Andrés y su Audi. Esta es una historia larga, de más de un año, la historia de una gran verdad, pero tambien de una gran mentira. Porque eso es lo que se descubre cuando uno de los dos esconde su situación personal, con tal de llegar a meterse en la cama con otra persona que no es su pareja.
El se llamaba Andrés y en Rivas Vaciamadrid trabajaba en una empresa de construccion. En diciembre de 2008 vino a mi casa para hacerme una obra, un trabajo no muy grande pero que ha dejado una inmensa marca en mi corazón. Despues de varias visitas, que Andrés hacía con cualquier excusa (ya que en realidad él no se encargaba de la albañileria), empecé a notar que yo le atraía. Él me caía bien, nos reíamos continuamente y de los asuntos de la obra pasábamos a otros temas con total naturalidad. Así es como me dijo que estaba separado, que vivía con sus padres y que como ya estaban muy mayores tampoco tenía interés en cambiar inmediatamente de piso. Yo, por mi parte le conté que soy viuda desde hace más de diez años, y que tengo una hija de 16. Pero en mi caso todo eso es verdad. Y en el suyo, como supe una vez que había caído yo en los líos de sus mentiras, no.
Un día Andrés me llamó para pedirme permiso para venir y confirmar las medidas de una ventana. Era sábado y yo no soy tonta, así me imaginé lo que podría buscar, lo que en principio no sabía cómo tomármelo, ya que mi vida amorosa (a excepción de mi matrimonio) fue siempre bastante tumultuosa. No voy a entrar en demasiados detalles pero lo cierto es que esa tarde finalmente terminó en lo que terminó, como quería él, y seguramente yo también, en besos un poco alocados, torpes, y en la cama, y aunque desde el punto de vista físico no fueron fuegos artificales, desde el emocional sí, que es lo que a mi en aquel momento más me importaba.
Como es normal, durante muchos meses seguimos viéndonos mil veces más, en mi casa, en un hotel, en habitaciones que él alquilaba por horas, e incluso en su Audi, como dos crios que buscan desesperadamente cualquier lugar para hacer el amor... Hasta hace unas semanas, una mañana en la que quedé para comer con una amiga que vive también en Rivas. Como hacía mucho tiempo que no nos veíamos y teníamos mucho de qué hablar le conté mi historia con Andrés. Pero el mundo, para lo bueno y para lo malo, es un pañuelo. Y qué pasó, pues que resulta que mi amiga conoce a Andrés, y también a su mujer, y me dijo que tienen un hijo que antes iba al colegio del suyo. Y lo peor de todo es que sabía con total seguridad, que no es verdad eso de que estén separados, ni que él viva con sus padres. Es decir, que todo lo que esos meses me había contado era mentira.
Me quedé de piedra y, de pronto, me dí cuenta que había sido víctima del más viejo, típico y ... engaño de la humanidad. Y me eché a llorar de rabia y decepción. Y muerta de vergüenza quise llamarle allí mismo, pero me contuve con tal de no involucrar a mi amiga. Sin embargo durante varios días seguidos, como os podéis imaginar, me faltaron lágrimas por echar.
A Andrés, logicamente, lo dejé. Esperé unos días y cuando me encontré con fuerzas le llamé y dije la verdad, que sabía que estaba casado, con un hijo, y que no era cierto que se quisiera separar. Él, aunque le costó, sólo admitió la primera parte, porque me insistió una y otra vez en que sí que estaba dispuesto a romper su matrimonio por mí. No sé cómo pudo ser, pero me convenció para vernos. Quedamos en su Audi, le grité e insulté durante más de una hora, le dije que era un sinvergüenza, un hipócrita, un cínico y muchas cosas más que ahora ni recuerdo. Él aguantó el chaparrón y no hacía más que repetirme lo de que estaba dispuesto a todo por venirse a vivir conmigo, incluso a dejar a su familia. Y ¿queréis saber cómo terminó aquella conversación? Pues en que le hice, como una ... lo que a él tanto le gustaba (imagínaros a lo que me refiero) con la mano y con la boca. Recuerdo que mientras lo hacía sentía una explosiva emoción de amor y odio a la vez por él.. Fue la última vez, y os juro que verdaderamente ahora siento asco, y estoy arrepentida, pero eso es lo que ocurrió, y por eso lo cuento...
Ahora no sé qué hacer, cada día que pasa siento que a veces me embriagan unas ganas enormes de venganza. Él me ha llamado un par de veces, como para intentar quedar como amigos, pero yo ya le he dejado claro que ni siquiera tengo interés en mantener esa relación entre nosotros. Estoy segura de que he hecho bien, y por mi parte no voy a dar un paso atrás. Deseo la felicidad para todo el mundo, pero siempre me han molestado los engaños y las manipulaciones de quienes con tal de tener sexo extra a mano son capaces de renegar de aquellos a quienes supuestamente más aman en este mundo, su mujer y su hijo, y de convertir este mundo en un mundo lleno de mentiras y manipulación.
Un beso.
Charo.
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