Hola:
Os cuento una experiencia que me tiene un poco intranquila.
Este mes de julio hice un viaje largo por la noche. En el autobús apenas iba gente y en uno de los asientos de la fila de detrás, iba un chico de unos treinta años con pantalón corto de deporte. Era más bien normal, si acaso resultón, y algo atlético. A mitad de camino, eché mi asiento para atrás, con la intención de dormir algo, porque debían ser ya la una o las dos de la mañana. El chico iba dormido, pero me di cuenta que por entre su pantalón le asomaba un poco la cosa.
Por educación a lo primero procuré no mirar, pero tener eso a medio metro y no echarlo un vistazo se me hizo imposible, así que me puse de forma que él si se despertaba no pudiese verme la mirada, y al poco no pude menos que ponerme la mano en la conchita, con los muslos apretados y estuve así mucho rato, tocándome con disimulo. De momento, lo llevaba bien, cuando me puse enferma de verdad fue más tarde. No sé, como una hora más tarde más o menos, noté que el chico tenía una erección de esas que los hombres tienen involuntariamente mientras duermen. Al ponérsele rígida, se le salió totalmente del pantalón, y durante quince o veinte minutos más o menos se la estuve viendo así, levantada, desencapullada y con el glande rojo y brillante. Me sentía como si tuviera un gato salvaje en el bajo vientre y además tenía los pezones duros como no se me han puesto nunca, porque el chaval tenía un pene bien proporcionado con venas gruesas y muy bien marcadas que se percibían incluso con la luz medio apagada del autocar.
Al final tuve que hacer un esfuerzo para pensar en otras cosas y mirar para otro lado, pero aún así, cuando llegamos a la estación tuve que ir rapidita hasta el servicio.
Lo malo es que ahora a veces me acuerdo del episodio y a menudo acabo en el cuarto de baño, masturbándome mientras pienso y fantaseo con el pene del chico, lo cual, por varias razones, me hace sentirme mal. Cuando acabo, me siento como una mirona y además siento remordimientos por mi chico. Pero por otro lado aunque no hubo contacto físico, creo que rara vez he sentido una excitación sexual tan grande como ese día, por lo raro del momento y los genitales del chico.