¡daría todo por retroceder el tiempo y no cometer los mismos errores!
Quisiera darles mi testimonio, para que les sirva a ustedes, jóvenes, para que aprendan de mis errores y los aliente a seguir por el camino del verdadero amor y la verdad.
Me llamo Melissa. Tengo 35 años. Me casé muy joven, a los 19, y mi esposo tiene la misma edad que yo. Aunque pensábamos casarnos pronto, a los 6 meses de enamorados tuvimos que adelantar la boda por obvias razones. Es verdad que no nos conocíamos lo suficiente, pero estábamos muy enamorados e ilusionados por el bebé en camino y por la boda.
Sin imaginarnos toda la responsabilidad que tendríamos, seguimos con la decisión de casarnos por civil y religioso. Mi esposo siempre se portó muy bien conmigo, era responsable y amoroso, detallista, alegre, buen amigo, nada egoísta. Tengo que confesar que me casé enamorada, pero es el tiempo y su entrega lo que hicieron que lo llegara a amar profundamente. Hoy siento que en mi matrimonio él dio todo y yo era la que tenía un carácter complicado, era engreída, egoísta, celosa y renegona, y otros muchos defectos que nadie habría soportado.
Por otro lado en la intimidad no nos comprendimos muy bien. Yo no tenía muchos deseos con él, él era el que siempre me buscaba. Fui muy egoísta, pensaba y sentía más como mujer que como esposa y madre. Fue por ese egoísmo que le fui infiel a mi esposo y no una sola vez, sino varias veces y con diferentes hombres que se presentaron en el transcurso de los años. Durante mucho tiempo mantuve una doble vida, tan solo por satisfacer mis deseos sexuales.
Ha pasado ya bastante tiempo de esta vida de infidelidad. Siempre intentaba no hacerlo, no dejarme llevar tan sólo por la pasión. Le pedía mucho a Dios que me ayudara, que me hiciera fuerte y alejara de mí todo tipo de tentación, porque era consciente que estaba muy mal, que me estaba haciendo daño a mí misma, a mi esposo y a mis hijos. ¡A tanto llegó mi irresponsabilidad que aborté 2 veces! Esto es algo que me hace sentir la peor mujer del mundo, que me avergüenza, un peso que siempre llevaré en mi consciencia.
Ahora, después de casi 15 años de matrimonio y con 2 hijos, estoy cosechando los frutos amargos de mi egoísmo y falta de castidad. Mi esposo me ha confesado que ya no me ama, que todo ese sentimiento que tenía hacia mí ha ido disminuyendo poco a poco, hasta desaparecer completamente. Quiere irse de la casa y me ha dicho que no quiere ilusionarme, que por eso me trata con indiferencia, y también me ha gritado.
Yo, arrepentida y habiendo hecho un cambio en mi vida un cambio real, porque he encontrado en Dios el verdadero amor, porque Él me hace ver las cosas totalmente diferentes, me doy cuenta de que lo que realmente vale es el amor, los sentimientos y no el deseo ni las pasiones. Daría todo por retroceder el tiempo y no cometer los mismos errores, aunque sé que eso no es posible. Quiero enmendar mis errores y demostrarle a mi esposo e hijos que verdaderamente los amo y que son lo más valioso para mí.
Estoy a punto de perder por completo mi matrimonio y yo ahora, procurando ser una buena persona y habiendo hecho un cambio total en mi vida, lucho en silencio por él, orando mucho y dedicándome solo a mi familia.
Quiero decirles que muchas veces nos deslumbramos por algo o alguien, somos débiles y buscamos solo un placer de momento sin pensar en las consecuencias que tiene o tendrá en un futuro cercano o lejano, sin ponernos a analizar que nos hace daño y hace daño a las personas que nos aman. No es bueno dejarnos llevar por un deseo de momento. Lo que debe guiarnos en nuestras decisiones y opciones es ese sentimiento que es espiritual y que nos lleva a otro tipo de entrega, una entrega que implica sacrificio y renuncia de lo que de momento puede producirnos mucho placer pero que nos hace tanto daño a nosotros y a quienes más amamos. Esa es la entrega, una entrega espiritual, la que al final es la más valiosa, y la única que traerá frutos buenos.
Yo me di cuenta muy tarde, mi esposo siempre me ofreció ese amor desinteresado, puro, no un amor basado en el sexo. He aprendido esta lección tan importante, que comparto con ustedes para ahorrarles tanto dolor y sufrimiento, y ahorrárselo a sus futuros hijos: lo que realmente importa es el amor auténtico, que está hecho de entrega sincera, de fidelidad, de sacrificios y renuncias al propio egoísmo para darle al esposo o a la esposa lo mejor de uno mismo.
¡Queridos jóvenes, les ruego que aprendan de mis errores! ¡Luchen por conquistar el amor verdadero y para ello vivan la castidad desde ahora! ¡Sean conscientes de que la fidelidad se construye día a día, y se construye en lo secreto, donde nadie te ve! La verdad es que las decisiones que hoy tomes por diversión, o por pasarla bien, traerán consecuencias graves a tu vida y a la de tus seres queridos. ¡Piensa en tu futuro y en el futuro de tu familia y de tu futura familia y no te dejes llevar por el placer del momento! Piensa que el matrimonio hay que respetarlo y alimentarlo día a día, empezando hoy, incluso cuando quizá no has conocido a quien vaya a ser tu futuro esposo o esposa. Honrar desde ya a tu futura esposa, a tu futuro esposo, es lo mejor que puedes hacer.
Ahora he aprendido a orar y ruego a Dios que me dé una última oportunidad para salvar mi matrimonio, para que pueda reconciliarme y perdonarnos con mi esposo y juntos sacar adelante este hogar, inculcando a mis hijos el verdadero amor.
