Entre dos amores
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Me pasó lo mismo
Ay, Mar...hace un año habría jurado que era yo la que había escrito esto! 
Tu caso me recuerda MUCHISIMO al mío, vamos, que es un clon.
Yo también salía con un chico muy parecido al que tú describes: básicamente, aburridillo. Era un buen partido: formal, guapito, extrovertido, con carrera, trabajador, con buenos amigos, el chico perfecto para entablar una relación estable (cosa que él deseaba intensamente además, una mujer con la que asentarse)...pero demasiado rutinario, previsible y falto de "chispa", como digo yo. A veces, me resultaba terriblemente superficial y muy influenciable por los demás, pero realmente no nos iba mal. Me trataba bien, no era muy pasional ni de desvivirse por mí, pero teníamos una relación muy tranquila (demasiado!) y sin grandes altibajos.
Y entonces conocí a otro chico a través de una amiga que era...bueno, lo menos recomendable como novio que me había echado a la cara Me resultaba encantador, inteligente y con una sensibilidad como pocos (aparte de que su sentido del humor era increíble, con nadie me reía tanto)...pero huía de los compromisos como de la peste, no había acabado la carrera y tenía a sus espaldas un "oscuro pasado" de fiestas, alcohol, drogas y burdeles capaz de echar para atrás a la más pintada. Sin embargo, algo en él me resultaba fascinante, y acabamos liándonos mientras yo estaba todavía con el otro. Intenté quitármelo de la cabeza, pero no pude, y acabamos enamorándonos los dos como nunca lo habíamos estado. Así que después de un mes de comeduras de olla, tiras y aflojas y un gran sentimiento de culpabilidad por mi parte, acabé cortando la primera relación.
Mar, todo esto te lo cuento desde la perspectiva de hoy en día, en la que me doy cuenta de que el otro chico no me daba lo que necesitaba: en aquel momento, yo también me confesaba con mi mejor amiga (que bastante aguantó, la pobrecilla ) y juraba y perjuraba que con el primero no me iba mal, que no sabía lo que me pasaba con el segundo pero que no iba a dejar a mi novio porque me aportaba la estabilidad que necesitaba...igual que tú. Mi principal temor era lanzarme a la piscina con el otro: tenía pánico a que él no supiera llevar una relación, acostumbrado como estaba a hacer lo que le daba la gana y todavía sorprendido de lo que le estaba pasando conmigo. Mi corazón me decía a gritos que era él, pero mi cerebro suplicaba que me quedara como estaba y no arriesgase ni un segundo más...
Hoy por hoy, a casi un año de aquella dificilísima decisión (me dolió en el alma dejar al otro y me comía la incertidumbre por lo que pasaría con el "nuevo"), puedo decirte que aquel chico tan poco adecuado es hoy el hombre perfecto, que se desvive por mí y se implica absolutamente en todos los aspectos de mi vida. Ha dado un cambio de 360...su familia y amigos están alucinando! Lo compartimos todo, jamás piensa individualmente como hacía el otro, y estamos a puntito de irnos a vivir juntos y cada día más profundamente enamorados. Los dos somos los mejores amigos y tenemos un nivel de comunicación y conexión elevadísimo, por no decir total. Y en el tema "material"...pues mira, sin acabar la carrera tiene un trabajo de responsabilidad (no es por comparar, pero es mayor que el de mi anterior novio) y mucho mejor remunerado, porque realmente es una persona que vale.
Mar, te recomiendo que no ignores a tu corazón cuando te grita todo lo que sientes por ese chico. Aunque tú no lo creas, algo te falta con el otro, si no no te estaría pasando lo que te pasa. No se trata de actuar a tontas y a locas; es normal pensarse las cosas y plantearse el futuro con una persona, pero el poder del amor es mayor de lo que nosotras mismas creemos. Inténtalo, y no te arrepentirás, porque acabe como acabe (nadie tenemos garantías del éxito de una relación) nunca lamentarás haber seguido a tu corazón. El mayor arrepentimiento es por lo que nunca hiciste...
