Foro / Pareja

A mi novio le va la zoofilia con caballos!!

Última respuesta: 2 de noviembre de 2011 a las :59
A
abogada78
29/4/04 a las 19:16

Alucino!le encanta ver páginas porno de chicas montándoselo con caballos,él intenta introducirme en sus gustos,incluso me ha propuesto que se la podría tocar a un caballo,acariciársela y demás.Yo ya le he dicho que no me va el tema,pero a él parece excitarle un montón.Qhago?Lo véis normal?a alguna le ha pasado?ayudadme por favor!!!Gracias!

Ver también

A
an0N_588967199z
29/4/04 a las 19:21

Chica
creo q no esta bien de la cabeza

A
abogada78
29/4/04 a las 19:24

Para tu información..
Soy lo que la gente en España califica como una chica guapa:1,72,55kg (93-65-95),ojos verde oscuro,boca carnosa,nariz perfecta y pelo castaño oscuro liso y largo,además de una sonrisa perfecta.Nada que ver contigo,que menudas fotos,de dónde te han sacado?del zoo?

M
melani_7990762
29/4/04 a las 19:34

No entres en su juego..
O acabarás siendo una de esas chicas de las páginas porno que él ve.

M
melani_7990762
29/4/04 a las 19:56

Gracias!
La verdad es que no sé lo que le vé a eso,hablaré con él,la verdad es que me parece una cosa rara;pero lo cierto es que él es una persona tremendamente sexual,morbosa y caliente,no hay por donde cogerlo!!

M
melani_7990762
29/4/04 a las 19:59
En respuesta a melani_7990762

Gracias!
La verdad es que no sé lo que le vé a eso,hablaré con él,la verdad es que me parece una cosa rara;pero lo cierto es que él es una persona tremendamente sexual,morbosa y caliente,no hay por donde cogerlo!!

...
No hagáis caso a esto!!que estaba en el messenger con una amiga,esto es parte de una conversación privada.Gracias.

A
abogada78
29/4/04 a las 20:02

Ahora entiendes porqué me he fijado en otro?
Ves Brujitabuena?estoy pillada por otro,del que sé casi seguro,que no me va a meter en estas cosas.saludo

A
abogada78
29/4/04 a las 20:27

Mira,lo reconozco
pero es que me gusta que mi vida sexual quede aparte de la otra,y lo que he contado es cierto,me creas o no.Yo no me dedico a meterme con la gente ni a crear conversaciones hirientes para los demás,creo que los foros son para ayudarnos entre todos.Si he tomado la decisión de separarlo es sólo mía.ok?respétalo entonces.saludos.

A
an0N_784697699z
29/4/04 a las 22:31

Opino
que si te gusta o te llama la atencion un poco esto pues hazlo a ver como te va pero trata de ser muy cuidadosa con la parte higienica, a mi me daba pena que me besaran la cola y ahora me fascina y a mi novio le daba pena que yo tambien le hiciera eso ahora los dos disfrutamos besandonos el ano mutuamente y no tiene nada de extraño ni sucio mientras nos lavemos bien oooooooooo nose

I
ioritz_9869188
13/11/07 a las 9:58

A mi novio le va la zoofilia con caballos!!
Hombre... muy normal no es, tu novio debería de acudir a un psicólogo a mirarse ese trastorno de conducta sexual (mucho menos importante que otros). De todos modos me alegra mucho ver tu actitud ante la situación, otra persona a lo mejor lo mandaba de paseo.

Un beso y suerte

K
khatri_9614708
19/11/07 a las 18:43

¿porque negarse en redondo?
La sexualidad de cada uno es la de cada uno, con sus peculiaridades (aunque sea difícil de entender) y así como admitimos masoquismos y fetichismos multiples... ¿porque no otros gustos? intenta comprender su situación.

