Seguramente si la has perdonado, pero no lo has olvidado
Pienso que perdonar es mucho mas fácil que olvidar, porque los recuerdos de un engaño, de una traición no solamente quedan en tu mente, sino que también quedan en tu corazón y de allí es muy difícil que los puedas sacar.
Tampoco creo que sea cosa de machismo, pues igual si un hombre engaña, es lo mismo la relación no puede volver a ser igual, por mucho que se intente, por mucho que se desee, porque algo se ha roto en ella, y es la confianza y el respeto, y tanto el hombre como la mujer sufren por una infidelidad.
Y cuando faltan esas bases esenciales para cualquier relación, la relación queda dañada y ya nada ni nadie puede hacer que siga igual. Pienso que es comparable a cuando tienes una herida, con un tratamiento, con consultas médicas logras sanarla, pero la cicatríz quedará allí por siempre. O cuando te equivocas y para corregir un escrito le pones un poco de corrector, a simple vista no se nota, pero si la miras con detenimiento, ves que abajo de ese corrector , está el error, la falta, y si quieres que de verdad desaparezca, tienes que tirar o romper la hoja, y hacer una nueva.
Lo mismo pasa con las infidelidades, si quieres desaparecerla, por mas corrector que le pongas, siempre estará allí, y si deseas dejar de sufrir por ella, lo que tienes que hacer es deshacerte de ella y hacer una nueva.
El empeñarte en querer seguir allí, lo único que te causa es que seas infelíz tú y por supuesto tu esposa también, porque ninguno de los dos se siente bien, y a la menor oportunidad seguramente salen los reproches y los reclamos de lo que sucedió y eso es condenarse a vivir en un infierno de dudas y desconfianzas
Por los hijos tampoco es bueno, ni aconsejable que se siga en una relación que ya está dañada, porque seguro que ellos se dan cuenta que algo pasa, que ya nada es igual que antes, y eso definitivamente terminará por afectarles, porque se sentirán inseguros, confusos y con dudas.
Yo te aconsejaría que mejor analices bien la situación, y que te preguntes si vale la pena condenarse a vivir en una relación siendo infelíz, con dudas en tu corazón, con heridas que guardan sus cicatrices, y la verdad ninguno está bien y feliz allí.
A veces por temor a tomar decisiones simple y sencillamente se acepta esa sittuación con resignación, pero piensa en que ambos tienen derecho a ser felices, aunque para ello tengan que separarse, y buscar su propia felicidad por diferentes caminos. Ni tú, ni tus hijos merecen vivir en un hogar donde el amor se ha ido y le ha dado paso a la costumbre, o a la comodidad. Por supuesto la decisión es tuya, solo tú sabrás que es lo que mas te conviene hacer y qué es lo que deseas para tu vida, haz lo que te dicte tu cabeza y tu corazón.