Mucha suerte.
Me pasó lo mismo
Ay, Mar...hace un año habría jurado que era yo la que había escrito esto! Tu caso me recuerda MUCHISIMO al mío, vamos, que es un clon.
Yo también salía con un chico muy parecido al que tú describes: básicamente, aburridillo. Era un buen partido: formal, guapito, extrovertido, con carrera, trabajador, con buenos amigos, el chico perfecto para entablar una relación estable (cosa que él deseaba intensamente además, una mujer con la que asentarse)...pero demasiado rutinario, previsible y falto de "chispa", como digo yo. A veces, me resultaba terriblemente superficial y muy influenciable por los demás, pero realmente no nos iba mal. Me trataba bien, no era muy pasional ni de desvivirse por mí, pero teníamos una relación muy tranquila (demasiado!) y sin grandes altibajos.
Y entonces conocí a otro chico a través de una amiga que era...bueno, lo menos recomendable como novio que me había echado a la cara Me resultaba encantador, inteligente y con una sensibilidad como pocos (aparte de que su sentido del humor era increíble, con nadie me reía tanto)...pero huía de los compromisos como de la peste, no había acabado la carrera y tenía a sus espaldas un "oscuro pasado" de fiestas, alcohol, drogas y burdeles capaz de echar para atrás a la más pintada. Sin embargo, algo en él me resultaba fascinante, y acabamos liándonos mientras yo estaba todavía con el otro. Intenté quitármelo de la cabeza, pero no pude, y acabamos enamorándonos los dos como nunca lo habíamos estado. Así que después de un mes de comeduras de olla, tiras y aflojas y un gran sentimiento de culpabilidad por mi parte, acabé cortando la primera relación.
Mar, todo esto te lo cuento desde la perspectiva de hoy en día, en la que me doy cuenta de que el otro chico no me daba lo que necesitaba: en aquel momento, yo también me confesaba con mi mejor amiga (que bastante aguantó, la pobrecilla ) y juraba y perjuraba que con el primero no me iba mal, que no sabía lo que me pasaba con el segundo pero que no iba a dejar a mi novio porque me aportaba la estabilidad que necesitaba...igual que tú. Mi principal temor era lanzarme a la piscina con el otro: tenía pánico a que él no supiera llevar una relación, acostumbrado como estaba a hacer lo que le daba la gana y todavía sorprendido de lo que le estaba pasando conmigo. Mi corazón me decía a gritos que era él, pero mi cerebro suplicaba que me quedara como estaba y no arriesgase ni un segundo más...
Hoy por hoy, a casi un año de aquella dificilísima decisión (me dolió en el alma dejar al otro y me comía la incertidumbre por lo que pasaría con el "nuevo"), puedo decirte que aquel chico tan poco adecuado es hoy el hombre perfecto, que se desvive por mí y se implica absolutamente en todos los aspectos de mi vida. Ha dado un cambio de 360...su familia y amigos están alucinando! Lo compartimos todo, jamás piensa individualmente como hacía el otro, y estamos a puntito de irnos a vivir juntos y cada día más profundamente enamorados. Los dos somos los mejores amigos y tenemos un nivel de comunicación y conexión elevadísimo, por no decir total. Y en el tema "material"...pues mira, sin acabar la carrera tiene un trabajo de responsabilidad (no es por comparar, pero es mayor que el de mi anterior novio) y mucho mejor remunerado, porque realmente es una persona que vale.
Mar, te recomiendo que no ignores a tu corazón cuando te grita todo lo que sientes por ese chico. Aunque tú no lo creas, algo te falta con el otro, si no no te estaría pasando lo que te pasa. No se trata de actuar a tontas y a locas; es normal pensarse las cosas y plantearse el futuro con una persona, pero el poder del amor es mayor de lo que nosotras mismas creemos. Inténtalo, y no te arrepentirás, porque acabe como acabe (nadie tenemos garantías del éxito de una relación) nunca lamentarás haber seguido a tu corazón. El mayor arrepentimiento es por lo que nunca hiciste...
Mucha suerte.