G
gaby_9543839
29/10/11 a las 21:45

Si es normal, ademas es lo mejor q existe
mi experiencia


Era el mes de marzo cuando la temporada de verano esta por terminar. Pero aquí en Florianópolis Brasil- hacia unos 26 grados centígrados. Una suave brisa entraba por la ventana que daba justamente al mar. A escasos 40 metros las olas parecían bailar sobre la dorada arena. Todo era quietud. Regina estaba desayunando en el living leyendo una revista mientras escuchaba a Rocío Jurado cantar una canción de amor.
Estaba descalza, con el camisón corto, que dejaba ver su tanguita que apenas le tapaba el pubis, pero que no alcanzaba a tapar unos rizos rebeldes que escapaban sobre un costado. Se había levantado hacia un rato, había preparado el café, las tostadas, la manteca y el dulce que tanto le gustaba, no sin antes prepararle el suyo a Napoleón su perro ovejero alemán favorito. Antes de sentarse a la mesa abrió la puerta trasera de la casa y lo dejo entrar. Este rápidamente dio cuenta de su comida y se tiro en el suelo mirando hacia fuera.
No se había preocupado en arreglarse, nadie iba a venir a visitarla tan temprano, por lo cual después de desayunar se limito a pasarse un peine por sus cabellos, se arreglo el camisón y se quedo mirando en el espejo, como sus senos se mostraban tensos aún sin sostén. Se puso de perfil, se dio media vuelta observando con agrado su imagen y su figura espléndida. Se pasaba la mano sobre la transparente tela del camisón a lo largo del vientre para sonreír complacida ante el espejo. Salió alegremente de la habitación en dirección a la cocina.

No obstante teniendo los platos aun en la mesa, se permitía leer con más atención una revista, apoyando las piernas sobre una banqueta frente al sillón que estaba recostada. Napoleón como todo perro, daba vueltas olisqueando todo aquello a lo que se aproximaba...

En esa rutina instintiva del animal, como en tantas veces, paso cerca de ella, la olisqueó y trato de pasar la cabeza por una lado de la banqueta por entre sus piernas, por lo que sin dejar de leer, alargo la mano retirándosela a la vez que le decía: - Vamos, Napoleón, no seas pesado-
Era una situación que por cotidiana, no tenía importancia, pues tras un par de intentos el animal siempre cedía, e iba en busca de otros menesteres en los que entretenerse.
Esta vez, quizás porque ella despedía un aroma más intenso que otras veces, se puso pesado de verdad e insistía en meter su enorme cabeza entre sus piernas. Seguramente percibía, las consecuencias de la evolución de sus fluidos durante la noche. Al llegar pasada la medianoche, tras quitarse los zapatos de sus agotados pies, como todas las noches de sábados, se relajaba en el sillón, mirando un poco de televisión. Mas esa noche acertó en un canal que estaban pasando una película porno que la excitó, llevándola al extremo de masturbarse en la cama, pensando en que Luis, una amigo muy atractivo, le hacia lo mismo.

Vaya, -le dijo entre risas a Napoleón ¿a ver si voy a tener un amante en casa desde hace siete años y yo sin enterarme?- después de tratar de retirarlo siete u ocho veces.
La verdad es que su insistencia estaba dejando al descubierto esa sensación confusa entre deseo y rechazo que le provocaba cada vez que el animal hacia ese gesto y que siempre quedaba oculta por la suspensión rápida de su iniciativa.

Bueno... tampoco tiene tanta importancia, estoy sola, -pensó-, mientras volvía a la revista, pensado que la cosa no pasaría de unos cuantos olfateos.

El animal coló la cabeza y comenzó a olfatearla. El roce de su húmedo hocico entre sus piernas, no le resulta tan indiferente como suponía; le producía una sensación agradable que si bien sentía el impulso de rechazar, la mantenía quieta dejándolo hacer.

