En respuesta a meina_9145517
Hola, tengo 10 años trabajando en una empresa y de los cuales llevo como 5 años siendo la amante de mi jefe, todos sospechan, yo lo niego, su esposa se entero, nos entendemos bien. ella sabe y yo se donde estoy parada, tampoco quiero una vida con el. solo sexo, pasión, pasarla rico, sin compromisos, cero reclamos... Si yo fui capaz de entender su situación y soportar a su esposa en el trabajo, que ella me soporte a mi... y cada quien en lo suyo. El caso es q cada vez q queremos tener sexo lo tenemos rico, luego el día a día en el trabajo como si nada.
No voy a negar que es algo peligroso. Mezclar relaciones amorosas con trabajo es peligroso, es comprar boletos para que si una cosa sale mal salga mal también la otra y puedas acabar perdiéndolo todo.
No obstante, el caso no es nada raro. No sé si será por la erótica del poder o por qué, a lo que se suma todas las horas de convivencia que tienes en el trabajo, pero no es para nada infrecuente acabar teniendo un lío con el jefe. Cada caso es un mundo porque las circunstancias de cada historia y cada persona son distintas.
Mi caso admito que no es un ejemplo en modo alguno. Pero los remordimientos y los malos ratos tras la primera vez, se fueron difuminando y al final acabé gozando mucho. Las relaciones con mi jefe eran más satisfactorias con mi marido, tanto que me aventuré a hacer cosas con él que nunca le había permitido a mi pareja. Sin embargo, hubo unos muy malos momentos con gran tensión por parte de los dos cuando me quedé embarazada.
Al final todo va por su cauce, mi marido cree que mi hija pequeña es suya y está feliz. Desde que ha pasado el tiempo y ha visto que no va a haber repercusiones ni reclamaciones de paternidad, mi jefe se ha relajado e incluso encuentra positiva la situación. Hemos vuelto a tener sexo regularmente, y mi situación laboral, económica y de disfrute sexual ha mejorado mucho. Los perdedores de la situación son la mujer de mi jefe, por quien no siento ninguna lástima dado que como persona no me merece ningún respeto, y mi marido que está criando una niña que no es suya. Pero quitarle la felicidad que tiene con la niña sería una crueldad enorme para él. Y la situación es tremendamente cómoda y ventajosa para mí, pero cambiarla haciendo que la gente se entere no traería nada más que dolor, a los que somos culpables y a los inocentes. De modo que mejor que las cosas sigan su curso como están.