Viví en un país de sudamerica (Argentina) y alli me crié. Fui a un bachiller mixto donde tuve amigos y amigas que no perdí con los años ni con la distancia. Entre ellos había un amigo que a mí me gustaba mucho y con el que hubo un enamoramiento pero sin ninguna relación. De todas formas esos dos o tres besos y abrazos de mi juventud no los ovidé nunca.
Pasaron los años. Yo me fui de la Argentina y me fui a europa (en donde vivo). Me casé, tuve una hija y digamos que tuve mucho suceso en mi trabajo.
Aunque tuve muchos problemas siempre los consideré muy comunes y los acepté como si fueran cosas normales.
Un día llegué, como sucede a todas las mujeres, a los 50 años.
Una edad crucial en la que se siente que se pierden muchas cosas (o por lo menos se tiene miedo de perderlas): Una hija que empieza a volar, un ciclo mestrual que desaparece y mil otras cosas que cambian.
Lo peor quizás fue que justo para mis 50 descubrí que tenía un tumor en la mama izquierda.
Fue un baldazo de agua fría. La vida, con la muerte delante, clara y muy presente, cambió. De repente todo se volvió oscuro.
Las emociones más increíbles poblaron mi alma y todo me parecía raro y diferente.
Era una sensación de vacío y de impotencia. Era como tirarse de un avión sin saber si uno realmente tiene un paraicaidas o no.
Me operé.
Por algunos meses anduve haciendo curas y viviendo pendiente de los médicos y de los hospitales.
Un período de mi vida de mucha reflexión. Recuerdos y recuerdos, cosas no hechas, cosas que hubiese deseado hacer pero que no hice........ y asi pasaron los días.
Mientra caía en ese precipicio sin saber si tenía una red o no, me di cuenta que hasta entonces había pensado más que nada a mi familia.
Creo que ya lo dije: mi marido no es una mala persona, pero es una persona que tuvo problemas psiquicos muy serios cuando nació nuestra hija. Se curó (y se sigue curando) pero esa realidad dió otra forma a nuestra pareja. Yo acepté lo que me estaba sucediendo como si fuera mi deber mantener una armonía en casa. Sin darme cuenta me había vuelto una enfermera y mi rol principal era el de salvaguardar la tranquilidad y la salud de mi familia: marido e hija.
Yo había dejado de ser linda, deseable, coqueta, enamorada y jóven: era una Madre de 50 años
En 30 años de ausencia de mi tierra volví solo una vez a BsAs como turista. Volví con mi marido extranjero y también yo como extranjera.
Pero después de haber tomado consciencia de que me podía haber muerto, de que la vida era mia y de que los afectos son fundamentales..... decidí volver de viaje a mi país. Me fuí sola por unos 20 dias. Volví a ver mi casa, mis amigos, mis parientes, mi madre (que la he visto todos los años porque ella viajaba para europa en verano) y todas esas cosas pequeñas pero inmensas de la historia de cada uno de nosotros.
Volví. Fue un sueño. Fué mágico. Me volví jóven. Como por encanto desaparecieron todos los males, las enfermedades, la tristeza...
Volví a ver mis amigos, a sentirme en casa, a divertirme a desear la vida. Volví a todo eso.
En una reunión con mis viejos compañeros de bachiller volví a encontrar ese amigo que 30 años antes había abrazado y besado. El tiempo parecía haberse congelado: estábamos adultos pero habíamos crecido en el mismo sentido. Nuestras vidas habían tenido problemas similares. Salimos a cenar juntos y nos volvimos a enamorar. El está divorciado. Sólo dos dias juntos pero fueron dos días hermosos, inolvidables.
Volví con el cuerpo a Europa pero dejé el alma en mi país. Despues de 4 meses volví a tomar un avión y estuve con él un mes. Fue uno de los meses más lindos de mi vida.
Volví a Europa: mi hija, mi trabajo y ese matrimonio que aún existía no me permitía quedarme.
Mi marido lo descubrió pero quizo que volvieramos a intentar el matrimonio y yo no tuve el coraje de separarme. Volví a sacrificarse.
Con él sigo en contacto. Mil veces tratamos de romper los lazos... pero hay algo que siempre nos vuelve a unir... y volvemos a escribirnos a hablar por teléfono...
Yo sueño con que el día en que mi hija vaya a otra ciudad (en octubre se anota en la universidad en otra ciudad) entonces decidiré separarme.
No es facil. A mi marido lo aprecio, pero no hay pasión y hay mil heridas aún presentes. Las heridas de la vida existen en cualquier relación .
Es justo renunciar?
Hay que ser maduros y sensatos en estas cosas?
Yo se que no podría dejar mi hija en Europa e irme a Bs As. No podría tampoco dejar mi trabajo. Es algo que adoro y que me da de comer.
Podría sólo viajar unas dos veces por año y quedarme en total unos 4 meses... podría venir él a Europa una vez por año y quedarse otro mes....
No sé porqué escribo.... seguramente lo hago para contarlo a alguien y probablemente para escuchar una opinión.
Sé también que la respuesta la tenemos nosotros mismos....
Pido disculpas si mi español no es perfecto... pero después de tantos años....
Gracias por haberme leído y gracias por tu opinión.
La vida es sueño.