Mi historia

Hola a todos. Mi nombre es Silvia y escribo ésto con el único propósito de desahogarme y por si a alguna mujer que pueda encontrarse en la misma situación que yo estuve, le ayuda.

Nunca he contado esta historia a nadie, pero han pasado más de 15 años y no soy capaz de olvidarla. Lo he superado, con tiempo y esfuerzo, pero a veces vienen los recuerdos...

Mi historia comienza cuando conocí a un chico en la Universidad. Yo, por aquel entonces tenía novio pero las cosas no iban demasiado bien entre nosotros, nos queríamos pero parecía ya más amistad que amor por ambas partes.

El chico de la universidad se llamaba Alberto. No diría que era un chico súper guapo, pero tenía una personalidad arrolladora y un sentido del humor que me encantaba.
Pronto nos hicimos amigos y congeniamos muy bien. Al poco tiempo, dejé a mi novio de por aquél entonces y comencé a salir con Alberto.

Los primeros meses de relación, aproximadamente los primeros 6 meses, fueron increíbles. Vivíamos el uno para el otro y estábamos muy enamorados. Pero transcurrido ese tiempo, todo cambió.

No quiero hacer demasiado largo este escrito, por lo que iré al grano. Fue una relación de maltrato donde nunca me pegó, no le hizo falta para destruirme. Las situaciones más habituales que viví eran:

1. Insultos velados. Me decía cosas que parecían halagos pero que destruían mi autoestima. Por ejemplo, "eres muy guapa y si no tuvieras tanto acné serías mejor" "te queda bien esa camiseta porque no se nota que no tienes mucho pecho" etc.
2. No me dejaba hablar con chicos. Recuerdo una vez que, en la universidad, un compañero de clase me dijo "hola" y yo le sonreí como respuesta y mi novio estuvo sin hablarme tres días. Nunca más volví a sonreír a un chico.
3. Con el paso del tiempo, tampoco me dejaba hablar con chicas. Yo tenía una amiga en especial con la que tenía un trato súper bueno, pero él decía que me malinfluía y malmetía contra él.
4. Si me iba mal en alguna asignatura, él se alegraba. Esto no eran cosas mías, él se alegraba abiertamente y me lo hacía saber, me decía que es que esa carrera era demasiado para mi.

La situación que más me marcó, fue la siguiente: Un día, él alquiló una habitación de hotel para tener relaciones (vivíamos ambos con nuestros padres y no teníamos casa). Él quería hacer varias prácticas sexuales que yo no quería pero no me atrevía a decirlo abiertamente y pensé que el problema era mío porque era una remilgada. Total, cuando llegamos al lugar se me cayó el mundo a los pies. No era un hotel, era una especie de pensión y me di cuenta en seguida que era el típico sitio donde las prostitutas llevan a sus clientes (de hecho, por los pasillos nos cruzamos con varias). Cuando entré a la habitación yo tenía un tremendo nudo en el estómago. Fui al baño y me puse a llorar, quería salir de ahí y no sabía cómo porque no quería perderlo (yo lo llamaba amor, pero eso no era amor, era dependencia y miedo). Se me ocurrió que, para evitar hacer esas prácticas sexuales y sentirme como una prostituta, podría provocarme el vómito y fingir que me sentó mal la cena. Eso fue precisamente lo que hice y él pareció entenderlo. No me insistió para tener relaciones y se durmió. Yo no pegué ojo en toda la noche.

A la mañana siguiente, cuando se despertó, empezó a tocarme para tener sexo antes de irnos, pero yo no quería y le dije que aún me sentía mal de la cena. A él le sentó fatal, me dijo que e había gastado el dinero para nada, que era una caprichosa que no hacía nada por los demás y que para qué me vestía así (iba con un vestido) si no iba a hacer nada con él, que lo hacía sólo para enseñarle el coñ0 a los demás. Cogió sus cosas y se marchó dejándome ahí.

No os podéis ni imaginar lo asquerosa que me sentí. Jamás nadie me había hecho sentir como una prostituta de esa manera. Me marché llorando.

Yo (que era muy idiota) le llamé y no me cogió el teléfono en todo el día. Al día siguiente me mandó un mensaje para decirme que el fin de semana siguiente sus padres se marchaban y que podríamos hacerlo allí.
Nunca respondí a ese mensaje y cuando le ví en la universidad, le dejé.

Él le dijo a todo el mundo que le había dejado porque tenía a otro y la gente me empezó a juzgar. Únicamente me quedé con mi amiga (que sabía que él no me trataba bien) y con un par de chicos que también se habían dado cuenta de que Alberto no era lo que parecía.

Toda esta hisotira me dejó destruida por dentro, pero con el tiempo pude recuperar mi autoestima. Ahora sé lo que quiero y lo que no quier en mi vida y sé que no tengo que hacer absolutamente nada que no quiera hacer para complacer a nadie.

Gracias a los que habéis leído toda esta parrafada. Creo que necesitaba que alguien supiera un poco mi historia. Han pasado 15 años y todavía se me caen las lágrimas. Lo recuerdo todo como si me hubiera pasado ayer.