentro de mis posibilidades, me hace sentir bien y sin duda satisfecha, yo me llamo Leslie, mucho gusto. Estrecho la mano hacia Jamillette.
Jamillette respondió el gesto amable de Leslie mientras miraba hacia sus ojos y discretamente hacia su cabello rubio y sedoso, debía de pasar horas y horas cepillándolo pensaba Jamillette, por un momento Jamillette se perdió.
¿Qué pasa? ¿Se desprendió el listón de mi cabello? Me sucede seguido, expreso Leslie mientras llevaba sus manos hacia su cabeza para comprobar lo que decía.
No para nada, lo que pasa es que me pareció muy lindo tu cabello, lo tienes muy lindo de verdad. Dijo Jamillette un poco apenada. Lo que pasa es que mi madre desde pequeña siempre me decía que el cabello de una mujer dice mucho de la persona, es una gran tarjeta de presentación.
Bueno si, tenía razón tu madre, coincido con ella. Leslie se levantó de su asiento, se acomodó un poco su minifalda y se dirigió hacia la salida de su cubículo. La minifalda de Leslie hacia mostrar una piel suave y tersa en sus piernas, llevaba una blusa abotonada que remarcaba su pequeña cintura y unas tetas firmes, redondas y sin duda de un buen tamaño.
Jamillette iba a emitir palabra cuando la interrumpió sin querer Leslie.
Lo siento Leslie mostro una tarjetita. Este es el número de mi celular, márcame dentro de 30 minutos y te confirmo el lugar donde podemos vernos y así poder ayudarte, ¿Qué te parece?.
Perfecto. Jamillette saco un papel y un bolígrafo y empezó a escribir una serie de números. Mira este es el mío, para que cuando te marque sepas que soy yo, entonces te marco dentro de 30 minutos.
Si por favor, en ese momento ya estaré haciendo el corte de caja, algo muy rutinario sin duda. Suspiro Leslie como un gesto fastidio. Te estaré esperando Jamillette, respondió Leslie mientras regresaba a su cubículo para atender a un joven que acababa de llegar.
Jamillette se dirigió hacia la salida de la pequeña central de autobuses de la ciudad que ha sido acobijada por casi 7 años, llego cuando tenía 19 años, buscando nuevas oportunidades de superación y estudios. Los ojos de Jamillette era una de las grandes atracciones que su físico mostraba, unos ojos cafés oscuros pero bastantes expresivos, su manía por levantar una ceja cuidadosamente delineada lograba mostrar un alto nivel de sensualidad. Jamillette no se destacaba por su estatura pues no era alta, llegaba acaso a los 1.60 m, pero poseía unas piernas bien torneadas y definidas, ya que desde pequeña ha sido apasionada del ciclismo. Jamillette se sentó en una de las bancas de un parque cercano, tomo su bolso, saco un pequeño espejo y empezó a delinearse los labios con un poco de brillo, observo sus ojos y solamente recordó el delicado aroma que desprendía Leslie, en su pensamiento solo estaba el dulce rostro de Leslie, sus grandes y hermosos ojos verdes.
¡Estás loca Jamillette! Se decía a sí misma, con un tono de confusión mientras guardaba su brillo y su espejo en su pequeño bolso. Bueno Jamillette, pero no debes negar que Leslie es muy guapa, muy linda, pensaba Jamillette mientras se ponía un poco de su elegante y suculento perfume que sin duda podría cautivar a cualquier hombre.
Jamillette era una joven mujer muy segura de sí misma y, aunque lo negara quizá un poco, se sentía atraída por Leslie. Jamillette recogió un poco la manga de su gabardina para observar su reloj y vio que ya era hora de llamarle a Leslie, su corazón se agito y empezó a marcar.
Leslie contesto al tercer tono. Hola Jamillette, que gusto, mira estaba pensando que podíamos ir al café de la calle 6, queda cerca de aquí, ¿Te gustaría que nos veamos en las afueras de la central? Tengo mi coche en el estacionamiento de la central ¿Qué te parece?
Claro y nuevamente te agradezco el detalle, ojala hubieran más personas así como tu Leslie.
Se escuchó una risa dulce y amigable. Bueno pero tú pagas el café. Siguió riendo un poco más Leslie y continúo diciendo. No es cierto, es broma no lo tomes a mal.
Jamillette expreso una risa y continuo diciendo. Me parece justo y perfecto, entonces te veo en unos momentos más Leslie.
Mientras Jamillette hablaba se escuchaba una voz lejana pero áspera por el teléfono celular.
Tengo que colgar Jamillette, aquí Don neuras mi jefe ya se puso especial, pero te veo en un ratito.
Está bien Leslie, hasta al ratito.
