Placer con mi prima
Se organizó una fiesta de cumpleaños durante el verano, yo no conocía al agasajado, pero eso no fue inconveniente para llegar con un grupo de amigos a una casa muy grande donde el alcohol y la euforia de hombres y mujeres sobraban por demás.
Era el cumpleaños número 23 de Martín, quien cuando llegamos ya estaba muy alegre, la misma edad de mucho de nosotros en ese momento. En el grupo de gente que conocía había amigos, mi prima Agustina y sus amigas con quienes acostumbrábamos a salir. La fiesta transcurría como esperábamos, la única regla era no entrar a la casa principal ya que el parque y el quincho estaban equipados con todo lo necesario. Cada vez era mayor la desinhibición y ya se podían ver parejas o grupos poniendo las cosas más atrevidas, yo estaba entretenido con una chica que conocí ahí, y mi prima con el cumpleañero, esto incluía besos y manoseos por todos lados. Con mi excitación al tener a mi chica encima y ver sobre su hombro como Martín amasaba el culo de mi prima, pude observar cómo se iban juntos hacia la casa luchando por caminar en línea recta por los efectos del alcohol en ambos.
Pasados unos minutos luego de que se fueron, la chica con la que estaba me dijo que se tenía que ir, que la esperaba el novio, pero que me quería volver a ver, me sorprendió y decepcionó porque pensé que la noche iba a ser diferente. Ni bien se fue, empecé a imaginarme como mi prima estaría dando su regalo de cumpleaños, cuando mi erección bajo me levanté y me acerqué a la casa, la puerta había quedado abierta así que no lo dudé y entré. En la planta baja no encontré nada, me resultó raro no escuchar gemidos ni ruidos, pero supuse que era por el tamaño de la casa, subí la escalera y llegue a ver solo una puerta cerrada así que me acerque a escuchar, se notaba que había alguien adentro, eran ellos, pero yo esperaba gemidos y ver, solo imaginarme a mi prima cogiendo me calentaba. Ella no medía más de 1.55, delgada con unos pechos muy grandes y una cola muy bien formada, más de una vez había fantaseado con ver esos pechos rebotando mientras cabalgaba y gemía de placer.
No podía abrir la puerta y por la cerradura no se veía nada, así que busque la habitación de al lado, no pude disimular la sonrisa cuando descubrí que tenía balcón y no solo eso, sino que era el mismo balcón que la otra, abrí la ventana muy despacio para no hacer ruido me acerqué agachado por el balcón hasta que pude ver y escuchar. No tarde mucho en endurecer mi miembro cuando vi a Martín acostado y mi prima sobre él, chupándole el pene, yo veía desde atrás de ella, su cabeza subía y bajaba. Él le pedía que siga chupando, cuando estaba empezando desabrochar mi pantalón escuche:
-Flaco no se te para, ¿Qué problema tenés, no te caliento?
Agustina se puso de pie y pude ver que era verdad, a pesar de haber tenido la boquita de mi prima en la verga, no le hizo efecto, supongo que por estar pasado de alcohol porque se veía desplomado. Le preguntó dónde había un baño pero ya no contestó, mientras se ponía de nuevo la blusa muy enojada, pude ver que salió de la habitación y cerró la puerta, yo me quede con ganas de más y salí por donde entré. Me asome por la puerta de la habitación para no encontrármela de improviso pero noté que sería ella la que estaba en el baño por el ruido a la canilla que se escuchaba, bajé dos escalones y frené. Si quería cogérmela esa era la oportunidad, había quedado caliente, un poco borracha y con la idea de que no calentaba. Fui hasta el baño y entré. Estaba lavándose las manos me vió y me dijo que ya salía pero que se quería ir. No voy a olvidarme sus ojitos cuando le dije que venía a darle lo que ese salame no pudo. No se lo esperaba, la agarré de la cintura y la apreté contra mí, para que sienta la excitación que traía por ella. A pesar de haber preguntado que hacía enojada en ningún momento trato de zafarse, así que me dio pie a todo. Le empecé a besar el cuello y se soltó pero cuando la besé en los labios debe haber sido chocante y quiso parar, decía que estaba mal. La calle con un shhhh, y apague la luz para que no le resulte incómodo. Me moría de ganas de sentir sus labios en mi pene y lamer su clítoris pero entendí que no era oportuno porque podría espantarse al pensarlo. Lo mejor sería tocarla y penetrarla. La desvestí, ella no se resistía pero no colaboraba mucho, cuando ambos estábamos totalmente desnudos la di vuelta, mi verga dura llegaba hasta su cintura por la diferencia de altura, ni bien sintió el roce se apretó para sentirla y yo aproveche para tomarla de los dos pechos que llenaban mis manos y ella puso sus manos en mi cuello. Después de frotarse un poco contra mí, era el momento de penetrarla, separe sus piernas, puse saliva en mi garrote pero al pasar mi mano por su concha note que no era necesario, estaba totalmente mojada. Tuve que flexionar mis rodilla para entrarle desde abajo, sentí como su vagina abría paso a mi verga lentamente, la penetré de a poco y su respiración empezó a agitarse, deseaba ver su carita, seguí cogiéndola pero la posición era incomoda, me senté en el inodoro y la senté sobre mí, ahora ella tenía que actuar, cuando dejó caer su peso totalmente sobre mí, los dos echamos un suspiro y empezó su cabalgata lenta pero que iba aumentando la velocidad hasta que tomó buen ritmo, después de unos minutos se puso de pie, hasta ahora la había tenido de espalda, se dio vuelta, con la poca luz que había pude ver el cuerpo que tantas veces había imaginado. Se sentó de nuevo pero ahora de frente, ahora me mordía el cuello y me tocaba el pecho, y yo la tomaba de la cola mientras sentía el roce de sus pezones en sus movimientos hasta que pude besarlos y lamerlos. Su agitación era cada vez mayor y sentía sus suaves gemidos en mi oído, hasta que me dijo que ya llegaba, siguió con sus movimientos más rápidos hasta que me abrazó y bajo el ritmo. Con Agustina satisfecha ya podía acabar, me puse de pie con ella encima y penetrada, la lleve contra la pared y empecé a embestirla fuerte, cuando no aguantaba más, frene y le dije que acababa, y ella contesto:
-Yo me cuido, seguí que es mía.
Y empezó a mover la cola, no note si acabe por sus movimientos o por sus palabras, pero la volví a penetrar bien fuerte y descargue todo mi esperma dentro de ella, mientras sentía su cuerpo presionado contra el mío.
Nos quedamos así unos segundos y después de unos besitos la bajé. Me pidió que no prenda la luz, me dijo que le encantó y quería más pero no quería romper la magia. Me pidió que espere para salir porque se moría de vergüenza conmigo y antes de salir me dijo:
-No sabes lo que te espera.