Os cuento: hay un chico que no para de insistirme para vernos (aún cuando le he dado largas, y en varias ocasiones, he cancelado la cita un par de días antes). No esconde que quiere sexo, es muy claro con ese tema, aunque también me dice que no quiere cerrarle la puerta a los sentimientos... y que si llegan, bienvenidos sean. Eso me frenaba, y es por lo que siempre he dudado en verle, porque yo no quería atarme.
Pero el chico está tanto pico y pala... que al final me ha picado el gusanillo y me voy a lanzar con sus mismas reglas: sólo sexo, pero no le voy a cerrar la puerta a lo que pueda llegar a sentir.
El viernes pasado hablamos para quedar y yo puse el lunes como fecha. El sábado me fue imposible charlar con él, y el domingo cuando hablamos, intentó adelantar la cita para ese mismo día, "no sea que el lunes me eche para atrás". A lo que me negué y me dijo entonces de mantener el lunes. Todo correcto.
El lunes teníamos que hablar para concretar sitio y hora, pero para mi sorpresa, no se conectó en todo el día. Un poco decepcionada, me sentí plantada y lo dejé pasar.
Hoy ha puesto en su wassap que se le han borrado todos los números, que contactemos con él para volver a crear su agenda.
Y aquí mi duda: tenemos un conocido (conocido mío, amigo suyo) en común. Ese conocido tiene mi número, o al menos hace unos meses, la última vez que hablé con él, lo tenía. Si tan interesado estuviese ese chico en mí... le habría pedido mi número, ¿no?
También me parece casualidad que justo el día que quedamos, por fin, pase esto...