Jamillette colgó y miraba a unos chicos que bailaban breakdance como pasatiempo y para ganarse unas monedas. Se puso de pie y empezó a caminar, los hombres que pasaban a su alrededor miraban sus coquetos ojos, unos que otros pasando volteaban para seguir contemplándola. Jamillette llego al lugar donde acordó con Leslie y espero unos minutos.
¿Esperabas a alguien? Escucho Jamillette y al voltear se trataba de Leslie. Prosiguió diciendo. Ven vámonos de aquí, acompáñame a mi auto.
Jamillette siguió a Leslie y se subieron al auto, el aroma del interior sin duda era agradable, característico de una mujer sensual. Empezó a conducir Leslie, mientras escuchaban un poco de rock alternativo.
Doña Ely, mi casera me llamo justamente cuando salía del trabajo, estaba un poco molesta porque debía pagarle esta mañana, no lo hice porque cuando la fui a buscar no se encontraba, o lo más seguro que se encontraba durmiendo, ¿Podrías acompañarme a mi departamento Jamillette? Nada más le pagaría y nos regresamos por el café y te explico cómo está el detalle en el D.F.
Por mí no hay problema, no es ninguna molestia.
Qué alivio, sin duda hoy pareciera que amanecieron de mal humor. Una leve sonrisa el rostro de Leslie mientras miraba a Jamillette.
Jamillette se sentía cómoda, de repente volteaba a ver las manos de Leslie, su piel era radiante y podía imaginar lo suave que ésta era, su pensamiento se tornó un poco bochornoso mientras se escuchaba la canción Cant Hold Us.
Llegamos Jamillette, ven acompáñame, no tardaremos nada.
Se dirigieron hacia un edificio elegante, subieron un par de pisos y entraron al departamento de Leslie.
Ponte cómoda Jamillette, antes de ir a buscar a doña Ely, ¿Gustas algo de beber?
Te acepto un vaso de agua, llevo horas que estoy sedienta.
Me imagino, tu día debió ser un poco agitado, bien espérame tantito.
Leslie se soltó el cabello, lo sacudió ligeramente y lanzo un suspiro suave de cansancio, miro a los ojos a Jamillette y sonrió. Se dirigió hacia un pasillo y entro a la pequeña cocina, saco una jarra fresca de agua del refrigerador y unos vasos de vidrio, la puso sobre una pequeña mesa que estaba frente a un par de muebles de piel color negro.
Tienes un departamento lindo Leslie, muy acogedor, calientito pero a la ves fresco. Comento Jamillette mientras bebía un poco de agua
¿Te parece? Llevo ya casi dos años viviendo aquí, me gusto desde que lo vi, digamos que fue amor a primera vista, tengo lo necesario para vivir cómoda. Leslie desabrocho dos botones de su blusa y empezó a soplar con su mano, señal de que sentía un poco de calor. Dos hermosas se formaron, atrapadas por un sostén blanco, se apreciaba una delicada piel, el sostén le quedaba un poco ajustado, que hacían que sobresalieran y pidieran a gritos ser liberadas de golpe.
Jamillette que estaba sentada frente a ella, no perdió la oportunidad y miraba los ojos de Leslie, y la suave piel de las tetas que invitaban a ser acariciadas por un tacto ligero y ser frotadas por la suavidad de una lengua. Una gota de agua se deslizaba sobre el cuello de Leslie y se perdía en medio de sus tetas. Jamillette se puso de pie, desabrocho su gabardina y la acomodo al lado del mueble. Jamillette llevaba una blusa cuello de tortuga del mismo color de su pantalón.
El negro te queda muy bien. Respondió Leslie. De hecho es mi color favorito, se me hace muy elegante. ¿Te gustan los tatuajes?
Por supuesto, he querido hacerme uno, cerca de mi ombliguito, pero aun no me decido.
Yo tengo uno, me lo hice cuando tenía 16 años, a escondidas de mis padres claro, si no me matarían en ese instante. ¿Te gustaría verlo?
Leslie no espero una respuesta de Jamillette, se puso de pie, bajo la mirada hacía su cintura y comenzó a sacarse la blusa que se encontraba bien fajada debajo de su minifalda, empezó a desabrocharse el primer botón de abajo hacia arriba, un piercing se dejó ver sobre su pequeño ombligo, continuo hasta desabrocharse por completo, abrió su blusa, la deslizo por sus delicados hombros para quitarla, mostrando su cuerpo bien definido, mostrando un cuerpo bien cuidado y trabajado, la mirada de Leslie seguía hacia abajo, la distancia entre ella y Jamillette era relativamente corta, un aroma inundado de suaves feromonas fue percibido por Jamillette, similar al aroma de los pétalos más tiernos y seleccionados de rosas, Leslie acomodo su mano detrás de su cuello haciendo a un lado su cabellera rubia muy coqueta y dio media vuelta, una espalda muy bien cuidada y suave podía apreciarse, a la altura de unos hoyuelos en la espalda baja se encontraba una pequeño tatuaje en forma de hada con una flor en su cabello, sus alas eran delgadas y firmes, sus ojos lindos y grandes semejantes a las caricaturas de anime, se encontraba hincada como una modelo posando para una fotografía. Jamillette supo apreciar la belleza innata de aquel tatuaje, sin embargo eso quedaba a segundo término con el físico de Leslie.
