Quiero terminar con mi novio
el esta muy enamorado y no quiero hacerle daño, pero yo ya no lo amo, y no se como terminar con el, no quiero romperle el corazon.... denme consejos por favor
gracias
Ver también
No dudes mas
Creo que aparte de hacerle daño a el te lo estas haciendo tu tambien, si no le quieres no dudes en dejarlo por el bien de los dos.
Un besote.
Habla con el cuanto antes!!
Piensa que cuanto mas tiempo tardes en hablar con el peor va a ser y mas daño os hara a los dos. Si estas segura de querer dejarlo no lo dudes mas. muxos besos
Si...
estás completamente decidida a dejarle y estás segura de que lo que sientes por él ya no es amor, ahora sólo te queda dar el paso más difícil: la forma de decírselo.
Será porque lo he sufrido en mis carnes y también lo he provocado en ajenas, evitaría fórmulas como: ya sólo te veo como un amigo, pero quedamos bien, como amigos y cosas así...
En ese momento si te dicen la cruda realidad (que es que ya sólo puede haber una amistad, duele el doble)
Decirte como..pues es muy difícil. Mucha gente utiliza la fórmula de decir que necesita un tiempo para pensar y que de momento es mejor dejarlo, claro que eso sería engañarle en cierta forma, porque tu intención cuando lo dejas no es volver a intentarlo en un futuro.
Yo los pasos que seguiría seguro son estos: introducirle que quieres hablar con él..(más que nada para que se prepare y no le pille tan desprevenido)
después le puedes decir, siempre desde tu punto de vista (sin imponerte ni nada por el estilo) que 'creo que cuando quedamos y nos vemos las cosas no son como al principio, algo dentro de mí me lo dice...y creo que mis sentimientos hacia ti han cambiado.
Buano, ahí queda la idea, espero haberte ayudado. Seguro que cuando llegue el momento encuentras la fórmula más adecuada para herirle lo menos posible. Ánimo, si lo haces estrás siendo fiel a ti misma y a él.
Un beso
V41
Yo fui el novio abandonado
Querida amiga. Mis palabras pueden ser las mismas que pueda sentir tu novio el día que se lo digas. Con el paso de los años he aprendido que las mujeres y los hombres nos enamoramos de distintas maneras, distintas intensidades y distintas velocidades.
Nosotros somos seres que en un corto espacio de tiempo nos enamoramos, a vosotras os cuesta un poco más. Necesitais estar seguras de vuestros sentimientos, a nosotros nos pasa muy poco esto.
Yo estuve perdidamente enamorado de una chica cuando tenía 19 años. Era preciosa...,agradable, alegre, simpática e inteligente. Tenía todo aquello que yo necesitaba para ser feliz y no fijarme en nadie más. Hice volar mi imaginación en el futuro, donde me veia a su lado creciendo en una armonía que tocaba el cielo todos los días.
Cuando le hice saber mis sentimientos, ella sorprendida, rechazó mi proposición de ir algo más allá en la amistad. Tenia un buen motivo, tenia novio. Mi cabeza dijo de ese día que no siguiera intentandolo mientras tuviera pareja, así lo hice.
Recorrieron el calendario de aquel 92 algunos meses. Tiempo que dedicaba a trabajar por las mañanas en la construcción y por las tardes en sacar adelante mis estudios de lo que era entonces 3 de FP. Una casualidad de las que se dan cada cierto tiempo me vino a traer la noticia esperada, ella había dejado de salir con su chico. Es algo bastante lógico a esas edades en las que se están buscando los límites a las cosas y a nosotros mismos. Mi atención seguía intacta, no quería estar con nadie que no fuera aquella estudiante de arquitectura de cabellos rubios y ámplia sonrisa que me regalaba tan solo dos besos de cortesía al verme.
Insistiendo, logré una cita de la que aún recuerdo el día, el 12 de Octubre. Aquella tarde que estuve con ella vestí mis mejores galas, afiné mis dotes oratorias y hasta le tomé prestada la americana a un traje de mi padre, todo para dar la sensación de mostrar mi seriedad. Se me fue la mano insistiendo, quedé como un brasas y ante mi petición de permiso para llamarla,ella muy seria, me recomendó no hacerlo.
Menudo mes el de Octubre. Sin casi hablarle a nadie y escondiéndome cada vez que la veia pues su falta me provocaba una sensación amarga dificil de controlar. Mis ilusiones malparadas, el ánimo por los suelos y sin recibir ni una sola palabra de aliento adecuado de ninguno de mis amigos.
