Tal ves, por no contarle, le estès negando un excitante placer
Yo le inquirìa a mi esposa que me contara, cada vez que haciamos el amor, algunos detalles de las aventuras sexuales que tuvo con otros hombres mientras estuvimos separados un tiempo bastante prolongado, al comienzo se mostraba renuente, pero mi genuina insistencia termin por convencerla de relatarme algo de sus erticas experiencias con algunos de los hombres que se la tiraron sin que yo pudiese saber quienes, como, cuando no donde se la follaban rico en vez de mi.
No podìa evitar en pedirle muy excitado que me contara en donde se la cogìan, que poses le hacìan, que le decìan aquellos hombres sobre sus lindas y grandes tetas, que me contara si se les chupaba la verga, ella me decìa que se volvìan loquitos de placer, que a parte de chupàrselas a veces se las mordisqueaba suavemente tambièn.. con mi excitacin al extremo, le pedìa que imaginara que lugar mìo se la estaban follando ( uno a la vez en cada sesin de amor) los ocasionales amantes que tuvo en su condicin de mujer ardiente y separada.
Como gozaba lujuriosamente con todos aquellos detalles morbosamente sexuales que me iba narrando, yo le pedìa màs y màs novedades al respecto, le pedìa que me dijera el tamaño del pene de tal o cual amante que se la cogi sin el mayor escrùpulo de saberla como mi ex- esposa, asì sintiendo unos morbosos y delirantes placeres orgàsmicos nunca antes experimentados en mi vida sexual pre y pos matrimonial, descubrì que mi mujer no slo se habìa acostado, cuando estuvimos separados, con algunos de los nuevos amigos que se consigui y disfrut como mujer madura, liberal y sin compromisos en que, para su propio placer, se habìa convertido.
Me cont con el tiempo, animada por mi desbordante y excitada morbosidad, que habìa hecho el amor varias veces con mi mejor amigo, que habìan tenido excitantes y deliciosas aventuras de sexo y de amor a escondidas, que la pinga de mi amigo era por lo menos seos centmetros màs grande que la mìa, que se la habìa tambièn chupado muy rico un montn de veces y que yo habìa imaginado ni por asomo de sus apasionadas y morbosas aventuras sexuales.
Me cont tambièn que se habìa tirado varias veces, cuando salìa a trabajar todo el dìa y con todos mis hijos lejos de allì, en el colegio, al hijo adolescente de nuestra vecina, a quien le habìa enseñado, por su inexperiencia, el arte de ... rico y mañosamente a una mujer madura ardiente y casada .
Poco a poco me iba contando como tuvo sexo con el esposo de una de sus mejores amigas, con el hijo de un matrimonio amigo, con algunos adolescentes que eran amigos de mis hijos, con algunos de sus primos y muchos hombres màs, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, conocidos, desconocidos, muchachitos, adultos, casados, solteros, etc. etc. es decir.. si yo no le declaraba mi vocacin de cornudo consentido, de mi morbosa excitacin por sus relatos.. nunca me habrìa enterado de sus movidas, que para que, eran inteligentemente bien elaboradas, era una experta y ardiente adùltera y gracoas a Dios que pude convencerla de que me contara detallamente como otros hombres la poseìan y la penetraban sin que yo nunca lo advirtiese, es màs, sin siquiera sultimente lo sospechase.
Si yo estuviera en los zapatos de tu marido, te implorarìa, te rogarìa que me contases minuciosamente todas las aventuras sexuales que hubiese tenido con otros hombres, mientras màs increible sean, màs morbo y placer surgirà.
Pobre cornudo, no sabe las ricas experiencias que has vivido y que podrìa disfrutarlas a mil si se las conataras, pero en fin, vive reducido a unas simples fantasìas sobre su mujer, sin saber que son ya toda una ertica y exitante realidad.
Arrièsgate y cuèntale de a pocos, veràs como se revuelca de placer cuando confirme que ya te has comido, sin que el lo sepa, muchas grandes y erectas pingas (vergas) de otros, para ti, deliciosos y excitados machos que te lo hicieron màs rico que èl ..tu marido