Ya sé que San Valentín es una fiesta comercial. Y que para demostrarte que te quieren no es en absoluto necesario que te regalen nada. Hay otras cosas más importantes. Eso lo sé de sobra, es que ése es el problema. Que algo está cambiando y no son mis sentimientos. Últimamente le noto raro, distante, muy irritable. Ya no me dice tan a menudo que me quiere, ni está tanto tiempo cariñoso. Es más, sus muestras de cariño cada vez son más escasas. Ha sido un proceso lento, muy lento, pero ahora lo estoy empezando a notar. Hay veces que me dice que soy lo más importante de su vida, pero sinceramente pienso que de verdad era así al principio. Hace unos cuatro años.
Me voy a explicar porque si no, os dejo igual.
No creo que sea necesario regalarle algo a tu pareja el día de San Valentín "forzosamente". Pero a mi me sabe mal no tener un detallito con él en este día, es más, todos los años nos regalamos un detalle. Así que este año, además de mi consabida tarjeta con todos mis sentimientos en forma de palabras, le he regalado una bufanda, porque hace dos meses le robaron la suya en un entrenamiento. La que le robaron también se la había regalado yo, intentamos recuperarla pero ya era imposible. Como estaba apenado y pasando frío, pues se me ocurrió regalarle una parecida. No es un regalo muy romántico, pero al menos sí muy útil.
Le di ambas cosas esta mañana, me abrazó y me dio las gracias... Y me suelta que "no ha tenido tiempo" para comprarme nada. Vamos a ver, antes de que me digáis nada: NO es necesario que me regalara nada, pero... ¿ni escribirme que me quiere en un trozo de papel? Ni siquiera pedía una tarjeta de San Valentín. Sólo un par de palabras bonitas escritas en un papel común y corriente. Lo peor es que me arrastró a una tienda y me hizo elegir la tarjeta que más me gustaba. Que no elegí la que más me gustaba, sólo la que vi más graciosa para salir de allí cuanto antes. Y me ha dicho que me la escribirá cuando tenga tiempo.
Eso del tiempo me tiene majareta. Yo tampoco dispongo de mucho tiempo, es más, siempre ando justa y más ahora que tengo exámenes. Pero a él es mejor no decirle nada porque en seguida me suelta que yo tengo menos asignaturas que él. Pero yo tengo un examen mañana, 15, otro el miércoles, 16, y otro el miércoles, 23. Después de esos 3, otros 3 más en junio y acabo la maldita carrera. Y él... su próximo examen es el viernes, 18, y otro el jueves, 24. Nada, 7 más en junio y otra tantas para septiebre (si es que tiene el ombligo de aprobar 7 y 7) y se acabó también.
A ver... ¿quién tiene menos tiempo? Yo le escribí la tarjeta anoche, en 20 minutos antes de acostarme. ¿Qué tiempo es ése? Y lo de la bufanda, bueno, vuelvo a repetir que no es necesario un regalo, pero he preguntado siempre que salía en las tiendas que me cogían de paso, y al final el sábado la encontré.
En serio, me he sentido como si de todas las cosas que conforman su vida, yo fuera la última. Porque siempre tiene tiempo para ir a entrenar. Siempre tiene tiempo para ver los deportes en TV. Siempre tiene tiempo para leer los periódicos de deporte en la biblioteca. Siempre tiene tiempo para conectarse una hora a internet casi a diario. Entonces, ¿qué soy yo? ¿en qué me he convertido yo? ¿DÓNDE ESTÁ ESE CHICO DETALLISTA Y CARIÑOSO, QUE LO DABA TODO POR MI CUANDO EMPEZAMOS? Bueno, y hasta hace un año más o menos, ya digo que el proceso ha sido lento.
El año pasado le regalé una chaqueta preciosa por su cumpleaños. La vimos un día de casualidad y se prendó de ella, y yo con toda mi ilusión fui y se la compré. Y el día de su cumple se la di. Y... me hizo descambiarla porque me dijo que no la iba a usar, que tenía mucha ropa que le compraba su madre. Me repitió mil veces que se sentía fatal, pero seguro que no se sintió tan mal como yo, que me tragué todas mis lágrimas por orgullo. No derramé ni una. Pero sentía completamente toda mi ilusión por verle contento con mi sorpresa.
Hoy tampoco he llorado. Para qué en realidad. Pero sí me siento vacía por dentro. Y cansada, la verdad. Cansada de ser yo siempre igual y él ir a peor.
Es como si se hubiese acomodado en la relación, como si ya estuviese plenamente seguro de que me va a tener siempre (cosa en la que está muy equivocado, porque yo si sigue así no pienso quedarme parada). Como si al coger confianza ya le importara menos si me sienta mal o no.
No sé, chic@s, son muchas cosas. Vivo presionada porque su madre no me soporta, no soporta que yo que tengo 6 años menos que él voy a terminar la carrera antes, y más porque ella piensa que como mis padres son unos "analfabetos" (ninguno tiene estudios más que los primarios), yo debería ser también igual, que aspirar a una licenciatura con mi condición económica es tener complejo de superioridad. Siempre le dice a mi novio cosas de mi, y siempre está intentando controlarnos. A sus hijos por vicio de muchos años, porque tiene que saber todo de ellos en cada instante, y de mi porque al ser la novia de él, pues también se cree con derecho a estar enterada de mi vida. Y se mofa discretamente porque perdí un año de la carrera por enfermedad... Mucho, mucho que contar.
Sin decir la aversión de novio hacia mi familia al cien por cien. Aunque eso ya lo comenté en alguna ocasión.
Sé que me he pasado escribiendo, pero necesitaba plasmar en algún sitio, todos mis miedos, todos mis pensamientos, toda la confusión que he vivido hoy. Vamos, que tengo el cuerpo perfectísimo para ir a un examen mañana... Chic@s, me siento paralizada... He madurado mucho porque no me vengo abajo con facilidad, pero realmente esto me preocupa. Hablar con él, no sirve da nada, lo digo de antemano. Es dialogante, pero trata de mejorar los dos o tres primeros días. Al cabo del tiempo vuelve a lo mismo. Ya me ha pasado más de una vez.
No sabéis cómo me duele que el amor de mi vida esté cambiando así.
Sé que a lo mejor ni me léeis, y menos me contestareis, pero yo no me enfado, ya me ha pasado varias veces. Sólo necesitaba contaros esto.
Un beso fuerte
littlelight
un beso y espero haberte ayudado algo.
