Os pongo en unos pocos antecedentes sociales.
Supongo que todos nos habremos topado a lo largo de la vida, (trabajo, amistades, vecindad, etc), con verdaderos indeseables.
Esas personas que disfrutan con los sufrimientos y penas de los demás, gente sin contemplaciones, sin educación o, con ella,
pero bajo una coraza de malos sentimientos. Me refiero a aquellos que hieren de palabra, pisan a otros sin miramiento, que no
tienen conciencia, que miran siempre hacia adentro, que son egoistas...que tienen el corazón negro, vamos. Esos que infringen
la norma básica de este mundo: el respeto por los demás.
No me refiero a criminales, violadores, terroristas y demás escoria de la sociedad, que merecen todo mi desprecio, sino a los
que conviven cada día entre nosotros, simulando ser gente normal. Esta charla está dedicada a los mordaces, a los de lengua
viperina, a los que dan vueltas y más vueltas a la cabeza para planificar una venganza, a los que no ayudan pudiendo, a los
que critican y calumnian sin piedad a escondidas sin necesidad de hacerlo, (voy a para que parece el anuncio de Coca-Cola).
Yo tengo ya 33 años y me he topado con una buena cantidad de ellos. A lo mejor puede que no me creáis, pero, yo me considero
una buena persona, con mis momentos de genio y mal humor, pero siempre intentando no hacer daño a nadie, aunque sé que, a
veces, lo he hecho sin querer. Pero siempre he intentado conocerme, aceptarme y mejorarme, hacer a mis seres queridos más
felices, a aprender a sonreir, a ser amable, a alegrarme de las cosas buenas que les ocurren a los de mi alrededor y un poco
más allá. He aprendido a pedir las cosas con amabilidad, de no culpar a los demás de mis males, a mirar hacia afuera e
intentar comprender a las personas. He aprendido a no usar la violencia física, a cuidar y respetar a las personas mayores,
que levantaban este país mientras estábamos en la cuna. He aprendido, y no ha sido un camino fácil, a no judgar antes de
conocer, a levantarme cuando las cosas me han ido mal, a llevar una empresa sin explotar a mis trabajadores, a disfrutar sin
molestar a nadie.
Y hay una pregunta que me hago constantemente.
¿Saben determinadas personas lo malos que son? ¿Pueden vivir con ello? ¿Son conscientes de que no les gustaría dar con
personas como ellos? ¿Qué opinión tienen de ellos mismos? ¿Merecen un sitio en nuestras vidas? ¿Merecen las hospitalidad,
amabilidad y la suerte de este mundo? ¿Merecen siquiera regalos por su cumpleaños o Navidades? ¿Deberíamos marcarles con una
cruz en la frente para alertar a los buenos de este planeta, como si fueran toros bravos? ¿Cómo sacan adelante una familia
sin inculcar a sus hijos la maldad que ellos poseen? ¿Puede una buena persona vivir una vida entera, frente a un corazón
negro?
Es una pregunta que intento aclarármela con la mayor objetividad posible. Esa gente busca como un deseperado su valor
interior, en alguna cualidad que les ha sido concedida: inteligencia, habilidad dialéctica o técnica que les permita ganarse
la vida, trabajador, etc.
Me gustaría saber vuestra opinión.
Muchas gracias.
smart.