Después de leer los relatos eróticos que aquí comparte me decidí a compartir mi experiencia, 100% verídica con ustedes. Soy profesor de una preparatoria al oriente de la Ciudad de México, esto sucedió cuando tenía 29 años, hoy tengo 34 En la prepa había conocido a una estudiante de 19 años que me había vuelto loco desde el primer momento que la vi traía una minifalda de mezclilla, unos botines café y una blusa de encaje transparente que dejaba ver su brassiere, también de encaje color blanco. Miriam tiene el cuerpo de una adolescente pues todo es firme, duro y lo tiene en su sitio, unas tetas no grandes, no pequeñas sino del tamaño ideal, una cintura pequeña y breve y unas nalgas de ensueño, redondas, paraditas y suaves.
Por el tipo de trabajo que llevo a cabo debo pasar bastante tiempo con mis estudiantes en asesorías. Miriam así se llama- comenzó a buscarme insistentemente para que le diera asesorías en la materia que imparto. Por supuesto que durante las asesorías Miri coqueteaba continuamente conmigo, se ponía ropa provocativa y los temas de los que hablábamos eran cada vez más candentes. La verdad es que me enamoré de ella y ella de mi. Comenzamos a salir y por supuesto nos besábamos en el coche. Varias veces yo traté de acariciarla, sin embargo Miri siempre retiraba mis manos diciendo este no es el lugar adecuado Por fin un día pase por ella al lugar acordado y al subir al coche le pregunté donde quería ir, ella respondió que a donde yo quisiera. Por supuesto fuimos al hotel e hicimos el amor por primera vez. Quizá por ser la primera vez, quizá por nuestro enamoramiento fue lindo y amoroso. Sin embargo no es esa la vez que quiero compartir con ustedes.
Después de esa primera vez, Miriam y yo quedamos de acuerdo para volver a ir al hotel dos semanas más tarde. Finalmente la ocasión llego fui a la preparatoria, deje mis cosas y me salí a recoger a Miri, eran las 8 de la mañana por lo que después de recogerla fuimos a desayunar y terminamos aproximadamente a la diez de la mañana. Al subir al coche Miri me pidió que fuéramos a un motel, en lugar de un hotel. Le dije que no conocía ninguno por lo que ella me dirigió a uno que había visto.
Miriam llevaba unos pantalones blancos, pegados al cuerpo y una blusa que dejaba descubierto uno de sus hombros. Al ir subiendo a la habitación la tome por detrás mientras le besaba el cuello, ella se dio la media vuelta y comenzó a tocarme el pene por encima del pantalón. Por supuesto que para ese momento mi excitación era mayúscula. Mientras nos acariciábamos y besábamos fuimos subiendo a la habitación. Al llegar comencé a desnudar a Miri lentamente retiré su blusa y deje caer su pantalón al piso. Miri traía ropa de encaje azul mi color favorito- con una tanga muy sexi que se metía entre sus deliciosas nalgas.
Me acosté boca arriba sobre la cama y se subió encima de mi, ella estaba solo con ropa interior y yo aún estaba vestido. Con gran habilidad comenzó a acariciar mi pene sobre el pantalón. Lentamente fue bajando con lo que comenzó a besarme el pene por encima del pantalón. Yo no aguantaba esa tortura, por lo que después de un rato desabrocho mi pantalón y saco mi pene. No tengo un pene grande ni chico, es de tamaño regular, supongo. Miri comenzó a lamerlo lentamente, de arriba abajo hasta que finalmente se lo metió en la boca. Comenzó a chupar, a lamer, mientras que con una mano me acariciaba los testículos con otra tomaba la base de mi pene y con su boca me hacía el amor.
Verla así, encima de mi, con ropa interior, majándome la verga era más de lo que podía soportar por lo que la retiré para no venirme por lo que ella pregunto ¿no te gusta? Le respondí que si. Entonces así estamos bien, no me quites Quiero hacerte el amor le dije y la atraje hacia mi. Seguimos besándonos, yo sólo hice su tanga de lado y le deje ir la verga toda de un jalón. Ella sólo gimió y comenzó a moverse rápidamente, hasta que alcanzó el orgasmo. Yo continué bombeando hasta que ella alcanzó un segundo orgasmo y entonces le dije Me quiero venir dentro de ti pues vente respondió y yo estalle en un orgasmo de placer.
Después de descansar un rato mis dedos comenzaron a acariciar su vagina por lo que lentamente ella comenzó a responder, comencé a bajar pues me moría de ganas de besar su vagina, de sentir su olor, de beber su aroma. Le quite el brassiere y la tanga. Su panocha es casi lampiña, pero aún así se rasuraba, sólo tenía un pequeño triangulito de bellos encima de la vagina. Comencé a lamer de arriba abajo buscando su clítoris con la lengua. Por supuesto que en unos instantes alcanzo un orgasmo espectacular, por lo que trato de retirarme, pero yo no lo hice, seguí besando su vagina, su clítoris, mientras que uno de mis dedos acariciaba su ano. Moje mis dedos en su lubricación y comencé a meter un dedo en su ano, mientras que con la lengua lamia su clítoris. Después metí dos dedos y al meter tres se quejo un poco, acerco su mano a sus nalgas (pensé que iba a retirarme) para abrírselas y darme paso libre.
Sabía que Miri nunca había probado el sexo anal pues si bien es cierto que había tenido relaciones con dos novios anteriores nunca lo había hecho analmente. Entre mis dedos en su ano y mi lengua en su clítoris Miriam estaba al borde del orgasmo, por lo que me retire y le dije ¿Sabes? Me gustaría mucho metértelo por el ano pues ¡mételo! me dijo. La puse de lado, y yo me coloqué detrás de ella. Con la cabeza del pene jugueteé en la entrada de su ano. Metí la cabeza, suavemente y no dijo nada pues mi trabajo de relajación había dado frutos. Tomé su mano y la coloqué en la base de mi pene, yo introducía mientras ella con su mano iba controlando la penetración. Poco a poco me permitió entrar más y más hasta que finalmente retiro su mano por lo que la penetración fue total, sólo las pelotas quedaron fuera. Me mantuve quieto por unos instantes, esperando a que se acostumbrara a mi verga y lentamente comencé a entrar y salir, cada vez más rápido, cada vez más intenso. En cierto momento Miri se movió fuertemente y me dijo así, así, dale y alcanzo el orgasmo. Yo aún quería disfrutar de su ano, por lo que me detuve y comencé a tocar su clítoris (antes de ello sólo fue mi verga en su ano) y se éxito de nuevo, muévete me dijo. La cambie de posición y la puse en cuatro puntos, sin salirme de su ano. En esa posición comencé a moverme mientras con mis dedos tocaba su clítoris y le acariciaba la vagina. En unos cuantos minutos estallamos en un orgasmo. Le llene el ano de semen, ella se dejo caer sobre la cama y yo atrás de ella, para no salirme. Cuando mi pene estuvo algo flácido lo saque y observe su ano, estaba abierto, lleno de semen y había rastros de heces. Descansamos un rato y Miri propuso que fuéramos a bañarnos pues ya era casi hora de irnos. En el baño nos acariciamos, nos limpiamos y acabamos haciendo el amor por tercera vez, pero esa ya es otra historia.