Me pasó lo mismo
Ay, Mar...hace un año habría jurado que era yo la que había escrito esto! Tu caso me recuerda MUCHISIMO al mío, vamos, que es un clon.
Yo también salía con un chico muy parecido al que tú describes: básicamente, aburridillo. Era un buen partido: formal, guapito, extrovertido, con carrera, trabajador, con buenos amigos, el chico perfecto para entablar una relación estable (cosa que él deseaba intensamente además, una mujer con la que asentarse)...pero demasiado rutinario, previsible y falto de "chispa", como digo yo. A veces, me resultaba terriblemente superficial y muy influenciable por los demás, pero realmente no nos iba mal. Me trataba bien, no era muy pasional ni de desvivirse por mí, pero teníamos una relación muy tranquila (demasiado!) y sin grandes altibajos.
Y entonces conocí a otro chico a través de una amiga que era...bueno, lo menos recomendable como novio que me había echado a la cara Me resultaba encantador, inteligente y con una sensibilidad como pocos (aparte de que su sentido del humor era increíble, con nadie me reía tanto)...pero huía de los compromisos como de la peste, no había acabado la carrera y tenía a sus espaldas un "oscuro pasado" de fiestas, alcohol, drogas y burdeles capaz de echar para atrás a la más pintada. Sin embargo, algo en él me resultaba fascinante, y acabamos liándonos mientras yo estaba todavía con el otro. Intenté quitármelo de la cabeza, pero no pude, y acabamos enamorándonos los dos como nunca lo habíamos estado. Así que después de un mes de comeduras de olla, tiras y aflojas y un gran sentimiento de culpabilidad por mi parte, acabé cortando la primera relación.
Mar, todo esto te lo cuento desde la perspectiva de hoy en día, en la que me doy cuenta de que el otro chico no me daba lo que necesitaba: en aquel momento, yo también me confesaba con mi mejor amiga (que bastante aguantó, la pobrecilla ) y juraba y perjuraba que con el primero no me iba mal, que no sabía lo que me pasaba con el segundo pero que no iba a dejar a mi novio porque me aportaba la estabilidad que necesitaba...igual que tú. Mi principal temor era lanzarme a la piscina con el otro: tenía pánico a que él no supiera llevar una relación, acostumbrado como estaba a hacer lo que le daba la gana y todavía sorprendido de lo que le estaba pasando conmigo. Mi corazón me decía a gritos que era él, pero mi cerebro suplicaba que me quedara como estaba y no arriesgase ni un segundo más...
Hoy por hoy, a casi un año de aquella dificilísima decisión (me dolió en el alma dejar al otro y me comía la incertidumbre por lo que pasaría con el "nuevo"), puedo decirte que aquel chico tan poco adecuado es hoy el hombre perfecto, que se desvive por mí y se implica absolutamente en todos los aspectos de mi vida. Ha dado un cambio de 360...su familia y amigos están alucinando! Lo compartimos todo, jamás piensa individualmente como hacía el otro, y estamos a puntito de irnos a vivir juntos y cada día más profundamente enamorados. Los dos somos los mejores amigos y tenemos un nivel de comunicación y conexión elevadísimo, por no decir total. Y en el tema "material"...pues mira, sin acabar la carrera tiene un trabajo de responsabilidad (no es por comparar, pero es mayor que el de mi anterior novio) y mucho mejor remunerado, porque realmente es una persona que vale.
Mar, te recomiendo que no ignores a tu corazón cuando te grita todo lo que sientes por ese chico. Aunque tú no lo creas, algo te falta con el otro, si no no te estaría pasando lo que te pasa. No se trata de actuar a tontas y a locas; es normal pensarse las cosas y plantearse el futuro con una persona, pero el poder del amor es mayor de lo que nosotras mismas creemos. Inténtalo, y no te arrepentirás, porque acabe como acabe (nadie tenemos garantías del éxito de una relación) nunca lamentarás haber seguido a tu corazón. El mayor arrepentimiento es por lo que nunca hiciste...
Mucha suerte.