Por favor, eleva tú también una oración por mí, por mi esposo y por mi matrimonio
M., 35 años.
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Saludo.
Hola, veo que ha pasado casi dos años. Simplemente quiero dar mi opinión: Yo, no estoy casado, ni en éste momento tengo novia, tengo 23 años, también soy conocedor de la palabra de Dios desde pequeño, no me eh enamorado aún y anhelo hacerlo, y por ello estoy aprendiendo muchísimo de experiencias así y consejos de personas mayores, por mis anhelos y sueños que tengo en mi corazón, soy consciente de lo que en verdad quiero, etc, quiero convertirme en la mejor persona, el mejor hombre, amigo, confidente, novio, esposo, amante, etc, porque uno de mis sueños es un matrimonio ejemplar, fuerte, perfecto, se que no somos perfectos pero lucho siempre por serlo, y para ello constantemente me reviso a mi mismo y a las personas que quiero y que me rodean, pues así como no quiero que me hagan daño, tampoco quiero hacerle daño a otro u otra. Lo que más aprecio en la vida y el mundo es la sinceridad, decir la verdad a pesar de ser muy doloroso, requiere de un valor inmenso, algo que admiro profundamente. Pienso que la vida siempre pagará los errores, sin importar el tiempo, para que haya un verdadero arrepentimiento se necesita dolor, sufrimiento, lágrimas de sangre, por eso casi todos nuestros errores los pagamos con las personas que más amamos. En fin, en mi vida sentimental si eh tenido novias, y a pesar de no estar enamorado nunca les eh sido infiel, ni siquiera con el pensamiento, en el transcurso de mi vida eh conocido a muchísimas mujeres, aunque no soy mujeriego ni nada por el estilo, simplemente las eh conocido -de forma amistosa, de forma amorosa, de forma confidencial, etc- y eh aprendido muchas cosas de ellas, eh aprendido la sensibilidad de una mujer -que aunque pueda parecer una debilidad, en verdad es una fortaleza, porque un corazón sensible es como una mente sabia-, la paciencia -que no se le ve en el momento sino con el transcurrir del tiempo- y que por ende es unida a la sabiduría, eh aprendido de su sinceridad, eh aprendido a admirar su belleza sin desearla, eh aprendido el significado de su pureza y a la vez de su necesidad como amante, tantas cosas eh aprendido de ellas que ahora eh llegado a la conclusión de que una mujer es más fuerte que un hombre -principalmente porque un corazón sensible poco a poco hace fuerte a la persona- y por ello, a pesar de que un corazón de una mujer y de un hombre valen igual, el de ella vale de una manera muy distinta, más llamativa, igual de profundo a un hombre pero con más luz, con más ternura y dulzura, con más sensibilidad, parecido a un niño, pero con la sabiduría y el hecho de ser una mujer. Sé cómo enamorar a una mujer, a pesar de nunca haberlo hecho -las relaciones que eh tenido han sido ellas las que me lo han pedido, eso no quiere decir que jugué con ellas, no, siempre las eh respetado, y tampoco quiere decir que no las haya querido, porque siempre traté de, así como yo no me entregaba mucho, tampoco permitía que ellas me entregaran mucho, y siempre al final hemos terminado por decisión de ambos- porque aun sin querer lo eh hecho, pues algunas de ellas me lo han confesado, eh intentado enamorarme pero simplemente aún no eh podido, siempre eh terminado sintiendo por ellas cariño, como de amigo y de hermano a la vez, aunque se que si me voy a enamorar, porque se cuales son los planes de Dios para mi vida, bueno, no todos, pero si en el amor. La verdad se que aún me falta mucho para cumplir mis sueños y convertirme en un hombre, perfecto -se que existe la perfección, pues Dios es perfecto, y soy consciente que solo con él también puedo serlo, y por ello lucho cada día de mi vida a ser mejor que antes, y me cuido en todo sentido- porque sinceramente aún tengo errores, uno de ellos es la dureza de mi corazón, yo fui criado por mujeres y por ello crecí con un corazón sensible y noble, pero que con el tiempo inconscientemente fui creando una coraza, un escudo para mi corazón el cual está echo de frialdad y dureza, y me es muy difícil confiar verdaderamente el alguien, pues puedo confiarle mi vida y mi cuerpo a un amigo o amiga, pero no mi corazón, es muy difícil. Y la verdad, a pesar de lo que se, de la importancia de la familia, de los hijos -no por egoísmo, sino porque ya casi nada seria lo mismo- y con todo el respeto y el dolor en mi alma y corazón, como hombre y como persona, nunca perdonaría lo que hiciste, tal vez perdonaría solo una infidelidad -obviamente de pende de si verdaderamente está arrepentida- pero no lo tuyo, te perdonaría como mujer y como persona, pero nunca lo que hiciste. En verdad lamento decírtelo, porque se que te desanimaría. Pero hay errores que se han pagado con la muerte. Le haz clavado un clavo a tu esposo y a tus hijos, puede que al final logres sacarcelos, pero aunque los saques hay un agujero que queda ahí. Aunque se que con Dios todo es posible, y perdóname por esto que te voy a decir, pero aún así te deseo que su matrimonio se una de nuevo y la relación con tus hijos a pesar de no merecerlo. Se que todos merecemos una segunda oportunidad pero tu tuviste varias, porque cada vez que cometiste un error tuviste la oportunidad de no hacerlo a pesar de verlo y saberlo, varias veces. Y si tu esposo de verdad ya no te ama pues, la verdad no se que decirte. Lo único que te puedo decir ahora es, sigue y trata de cumplir lo que en verdad quieres en tu corazón.
Duda
Tu marido y/tus hijos supieron de tu infidelidad?