Muchas veces la rutina y la cotidianeidad de la vida pasan la cuenta, en todo tipo de relaciones, mucho más en la sexual. Por eso con mi esposa, de ya muchos años, buscamos siempre alternativas para que la pasión siga fluyendo. Ropa sexy, juegos, salidas a sitios públicos, o alejados de la ciudad, la playa, el desierto, siempre con el riesgo de ser descubiertos, a veces sólo vamos a la costa, a los sitios donde muchos van en sus automóviles a tener un momento de privacidad, a ella le encanta mirar como otros gozan, es su rasgo voyerista.
Bueno, en el último tiempo vemos películas porno mientras hacemos el amor, me encanta como se pone húmeda, muy húmeda viendo como un tipo atraviesa a una tipa en las películas. También contamos con un par de juguetes eróticos, un consolador y un vibrador, este último le ha sacado varios orgasmos. Bueno, la historia que les voy a contar dice relación con estos últimos.
Era la mañana del día de las madres, es decir el domingo recién pasado, una mañana algo fresca aunque luminosa, los niños dormían. Me levanto al baño a desocupar la vejiga y refrescarme un poco, ya durante la noche habíamos jugado algo, así que le digo que se prepare, al volver a la habitación escucho el ya conocidísimo sonido del vibrador encendido, ahí estaba ella ojos cerrados, labios entreabiertos, piernas bien abiertas, acariciando su clítoris y toda su vagina con su vibrador, 20 cm de largo y 4 cm de diámetro, al verla me sonrío, ella al escucharme abre los ojos y me mira con cara de cómplice, invitándome a la cama con su mirada, sin dudarlo obedezco y la acompaño, la desvisto mientras ella sigue jugando con aquel intruso de corazón mecánico y cuerpo de látex, mis manos recorren su cuerpo, su abdomen, sus senos, sus piernas partiendo desde las caderas hasta sus pies, al regresar mis dedos recorren sus labios vaginales, suavemente casi como sin intención, eso la estremece, a la vez que me permite comprobar lo húmeda que se encuentra.
Acaricio la mano con la que esta sosteniendo el vibrador, lo suelta, me deja que siga yo, le encanta que la masturbe con él, aumenta nuestro morbo. Se lo devuelvo, y comienzo a besar sus hombros, su cara hasta ponerla de lado, ella no abandona a su mecánico amante, vuelvo a besar sus hombros, bajando por su espalda hasta sus glúteos, los beso, los muerdo, los acaricio, los vuelvo a morder, le paso mi lengua, todo esto provoca que ella de rienda suelta al juego amatorio con el vibrador, lo introduce y saca de su vagina, me acomodo a su lado y desplazo mi pene hacia su vagina, introduzco la cabecita, ella gime y suspira, quiere más, se lo meto completo mientras ella acaricia su clítoris con aquel aparato, sintiéndola ya entregada busco bajo la almohada nuestro segundo juguete, del mismo largo aunque algo mas delgado que el vibrador, este es un consolador de silicona, con un cordón del mismo material que va desde su inicio hasta el final, lo que asegura mucha estimulación, mientras ella estimulaba su clítoris, yo penetraba su vagina comienzo a introducir este nuevo invitado, invadiendo el mismo espacio que ocupaba mi pene, al sentirlo de su boca salió un grito de placer, tenía en su vagina dos penes, la llenaban completamente, la estimulaban, se movía y retorcía de placer, sus gemidos eran fuertes y notorios, quería eso, eso y más.
Luego de un rato de estar así, saque mi pene y seguí masturbándola, aproveché de besarla, y observar como recibía placer, le hablaba al oído de que desearía tener dos penes para hacerla gozar todo lo que quiere, pero al no contar con ellos, que si lo desea, y cuando lo desee podemos buscar a alguien para que juegue con nosotros, ella sonríe no dice nada, pero el sólo escuchar lo que digo la excita, la hace imaginar.
Le pido que se acomode de boca a la cama, quiero besar su espalda, su culito, sabroso, apretadito, ella me complace, mi lengua recorre su espalda, la que beso y mordisqueo suavemente hasta llegar a su culito, pequeños mordiscos y besos la excitan, abro un pocos esos redondos pedazos de carne para poder besar su ano, que placer, que delicia de hoyito, se lo beso, le introduzco mi lengua, ella se retuerce de gusto, siento que golpea mi barbilla con el vibrador, él que no la ha abandonado en todo este espacio de tiempo, sigo besando y humedeciendo su hoyito.
Se incorpora y me pide que le vuelva a introducir mi pene en su vagina, vuelvo a obedecer, me acomodo a su espalda y vuelvo a penetrarla, mi pene en su conchita y aquel juguete en su clítoris, nuevamente introduzco el consolador, siguen los gemidos y suspiros, me pide que se lo saque, lo hago, y al momento siento que comienza a introducir el vibrador, esto es mas dificultoso, ya que es mas grueso y rígido, logra hacerlo, sólo hasta la mitad, me pide que se lo haga fuerte, así estamos un rato, ambos gozando con la vibración, saque mi pene para que ella disfrutara mejor con su amante, lo que aprovechó para introducirlo íntegramente en sus húmedas carnes, es un verdadero espectáculo, mis manos no esperaron un segundo he inmediatamente se apoderaron de su cuerpo, sus senos, sus nalgas, toda entera, ella se retorcía, gemía, chillaba, era todo sensaciones. Me coloque al otro lado de su cuerpo y la coloque de lado, baje a la altura de sus caderas y volví a comerme su culito, esta vez mezclado con los exquisitos sabores de su humedad vaginal, la abracé y acomodé mi pene en su ano, lo rechazó, volví a su culito, mi lengua se introdujo repetidamente en él, intenté nuevamente con mi pene, ya no lo retiró, sino que se acomodó, comenzó a jugar con él, lo hacia pasar por toda su rajita, lo humedecía con sus fluidos vaginales hasta que introdujo la cabeza de mi pene en su ano, luego más, más, hasta tenerlo todo dentro, sacó el vibrador de su vagina y lo llevó a su clítoris, me pasó el consolador de goma para que yo siguiera, entendí inmediatamente lo que deseaba y se lo introduje en su vagina, ella estaba en el cielo, tenia un pene de hombre, duro y caliente en su ano, un amante de goma en su vagina, mientras el más gozado de todos acariciaba su clítoris.
Le pregunté si le gustaba, respondió que si, que le encantaba, que era muy rico sentir así. Luego guardó silencio, solo para gemir y de vez en cuando pedirme mas, que le diera mas fuerte, duro, hasta el fondo, quería que le partiera el culito mientras gozaba con otro miembro por su vagina, el último orgasmo le quitó todas sus fuerzas y fue la señal para mí, unas embestidas más y mi semen llenó su ano, mi pene siguió allí hasta que bajó su tamaño y sólo salió. Abrazados volvimos a descansar, un beso y un ¡estuvo muy rico!, salido de sus labios me indicaron que había quedado satisfecha.
Luego de descansar, me levanté, me duché, desayunamos y comencé a preparar el almuerzo para celebrar su día.
lelito1169@hotmail.com
sigue asi exitante...
