Dice un antiguo adagio: "Todo el mundo es más o menos raro, excepto tú y yo y a veces dudo de ti"
El tiempo se encarga de probar que más que un adagio, la citada afirmación constituye un axioma aplicable, con más autoridad que nunca, cuando nos referimos a las costumbres, hábitos, opciones, u orientaciones sexuales del hombre moderno o como usted desee definirlo.
Se ve en nuestro medio, si una persona encuentra placer en realizar actos que no son aprobados por sus contemporáneos de ambos sexos, sus amigos y vecinos pueden condenarla al ostracismo. Debo reconocer que no es tan malo considerando que esta quedando poco a poco en el pasado que las autoridades multen, encarcelen, las recluyan en una institución mental o incluso que tengan que pagar por su crimen (LESBIANA) con la vida. ¡HORRORRRR!! diría el Padre Maritin
Ante un caso de homosexualidad o lesbianismo lo normal es rechazarlo o ignorarlo. La persona que hace constante alarde de su odio contra los "raros" puede estar peligrosamente cerca de serlo. Sus manifestaciones de odio son, a veces, una manera de negar su culpa.
No esta claro quien hace las leyes sociales que determinan qué cosas son normales y cuáles no, pero no cabe duda que quien las impone, sobre quienes descansa la responsabilidad son casi siempre personas viejas o cucufatos, individuos que están más allá de su virilidad y su razonamiento ... es que, sí ellos pudieron controlarse los demás pueden hacerlo. Indudablemente también, estas personalidades tienen sentimiento de culpa debido a las cosas que hicieron en el pasado y están decididos a castigar a cualesquiera que sean culpables de las mismas actividades comprobado hace poco cuando no aprobaron el matrimonio Gay en nuestro país.
Pocas veces tengo miedo cuando lo siento es cuando se trata de la gran ignorancia de la gente con respecto a las Lesbianas y Homosexuales