Arde mi piel, las sabanas empapadas de sudor aprisionan mi cuerpo desnudo en un sueño inquieto. Destellos de luz cruzan mi mente sin saber muy bien que es lo que me ocurre, más calor, poco a poco el deseo inunda mi mente y tiñe de rojo mis sueños.
Siento sus manos por todo mi cuerpo, acariciando expertas el terreno tantas veces explorado. No se si es un sueño, por si acaso no quiero despertarme. Escalofríos recorren mi cuerpo intentando atrapar sus caricias. Siento sus aliento sobre mi, un beso. Busco sus labios tras el fugaz encuentro, pero no los hallo.
Sus caricias descienden por mi cuello, mis pechos, trazando círculos alrededor de ellos, dibujado ochos imaginarios, cada vez mas chiquitos, hasta llegar a los pezones. Un leve roce y se acabó. Los siento turgentes y dispuesto a recibir caricias, pero solo hayan la nada.
Algo ocurre en mi sexo, siento un leve roce que no logro asociar a nada conocido, pero que me provoca. Aire, noto aire. Es cálido pero refresca los ardores de mi interior. Humedad, cálida y suave humedad que penetra en mi, buscando llegar más dentro de mi cuerpo, suaves caricias recorren mis muslos y los escalofríos quiebran mi sueño.
Abro lentamente los ojos y entre penumbras le descubro sobre mi, y su miembro, tan perfecto delante de mis ojos, tan cerquita de mi boca. No lo puedo evitar y me lo meto todito en la boca. Gime, no me esperaba despierta.
Pasada mi interrupción, vuelve al trabajo. Ya sin cuidado para no despertarme, derrocha imaginación buscando mi placer. Sus manos, su lengua sus labios recorren mi sexo. Su húmeda y jugosa lengua se pasea por mi clítoris, rodeándolo apenas para bajar por los labios, buscando la vagina donde juguetea, a la par que sus manos como arañas de deslizan por mis muslos, mis nalgas hasta localizar mi ano, donde empiezan a jugar. La otra mano encuentra el clítoris y lo estimula, sin dejarme conocer el origen del intenso placer que siento.
Espasmos recorren mi cuerpo, espasmos recorren el suyo, su miembro a crecido dentro de mi boca, se lo chupo, succiono, lamo y cuando alcanzo el climax, mis movimientos introducen su miembro dentro de mi garganta impidiéndome respirar y provocando su eyaculación. No puedo respirar, pero no me importa, he alcanzado la gloria y no quiero volver a la tierra.