El olfateo y el roce sobre el tejido de la tanga la estaban excitando en cierto modo. Pero cuando un lengüetazo, rozo la parte descubierta del interior de los glúteos sintió una corriente nerviosa que le recorrió, desde la zona de contacto hasta la columna y de ahí a los riñones; dejándola atónita, sin reacción, y más porque su lengua había despertado a su concha al rozarla a través de la fina tela.

Se quedo a la espera de lo que siguiera, sin mirar la revista, solo expectante de lo que seguiría. Que fue un segundo y un tercero, que no por esperados fueron menos placenteros, haciéndole sentir fuego entre las piernas. Las que abrió ahora voluntariamente, impulsada por el deseo de dejarle llegar.

Él repitió una y otra vez, incrementando cada vez más su excitación con cada lengüetazo, hasta el extremo de obligarla a despojarse de la tanga, para sentirlo mejor. Tras lo cual apoyo la espalda en el respaldo del sillón y las caderas en la banqueta, quedando con las piernas abiertas frente a su lengua, que no tardo en volver a la actividad.

Pero ahora con la concha descubierta, recibía a cada paso de su lengua una autentica conmoción, intensificando la excitación hasta gemir. Unos minutos después estaba a gusto y a punto de un orgasmo, al lamerle desde los labios hasta el vientre de manera sobrecogedora, obligándose hablarle al animal entrecortadamente: Sigue, Napoleón, sigue... ¡por favor, me estas volviendo loca! Sigue... sigue.

En un momento no pudo aguantar mas, un orgasmo intenso, le recorrió desde la vulva al vientre obligándola a arquear la cintura durante el clímax hasta el punto de sentir un calambre en la espalda que no impido el disfrute de aquella acabada. Después, cerró las piernas, para evitar las punzadas que la lengua de Napoleón le producía.
Estaba feliz, relajada, con los ojos cerrados mientras se acariciaba la concha. Napoleón no sabia que hacer, dando vueltas a su alrededor ante la imposibilidad de seguir en aquello que lo excitaba. Abrió los ojos y se dio cuenta que los genitales del perro estaban al alcance de sus manos, estaba muy caliente. Había disfrutado tanto que seguía interesada en seguir, por lo que aprovechando la proximidad, paso la mano sobre sus testículos, provocándole una reacción inmediata. Se quedo quieto, con las orejas en tensión, sorprendido seguramente con la sensación que le producía su caricia. Comenzó masajeándoselos con suavidad y después su mano toma aquella soberbia pija para comenzar una masturbación que le hizo arquear el lomo e iniciar los típicos movimientos de copular.

El tacto de sus genitales, y la respuesta del animal habían vuelto a excitarla hasta el punto de pensar como seria una penetración. Por lo que no tardo en llevar a cabo la forma de realizarla. Lo agarro del collar y lo puso frente a ella siguiendo en la misma postura del principio, sentada en la banqueta mientras inclinaba para delante su concha hasta su alcance y reposar su espalda en el sillón. No dejaba de masturbarlo, mientras veía que su pija empezaba a salir totalmente de su peluda funda mientras lo atraía del collar. Con una mano lo ayudo a poner las patas delanteras sobre ella, dejando las traseras en el suelo en una posición adecuada para que pudiese penetrarla.

Con sus caricias, su olor y su postura, el animal instintivamente comenzó un movimiento de vaivén en la búsqueda de su vagina que no acertaba a encontrar, lo cual necesariamente resbalaba sobre su culo y los muslos con su ya crecida pija.

Ella lo ayudaba orientándola hasta le entrada de la vagina, y cuando el animal encontró los labios menores y sintió el roce de su concha acelero sus movimientos aproximando su cuerpo entre sus piernas. Ella sentía como a cada embestida brusca, rápida y violenta, dentro de su concha le provocaba un orgasmo tras otro, y la aproximación de uno nuevo le provocaba el deseo de hablarle al animal: -hayy, sigue..., sigue cogiendome..., sigue empujando esa pija, ¡ así!... si, así... aaahh... aahh,- gritaba mientras él seguía en su tarea hasta que paro jadeante, con su lengua fuera de la boca y quieto, sujetado por sus manos en los codos derramándose dentro de ella. Todo el día la persiguió: la experiencia fue muy diferente a como había podido suponer

