Cuantas veces hicimos el amor?, muchas, muchísimas seguramente, entonces, como es que te deseo tanto? Cuando llega esta hora del día mi cuerpo empieza a llamarte, no entiende que aun falta para que llegues y comienza a encenderse, un hormigueo recorre mi vientre y tengo que luchar contra la tentación de calmarlo yo misma.
Vuelvo a mis actividades, ya falta menos, en un rato estarás acá, no puedo concentrarme, me haces falta, doy vueltas, miro la ventana, todavía no venís, otra vez en mi asiento mi mente vuela a la noche anterior, cuando entre dormida sentí tu pecho en mi espalda, tus rodillas acomodándose en el hueco que forman las mías, de pronto tu respiración calentó mi cuello y tu mano buscó mi pecho, tu caricias fueron despertándome, maravilloso despertar, acariciabas mis senos mientras besabas mi espalda, a ese placer no podré resistirme nunca, sabes como tocarme, conoces mi cuerpo y la manera de excitarme.
Busqué la posición mas cómoda para deleitarme con tu juego, ya boca abajo en nuestra cama me recorriste entera, tus dedos acariciando los costados de mi pecho, ay, un escalofrío se apodera de mi al recordarlo, tu lengua bajando por mi espalda hasta meterse en medio de mi glúteos, abriéndolos de a poco, mojándolos, pero querías probar mas de mi, pusiste una almohada bajo mi vientre y ahora si tenías todo mi manjar para vos.
Me hiciste sufrir un rato, pasando tu lengua por mis muslos, recorriendo mis piernas, hasta que el fin la sentí cerca del punto donde mas placer me provocás, lamiste mis labios abiertos, esperando por vos, fuiste metiendo lentamente un dedo en mi cueva mojada, y tu boca de dirigió a mi clítoris, desesperado por tus caricias, sentiste mis contracciones y apuraste el ritmo de tu dedo y tu boca succionó con fuerza, la almohada ahogó mi grito y mi cuerpo se relajó por completo.
Pero el relax era solo mío, vos querías mas, al darme vuelta y ver tu tremenda erección un fuerte latido de apoderó de mi sexo y el aroma de tu piel mezclado con las primeras gotitas de tus líquidos me embriagaron, tomé tu pene en mis manos y fui acercándolo a mi cara, lo olí, lo acaricié con mis labios cerrados, lo besé, lo llevé a mis pezones, durísimos, hice círculos en ellos con tu glande mojado, hinchado, volví a llevarlo a mi boca que esta vez estaba abierta, esperándolo, ansiosa de lamerlo todo, chuparlo, sentirlo entero.
Entre gemidos me suplicaste que por te hiciera el amor, posé mis rodillas al costado de tu cuerpo y me penetré entera, de un solo golpe sentí toda tu dureza dentro mio, mis movimientos, lentos al principio, mas rápidos después nos llevaron a un orgasmo largo e intenso y nos quedamos dormidos abrazados.
El recuerdo de anoche hace que me sienta mas excitada aún, se que falta poco, ya estás llegando, te tengo una bienvenida preparada que no olvidarás