Me parecieron muy acertadas las reflexiones de Paulo Coelho, en éste escrito, espero que lo disfruten..
Al primer año de nacido aprendí lo importante que es un juguete,
sobre todo si sabe rico.
A los 2 años aprendí que caerse duele.
A los 3 años aprendí que duele más una palabra que un golpe.
A los 4 años aprendí lo interesante que puede ser un rompecabezas.
A los 5 años aprendí que a los pececitos dorados no les gustaba la gelatina...
A los 6 años aprendí que bañar a las tortugas con agua caliente las mata aunque huelan feo.
A los 7 años aprendí lo confortante que se siente un abrazo de papá o mamá cuando me daba miedo o simplemente cuando sentía que necesitaba sentirme amado.
A los 8 años aprendí que no todo se puede arreglar con un berrinche.
A los 9 años aprendí que mi profesora sólo me preguntaba cuando yo no sabía la respuesta.
A los 10 años aprendí que era posible estar enamorado de cuatro chicas al mismo tiempo.
A los 12 años aprendí que si tenía problemas en la escuela, los tenía más grandes en casa.
A los 13 años aprendí que cuando mi cuarto quedaba del modo que yo quería; mi madre me mandaba a ordenarlo.
A los 15 años aprendí que no debía descargar mis frustraciones en mi hermano, porque mi padre tenía frustraciones mayores... y la mano más pesada.
A los 16 años aprendí que mi hermana no era mi mayor enemiga. Y que podía ser mi mejor confidente.
A los 17 años aprendí que emborracharte no siempre es el mejor sentimiento, (menos al otro día) y que no es la mejor forma de solucionar los problemas.
A los 18 años aprendí que no valía la pena discutir con mi madre.
A los 19 años aprendí lo que duele dejar a alguien que amas.
A los 20 años aprendí que los grandes problemas siempre empiezan pequeños.
A los 21 años aprendí que un libro puede llegar a ser una buena compañía.
A los 22 años aprendí que si encuentras a la mujer adecuada te puede enseñar a amar.
A los 23 años aprendí lo que es extrañar a alguien y lo grato que es volverlo a encontrar.
A los 24 años aprendí que con el tiempo las cosas se miran de una forma diferente.
A los 25 años aprendí que aunque me quería comer el mundo aún me faltaba mucha experiencia.
A los 26 años aprendí que no importa lo lejos que viajes cuando quieras huir de algo, tus problemas siempre te acompañaran a lo largo de toda la travesía.
A los 27 años aprendí que el título obtenido no era la meta soñada.
A los 28 años aprendí que se puede hacer en un instante, algo que te va a hacer doler la cabeza la vida entera.
A los 30 años aprendí que se necesita mucho amor, paciencia e inteligencia para vivir con alguien.
A los 31 años aprendí lo que es ser padre y me empecé a dar cuenta de lo que eso significa.
A los 32 años me di cuenta lo que me faltó platicar y convivir con mi padre. Y lo mucho que me faltó aprender de él.
A los 33 años aprendí que a las mujeres les gusta recibir flores, especialmente sin ningún motivo.
A los 34 años aprendí que no se cometen muchos errores con la boca cerrada.
A los 35 años aprendí que puedes deprimirte como cuando tenías 17 años y eso no está mal. Sólo significa que estás empezando a pensar en ti mismo.
A los 36 años entendí que mi madre no va cambiar y sigue siendo inútil discutir con ella.
A los 37 años comprendí lo lejos que estaba de saber quién era.
A los 38 años aprendí que a veces la vida se repite y duele igual que la primera vez.
A los 39 años aprendí que ser buen amigo no se trata sólo de recibir.
A los 40 años aprendí que si estás llevando una vida sin fracasos, no estás corriendo los suficientes riesgos.
Luego, al pasar de los años aprendí.
Que puedes hacer a alguien disfrutar el día solo con un pequeño detalle que casi siempre no cuesta nada.
Que niños y abuelos son aliados naturales.
Que ver una buena película puede darme una tarde agradable.
Que aprender a aceptarme como soy me puede ayudar a no sentirme tan solo.
Que es absolutamente imposible tomar vacaciones sin engordar cinco kilos.
Que no puedo cambiar lo que pasó, pero puedo dejarlo atrás.
Que las cosas que te pasan y que te duelen siempre te dejan una enseñanza. Y está en ti aprender de ella.
Que nunca es tarde para decir lo siento y perdón. Que puede doler, pero sé que después me voy a sentir mejor.
Que nunca es tarde para decir la verdad (por más dura que ésta sea), y que tampoco es tarde para enfrentarme a quien le hice daño si aquélla persona te quiere te sabrá entender y perdonar.
Que pedir ayuda puede dar mucha vergüenza y miedo, pero que a veces es necesario y hay que sacar fuerzas y valor para hacerlo.
Que la mayoría de las cosas por las cuales me he preocupado nunca suceden.
Que esperar a los hijos despierto cuando salen de noche no va a hacer que lleguen más temprano.
Que si esperas a jubilarte para disfrutar de la vida, esperaste demasiado tiempo.
Que nunca se debe ir a la cama sin resolver una pelea.
Que me hubiera gustado tener la experiencia que tengo ahora cuando era más joven, seguramente no habría dejado pasar muchas oportunidades.
Y que ahora entiendo que eso es imposible y que solo me queda aplicar mis experiencias y no perder la oportunidad de encontrar a un amigo.
Que si las cosas van mal, yo no tengo por qué ir con ellas.
Aprendí que envejecer es importante.
Aprendí que amé menos de lo que hubiera debido.
Y hoy...me doy cuenta todavía; que tengo mucho qué aprender. Y que no importa la edad que tengas, aún estás a tiempo de cambiar las cosas y ser feliz.
Paulo Coelho