Hace poco cumplí 29 años, la verdad me siento triste, quizás no puedo decir que deprimida porque sería un insulto a las personas que de verdad sufren de depresión. No, yo en cambio sí me despierto cada dí y voy a mi trabajo y no he dejado de comer, etc. Pero el asunto es que de verdad me siento muy triste, con ganas de llorar a cada rato...
Mi edad me hace ver que aún no he llenado un gran vacío y es el de la familia propia, es decir tengo hermanos, padres y sobrinos, pero aunque hoy en día suene anticuado yo deseo tener un esposo e hijos. Soy una mujer profesional, me gusta mi trabajo y gano bien, pero eso no ha hecho que yo sienta que me he realizado. Sé que no es una apuesta ganar/ganar, he sido testigo de personas que se divorcian, etc, casarse no es un contrato de por vida con la felicidad, pero aún así siento que eso, encontrar una pareja y formar una familia, es lo que me hace falta para ser feliz, tengo ese vacío.
Aún me queda tiempo... hay gente que se casa a los 50... es lo que me dicen quienes conocen mi sentimientos... pero yo no quiero eso, yo quiero vivir mi juventud al lado de una pareja... caso contrario sé que voy a ser infeliz hasta que ese hombre llegue a los 50... y si no llega?
Hay que amarse a uno mismo antes y ser feliz por sí mismo para poder amar a alguien más, sé que todas esas frases de Walter Risso son verdaderas y eso el consejo que cualquiera daría, pero no es consuelo. Es lo que yo pensaba de hecho hace solo un par de años, pero ahora que llego casi a los 30... sencillamente ya solo suena a frases bonitas.
A veces pienso que soy infeliz por luchar contra algo (el no tener pareja) que quizás es en realidad el propósito de vida que Dios tiene para mi. Será que Dios quiere que mi labor en la vida sea quedarme a cuidar a mis padres??? (soy la menor, mis hermanos ya están casados). Lo haría con amor pero me resisto a pensar que se me cierren las puertas a formar una familia propia. No soy mala persona, no siento que lo merezca... Me siento muy triste al saber que esa posibilidad realmente existe.
Doy gracias a Dios por el resto de mis bendiciones, pero no puedo evitar sentir ese vacío y debido a eso me siento culpable.