En respuesta a kira_5361638
Creo
Creo que antes se aguantaba más sencillamente, porque no existían ni la separación ni el divorcio. Y luego cuando se hizo ley, aún seguían existiendo (y hoy aunque en menor medida) las odiosas "normas sociales", el que no esté bien visto y demás.
Así que por eso no lo veo mal. Cuando hay amor y buena convivencia nadie se separa ni divorcia. Y en todo caso, si te equivocas te puedes volver a casar. Yo no estaría con alguien sólo por aguantar ni tampoco quisiera que nadie estuviera conmigo por ese motivo. Por eso digo que viva la libertad de poder elegir en cada momento lo que nos haga más feliz.
Hasta cierto punto te doy la razón...
Claro que antes las mujeres no teníamos más remedio que aguantar lo que nos tocara en suerte.. eso o pasar literalmente hambre y necesidad, puesto que todo era del hombre... Gracias a Dios las cosas han evolucionado bastante, a veces creo que han evolucionado de más... Pq a ver... no sé cómo puede pasarse del amor al odio en cuestión de unos meses
Creo que hoy por hoy, es tan fácil casarse y divorciarse después como comprarse un traje... Y,al menos yo, creo que ahi nos estamos equivocando. Una cosa es soportar vejaciones, insultos, infidelidades, maltrato psicológico y otra muy distinta dejar a tu pareja, en muchas ocasiones el padre o la madre de tus hijos/as pq simplemente se te hace aburrido vivir con él o con ella... Yo no digo que haya que sufrir por nada, simplemente se trata de que en muchos casos se incumplen las normas básicas de la convivencia y el respeto entre las personas.... He conocido a personas, algun@s de ell@s padres y madres ejemplares, profesionales de bastante prestigio que se han dedicado a imitar el comportamiento de su pareja, en el sentido de que si un@ salía un dia con sus amig@s, el/la otra lo hacía también pero multiplicado por dos o por tres...
Perdona que insista en aspectos que quizá no tengan demasiada importancia para muchas personas, pero cada dia pienso más que el amor entre dos personas tiene fecha de caducidad, sin embargo, en el camino quedan no solamente bienes materiales que son repartidos por el juez, sino algo mucho más importante, hijos que ven cómo sus padres han pasado de quererse y compartir los espacios familiares a odiarse cervalmente, o a ignorarse de la manera más cruel... Yo soy una de esas muchas personas que cree que no hay nada perfecto, que la felicidad es sólo un estado del alma, y que uno es feliz en tanto en cuanto se sepa aceptar a sí mismo y aprenda a aceptar a los demás. Hasta pronto