El sobrino de mi marido
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
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La respuesta más útil
Quiero cogerte
hola lei tu historia quisiera probar ese culo que tienes
Wowww
Una linda experiencia sin duda, muchas quisieramos vivir algo asi, felicidades!
Verga grande
que delicia. a mi tambien me gustan las vergas bien grandes y gordas que me llenen todita!
Quiero cogerte
hola lei tu historia quisiera probar ese culo que tienes
Verga grande
que delicia. a mi tambien me gustan las vergas bien grandes y gordas que me llenen todita!
A
Ola hermosa
Ojalá fueras mi tía...
como desearía que uno de mis tíos tenga una esposa como tu y que hagas conmigo lo que hiciste con tu sobrino.
Darte rico
Pasame tu numero
Juan
De dnd eres
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
Hermosa historia, todas tenemos un sobrino que nos gusta pero pocas llegamos a hacer algo asi, te flicito porque te atreviste a llegar hasta el final
Muy buen relato‚ pero increible que haya gente que crea que es real ya que en primer lugar el sexo anal tan inesperado y sin ningun tipo de cuidado puede conllevar a enfermedades muy chungas de transmisión sexual y dices que al terminar se la mamaste ósea que buen herpes contrajo en toda la boca jajajaajaja
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
Hola yo quisiera ser tu sobrino por un rato creo que me encanta tu calentura
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
escribeme o ve mi facebook me mandas un mensajes privado buscame x correo alejandrosex_6969@hotmail.con 0 cero gay bye
Hola laurita estoy en California si alguna le gustaría pasar un buen rato puedo ser su sobrino o su tío
Hermosa historia, todas tenemos un sobrino que nos gusta pero pocas llegamos a hacer algo asi, te flicito porque te atreviste a llegar hasta el final
Hola Rosita te gustaría tener algo similar contéstame y lo planeamos
Riquisimo y excitante tu relato , mejor contando no pudo haber sido.. Cualquiera se excita y fantasía estando contigo... Una pregunta de más Una Mujer al salir a Bailar , hechar unos tragos , etc. Es fijo q llega con alborotada con ganas q le hagas el amor
Hola Romina contáctame vamagu7@gmail.com o la que quiera estoy en California
Hola muy buen relato sigues cogiendo cn tu sobrino????
Trate de escribirte por correo electronico pero me dice que es inexistente, me parece muy interesante tu historia ya que tambien me paso igual, me ha llamado la atencion poder comunicarme contigo para saber de varias experiencias
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
Hola me llamo Walter si quieres pasarla bien rico mandame wasap nos encontramos y te lleno el culito de leche bebe 😘 +5491126539864
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
hola he leido tu relato y me dejo exitadisimo, me encantaria contactar contigo, por favor contesta
Verga grande
que delicia. a mi tambien me gustan las vergas bien grandes y gordas que me llenen todita!
podemos conocernos si gustas
Me decidí a contar esto que me pasó hace un par de años pues ahora me siento tranquila con lo sucedido. Soy una mujer de 38 años, alta, trigueña, pelo largo ondulado, senos pequeños, cintura pequeña y buena cola. Casada hace 14 años. Una hija de 8. Mi marido es comerciante. Nuestra relación ha sido buena y nunca hasta la fecha que les cuento, había tenido yo ningún desliz. Resulta que un viernes salí a tomarme unas copas con mis amigas del colegio con quienes no me veía hacia unos años. Ese viernes mi marido había decido quedarse en casa pues había trabajado duro toda la semana y estaba agotado. Así que él se quedó en casa cuidando nuestra hija. Después de brindar por todos y por todo y de hablar varias horas volví a casa a eso de las 2am. Había tomado varios cocteles y venia bastante mariadita. Para no despertar a mi marido ni a mi hija, me quite los zapatos de tacón alto que llevaba y subí despacio al segundo piso mientras me desabotonaba la blusa. Esa noche me había puesto una blusa azul de seda y una falda corta que me quedaba muy bien y que se entallaba perfectamente resaltando mi linda cola. Debajo tenía una brasilera y encima unas medias pantalón y por supuesto el bra. Al abrir la puerta de mi cuarto y mientras bajaba la cremallera de mi falda, veo que mi marido está profundamente dormido acompañado de mi hija, que seguramente tuvo miedo de dormir solita y aprovechó que yo me demoraba para pasarse a nuestro cuarto. Para no despertarlos y no molestar me fui a la habitación de mi hija que está del otro lado del hall de la televisión. La puerta estaba entreabierta, entre y prendí una lamparita que da algo de luz pero que no es muy fuerte y que a veces le dejamos prendida a Katerine, nuestra hija. Al entrar note que había un muchacho durmiendo en la cama de Katerine y al verlo mejor supe que era Teo, el sobrino de mi marido. Estaba profundamente dormido y tenía encima una sábana que solo le cubría las piernas. Era una noche de verano y por lo general solo usábamos las sabanas para cubrirnos en la noche. Note debajo de su bóxer blanco una tremenda erección. Esa visión, sumada a los tragos que tenía encima me subieron la temperatura. Los tragos me impedían pensar con claridad y sin más quise probar esa magnífica verga que se insinuaba dentro de su bóxer. Me arrodille al lado de su cama, pase mi mano por encima del bóxer rozando su verga