Los ojos de Jamillette mostraban sorpresa, encanto, fascinación por lo que veían, Leslie los observo, y fue cautivada por aquella mirada, que envolvería a cualquier hombre del mundo. Leslie comenzó a jugar con su cabello, enredándoselo en el dedo de su mano derecha como una niña pequeña cuando quiere pedirles algún regalo a sus papás, viendo la diminuta agitación que mostraba su linda invitada. La mirada de Jamillette se mostraba seria y de su boca no salía palabra alguna.
Pero de ser una niña seria y callada por la situación, Jamillete se acercó al cuerpo de Leslie, despacio empezó a besarle los labios, Leslie la separo de inmediato, miró fijamente los ojos de su compañera, no dijo nada, y en seguida fue empujada por las manos de Jamillette hacia el mueble, empezó a juguetear con su lengua el pequeño ombligo de Leslie, despacio se apartaba tantito de ella para hacer a un lado el cabello que lograba estorbar, Leslie se puso de pie, con una ligera sonrisa se desabrocho, bajo su minifalda y de nuevo se recargo cobre aquel mueble acolchonado y ligero, colocando su cadera al filo de la orilla para darle plena libertad a Jamillette.
La lengua de Jamillette comenzaba a recorrer con su lengua la vagina de Leslie aun por encima de la diminuta tanga de encaje color azul, no parecía que le estorbara, si no lo contrario, se divertía moviendo de un lado a otro por todo el encaje, la cadera de Leslie empezó a moverse dulcemente como pidiendo a gritos no separarse de la suave lengua de Jamillette. Leslie hizo a un lado su tanga con la ayuda de sus dedos, sus uñas de color azul rey hacían juego con el color de la misma tanga, Jamillette se puso de pie, para alzar lentamente su blusa, dejando a la vista un par de deliciosas tetas atrapadas por un brassier negro liso. Leslie pasaba su dedo por su boca humedeciéndolo con su tibia saliva y lo llevaba hacia su vagina delineada por un suave y delgado camino de vello. Fácilmente ese dedo húmedo desaparecía en el interior de Leslie, apoyo una de sus piernas sobre la mesa, con la cabeza inclinada hacia atrás metía y sacaba su dedo de su vagina coloradita por la excitación y placer. Jamillette se había quedado con su juego de lencería negro, un lindo sostén y un pequeño cachetero que mostraban unas nalgas firmes, duras y bien marcadas.
No te puedo dejar sola querida amiga, déjame ayudarte un poco ¿si?. Fueron las palabras emitidas por Jamillette mientras acercaba su boca a la vagina de Leslie. Jamillette miro un momento como entraba y salía aquel dedo brilloso por los suaves jugos de Leslie, lo detuvo y en seguida lo llevo a su boca para saborearlo, mientras se miraban fijamente a los ojos, Jamillette sonrió y escupió sobre la superficie vaginal de Leslie. Leslie al ver y sentir esto, emitió un gemido de sorpresa y a la vez de placer. Se mordió los labios y cerró los ojos, nuevamente inclino su cabeza hacia atrás mientras que con su mano sujetaba la cabeza de Jamillette para que en ningún momento su lengua y su vagina no se separaran. Las manos de Jamillette empezaron a frotar las tetas de Leslie, ella estaba completamente perdida y dejaría que su amiga hiciera con ella todo lo que se le pudiera ocurrir. Leslie volvió su cabeza para observar como su vagina era devorada por una lengua húmeda y cálida, al ver esto desabrocho su brassier, y lo aventó no importando el lugar donde éste cayera. Unos pezones rosaditos y erguidos, bien parados salieron a relucir, dignos de ser lamidos con delicadeza extrema. Los poros de la piel de Leslie se mostraban con claridad debido al placer que estaba siendo sometida. Comenzó a chuparse sus pezones, puesto que debido a su tamaño con facilidad podía llevárselos a la entrada de su boca y ser tallados con su propia lengua, su mirada se clavaba sobre sus pezones húmedos, y mordiendo sus labios oprimía con sus suaves dedos su pezón derecho que hacía buen equipo con un lunar que se encontraba cerca, Jamillette, mientras metía dos de sus delgados dedos dentro de esa cálida y húmeda concha, comenzaba a frotarse su propia vagina, sus dedos oprimían con fuerza y moviéndose en círculos, a pesar de que traía su lindo cachetero, podía apreciarse los dedos empapados y jugosos.