Con todo y con eso recibí el mejor de los consejos que a un chico de mi edad se le puede dar en una situación así. Fue el día de todos los santos, el 1 de Noviembre en un confesionario, y si, me lo dió un cura.
El hombre tras la cortina que escuchó mi llanto desesperado me dió la clave en forma de frase a priori incomprensible.
- Aún la quieres
- Si
- Pues vuelvelo a intentar, pero ojo!, sin verla ni oirla ¿está claro?
Nada de teléfono, nada de intentar verla, pero conociendo a casi todo su circulo de amistades podría hacerle llegar de vez en cuando algún detalle, acompañado de un verso y una prohibición, la de llamarme por teléfono o intentar verme, no lo soportaría.
Dejé pasar los días necesarios para no parecer pesado entre detalle y detalle. Por fin, en diciembre sucedió el milagro, la princesa de mis sueños se saltó la norma y llamó a mi casa, ya cuando no la esperaba y apunto de arrojar la tohalla. Empezábamos a salir.
Fueron dos meses rozando el firmamento, dos meses en que mi rendimiento académico pasó de un aprobado raspado a un sobresaliente sin paliativos, dos meses con quien nunca después he podido repetir. Me sentía libre, fuerte, estupendo, agradecido ... la quería muchísimo.
Pero, se cruzó en su camino alguien en quien ella empezó a demostrar más atención que la que me dedicaba a mi. El principio pensé que eran imaginaciones mías, que la intensidad de mi sentimiento me había distorsionado la vista, que su paulatino cambio de humor era producto de su agobio universitario que de mi poca destreza en llevar la relación.
Durante una cena en un bar al que había invitado a nuestros amigos para celebrar su cumpleaños sucedió algo terrible.
No me encontraba bien y acudí al lavabo. Las paredes del servicio de los chicos se comunicaban con el de las chicas y compartían las salidas de aire. En otras palabras, se oía todo lo que pasaba al otro lado. En un momento entraron la que entonces era mi ser más querido y sus amigas.
¿pero cuando se lo vas a decir?-le preguntó una- Hazlo cuanto antes- comentó otra-. Ella explicó el verdadero motivo, se había enamorado de su compañero de clase, yo al fin y al cabo no era más que un obrero de la construcción y él un futuro arquitecto.
Tardé un poco en salir del servicio y cuando lo hice ella me recibió como si no pasara nada. No se lo conté a nadie, dejé pasar el tiempo y hasta llegué a pensar que eran imaginaciones mías. Una tarde quedamos y ella no sabía cómo decirmelo. Yo le facilité la faena y ella solo me dedicó esa frase tan manida de "lo dejamos por un tiempo". Dije que no, con el corazón roto y sangrando a borbotones no quise alargar más una agonía que me estaba dejando sin aire.
En los tres meses siguientes mis notas cayeron en picado, mis sueños de terminar la FP y ser técnico y conseguir un mejor empleo a punto de deshacerse, en mi trabajo abroncado por mi falta de atención en lo que hacía. Caí en una profunda depresión silenciosa, que es cuando te sientes muy mal y no quieres ver a nadie porque nadie tiene el remedio de tu mal.
Finalmente y viéndome que yo solo no era capaz de levantar cabeza, gasté mis ahorros en un Psicólogo. Acabé mis estudios y logré ese puesto de trabajo con el que tanto soñé, pero no estaba ella, estaba solo.
Hoy, a la hora de recordar aquello aún se me humedecen los ojos. El tiempo no cura, cicatriza y deja marca con una tinta indeleble que te recuerda la inocencia perdida.
Para terminar solo aconsejarte que te pongas en su lugar y que le hagas ver lo agradecida que estas por sus demostraciones de cariño hacia ti, por los días que juntos habéis pasado, por las experiencias vividas. Dile que no lo vas a olvidar, pero que el tiempo que ha pasado te ha dado una visión distinta de ti misma y de vuestra relación. Que hubo un instante en que notaste que algo fallaba y no podías por menos que hacerselo saber. Aunque no lo pienses, dile que él merece alguien que le quiera más que tú y que le dé el amor que tu no has sabido darle. Por último ábrele la puerta de tu amistad verdadera haciéndole ver que entiendes que durante un tiempo no te querrá ver.
Creo que toda esta parrafada está basada en lo mismo, en ser piadosos con la persona que daría la vida por ti.
Muchas gracias por tu atención.
Sergio Lorente