para ver si reaccionaba. No se movió; así que metí la mano lentamente, baje un poco su boxer y pude sacar su verga que quedó totalmente expuesta y levantada. Sin pensarlo, me la metí en la boca que ya estaba húmeda de solo ver semejante bocado. Mientras chupaba esa tremenda verga miraba de vez en cuando para ver si se Teo despertaba. Me daba miedo que gritara o hiciera algo que pudiera despertar a mi marido o a mi hija. Yo chupaba una y otra vez arrodillada en el suelo al borde de la cama cuando sentí su mano tocándome el culo. Lo miré. Tenía los ojos abiertos y una cara de placer indescriptible. Yo sonreí y seguí chupándole la verga y al momento se vino dentro de mi boca. Sentí como me llenaba la boca de su leche que salía por montones. Me la tomé toda pues no quería que quedara ningún rastro de lo que estaba pasando. Le limpie toda la verga con mi boca y él solo respiraba hondo sin decir ni hacer nada. Cuando acabe me levante y cerré la puerta con llave. Sabía que si mi marido se levantaba y encontraba la puerta cerrada no entraría, pues supondría que su sobrino dormía plácidamente. Lo que no sabía era que su mujercita estaba al otro lado de la puerta muy caliente, prendidita y probando la verga de su sobrino. Teo se había levantado y después de que cerré la puerta me cogió por la espalda. Ya tenía otra vez la verga parada. Me cogió fuerte y me doblo sobre la cama con el culo en frente de él. Me levantó la falda y bajo de un solo tirón las medias y la brasilera. Tenía la blusa abierta y mis tetas estaban duritas y por fuera del brasier. Mi culo y mi cuquita quedaron expuestas y a merced de lo que Teo quisiera hacerme. Puso su verga en mi cuquita y la metió de un solo golpe. Sentí como su vergota me calentaba por dentro y aunque quería tenerla adentro lo separé pues yo hacía tiempo no me cuidaba y no quería quedar embarazada del sobrino de mi marido. Así que con una mano hacia atrás le cogí la verga y la puse a la entrada de mi culito. Hacía años que no lo hacia así y aunque me gustaba no siempre lo disfrutaba. Teo entendió lo que quería y sin más empujó hasta que su verga comenzó a abrirme el culo. Sentí cómo me abría y se metía más y más adentro. Quise gritar pero me mordí un brazo pues sabía que si mi marido se despertaba tendría un problema muy serio. Esa verga me llenaba el culo y me hacía sentir como una perra. Cuando me la metió toda, lo detuve con la mano para que no se moviera. Quería sentirla adentro. Quería ser su ... Que me culiara toda. Después de unos segundos comenzó a moverse adentro y afuera dándome una culiada como hacía tiempo no me daba mi marido. Mientras me metía la verga me cogía del pelo, que lo tenía amarrado en una coletta. Jalándome del pelo mi cabeza quedaba hacia atrás y mi espalda se curvaba empujando mi culo contra su verga. Teo disfrutaba viendo como entraba en mi culito toda su verga. La metía y la sacaba golpeando sus bolas contra mis nalgas. Yo solo gemía aunque queria gritar. Me sentía como una ... sometida. Estaba al borde de un orgasmo muy intenso. De pronto sentí que Teo se quedó quieto con su verga bien adentro. Sintiendo que se venía, quise sacarla de mi culo, pero Teo me tiró más fuerte del pelo. Con la cabeza hacia atrás y sin poder moverme, sentí cómo su leche caliente me llenaba todo el culo. Esa sensación de sentir el culo lleno y caliente me hizo venir y, aunque quise reprimirlo, también arrancó de mi garganta un grito ahogado que quedó en el aire como prueba del intenso orgasmo que estaba teniendo. Teo y yo nos quedamos así un buen rato. Su verga seguía dentro de mi culo y yo me sentía como una perra que acaba de ser culiada y que aun es montada por su perro. Después de unos minutos de una sensación muy placentera, Teo saco su verga que ya estaba flácida. Yo me di vuelta y me la metí en la boca dejándosela limpiecita como si no hubiera pasado nada. Me paré y con una toalla de papel, limpie la leche que salía de mi culo. Me subí los cucos y las medias que estaban en los tobillos y ajusté nuevamente mi falda. Salí de su cuarto y sin hacer ruido entre a mi habitación. Me quite la ropa y me puse la pijama. Después de lavarme lo que pude, me acosté juiciosita al lado de mi hija, que por fortuna quedaba en la mitad entre mi marido y yo. A la mañana siguiente, me levanté como si nada y preparé un buen desayuno para todos. El sobrino de mi marido bajó, me saludó como si me acabara de ver y se comió todo lo que yo le había preparado. Durante el desayuno yo no pude evitar mirar de vez en cuando y con disimulo la enorme verga que tenia Teo y que me había partido el culo hacia unas pocas horas. Aunque seguía teniendo ganas de volver a probar esa verga dentro de mi, nunca mas pasó algo entre nosotros. Todo quedó en esa bonita experiencia que aun hoy al recordarla hace que mi cuquita se moje.
Si eres como el sobrino de mi marido, escríbeme. O si eres una chica de 18 a 22 años escríbeme también, pues quisiera presentarle una así a mi marido para que se desquite. erikas2012@hotmail.com.
Que historia tan caliente y muy sabrosa, las tias son muchas veces las fantasias de los sobrinos y si se saben cuidar se hacen cosas increibles, tengo sobrinos y me doy cuenta como me miran y como me tocan como sin querer, me ivierte mucho eso y en fiestas cuando hay que tomar no falta el el que me tocado todo pensando que estoy dormida y no siento, es algo muy morboso pero muy rico