Leslie se puso de pie y ayudo a Jamillette a que hiciera lo mismo, claramente Leslie era más alta que la persona que le acaba de dar el más grande placer a su linda y exquisita vagina. Sus lenguas se entrelazaron, por unos instantes, Leslie desabrocho el brassier de su guapa amiga, un par de tetas salieron moviéndose por la brusquedad de la maniobra y de inmediato Leslie se inclinó para succionar sus pezones relativamente más pequeños que los de ella, el tono rojizo hacían juego con la piel acaramelada de Jamillette. Ésta observaba con detenimiento como sus pezones desaparecían en el interior de la boca de Leslie.
El delicado aroma de sus cuerpos lleno la habitación, que sin duda alguna podían excitar a cualquier persona, ya sea hombre o mujer.
Comete mis tetas Leslie, vamos. Ordenaba Jamillette con autoridad, mientras se escuchaban los grandes chupetones que ocasionaban. Cómemelas, cómemelas. Gritaba a pesar de que los chupetones de Leslie eran fuertes.
Te enseñare lo que es bueno. Continuo diciendo Jamillette mientras hacía a Leslie inclinar su cuerpo para que apoyara sus manos sobre la mesita.
El cuerpo de Leslie estaba de pie pero inclinada, de tal manera que resaltaran sus redondas nalgas. Jamillette se colocó por atrás y le quito la tanga, una vagina hinchada y rosada sobresalía, Jamillette la oprimió con sus dedos despacio, los ojos de Leslie permanecían cerrados y su boca emitía sonidos de agitación.
Eres una ... Jamillette, demuéstrame lo que es bueno. Contesto Leslie con una voz que retaba y a la ves exigia.
Jamillette empezó a dedear de manera magistral aquella vagina hinchada, se escuchaba como sus dedos chapoteaban sobre aquella cavidad donde podía sentirse que una verga tenía tiempo de no haberse hecho presente y penetrado. Un olor agridulce se desprendía por el interior de Leslie y un fluido más espeso que el anterior comenzaba a apreciarse lo cual invitaba a Jamillette a probarla y saborearla sin dejar de dedearla. Leslie se enderezó un poco, con el fin de tomarse de sus tetas y mover su cintura tratando de llevar el ritmo de los dedos de Jamillette.
Jamillette sabía lo que hacía y lo que le causaba al delicioso cuerpo de Leslie, así que agacho su cuerpo y coloco su boca en la vagina y tomo a Leslie de sus nalgas para apoyarse y comenzó a mamársela. Leslie no puso ninguna resistencia, es más, hasta abrió sus piernas para dejar que Jamillette hiciera lo que quisiera, con los ojos entreabiertos pudo observar el brassier negro que reposaba cerca de una de las patas del mueble.
Jamillette se puso de pie y dejo las piernas de Leslie semi temblorosas. Ella misma se quitó su cachetero húmedo, dejando descubierta una vulva depilada cuidadosamente, dejando una capa como de terciopelo. Se tumbó sobre el sillón y comenzó a masturbarse, dejo saliva en su concha y se masajeo de una manera sublime como si no hubiera mañana, con unos dedos de su mano se abría su concha y con los otros dedos de su mano se frotaba el clítoris, Leslie era como una espectadora en primera fila ante una obra que nadie merecía perderse. El ver esos dedos como se sumergían ante una concha apretadita incitó a quitarse sus zapatillas, para subirse sobre el mueble y poner su vagina en la boca de Jamillette, Leslie movía su cadera a su voluntad.
Jamillette rápidamente logro correrse, bañando y salpicando por doquier su deliciosa esencia, emitiendo un delicioso gemido. Leslie se detuvo, y decidió secar con su lengua los jugos que quedaron sobre la vagina de Jamillette, succionando sus labios vaginales, oprimiéndolos con su boca, el aroma que desprendía era indescriptible, y su sabor similar a bombones con leche, hacían degustar con placer a Leslie.
Se escuchó tocar discretamente la puerta del departamento de Leslie, ambas se miraron fijamente, con una mirada de confusión. Leslie se asomó atraves de la mirilla de la puerta.
Continuará.
Ver también
Gracias
Hola, muchas gracias, no entendi bien jaja, es la primera ves que publico un relato, te agradeceria mucho que me dijeras con quien comparto un estilo similar, ya que la persona con lamque quiza estes pensando no sea yo, ya que es mi primera narración que publico.
Muy bueno!
Muy bueno, felicidades!
Muy bueno!
Muy bueno, felicidades!
Gracias
muchas gracias, ya salio la segunda parte por si gustas leerla