G
gaby_9543839
2/11/11 a las :59
En respuesta a gaby_9543839

Si es normal, ademas es lo mejor q existe
mi experiencia


Era el mes de marzo cuando la temporada de verano esta por terminar. Pero aquí en Florianópolis Brasil- hacia unos 26 grados centígrados. Una suave brisa entraba por la ventana que daba justamente al mar. A escasos 40 metros las olas parecían bailar sobre la dorada arena. Todo era quietud. Regina estaba desayunando en el living leyendo una revista mientras escuchaba a Rocío Jurado cantar una canción de amor.
Estaba descalza, con el camisón corto, que dejaba ver su tanguita que apenas le tapaba el pubis, pero que no alcanzaba a tapar unos rizos rebeldes que escapaban sobre un costado. Se había levantado hacia un rato, había preparado el café, las tostadas, la manteca y el dulce que tanto le gustaba, no sin antes prepararle el suyo a Napoleón su perro ovejero alemán favorito. Antes de sentarse a la mesa abrió la puerta trasera de la casa y lo dejo entrar. Este rápidamente dio cuenta de su comida y se tiro en el suelo mirando hacia fuera.
No se había preocupado en arreglarse, nadie iba a venir a visitarla tan temprano, por lo cual después de desayunar se limito a pasarse un peine por sus cabellos, se arreglo el camisón y se quedo mirando en el espejo, como sus senos se mostraban tensos aún sin sostén. Se puso de perfil, se dio media vuelta observando con agrado su imagen y su figura espléndida. Se pasaba la mano sobre la transparente tela del camisón a lo largo del vientre para sonreír complacida ante el espejo. Salió alegremente de la habitación en dirección a la cocina.

No obstante teniendo los platos aun en la mesa, se permitía leer con más atención una revista, apoyando las piernas sobre una banqueta frente al sillón que estaba recostada. Napoleón como todo perro, daba vueltas olisqueando todo aquello a lo que se aproximaba...

En esa rutina instintiva del animal, como en tantas veces, paso cerca de ella, la olisqueó y trato de pasar la cabeza por una lado de la banqueta por entre sus piernas, por lo que sin dejar de leer, alargo la mano retirándosela a la vez que le decía: - Vamos, Napoleón, no seas pesado-
Era una situación que por cotidiana, no tenía importancia, pues tras un par de intentos el animal siempre cedía, e iba en busca de otros menesteres en los que entretenerse.
Esta vez, quizás porque ella despedía un aroma más intenso que otras veces, se puso pesado de verdad e insistía en meter su enorme cabeza entre sus piernas. Seguramente percibía, las consecuencias de la evolución de sus fluidos durante la noche. Al llegar pasada la medianoche, tras quitarse los zapatos de sus agotados pies, como todas las noches de sábados, se relajaba en el sillón, mirando un poco de televisión. Mas esa noche acertó en un canal que estaban pasando una película porno que la excitó, llevándola al extremo de masturbarse en la cama, pensando en que Luis, una amigo muy atractivo, le hacia lo mismo.

Vaya, -le dijo entre risas a Napoleón ¿a ver si voy a tener un amante en casa desde hace siete años y yo sin enterarme?- después de tratar de retirarlo siete u ocho veces.
La verdad es que su insistencia estaba dejando al descubierto esa sensación confusa entre deseo y rechazo que le provocaba cada vez que el animal hacia ese gesto y que siempre quedaba oculta por la suspensión rápida de su iniciativa.

Bueno... tampoco tiene tanta importancia, estoy sola, -pensó-, mientras volvía a la revista, pensado que la cosa no pasaría de unos cuantos olfateos.

El animal coló la cabeza y comenzó a olfatearla. El roce de su húmedo hocico entre sus piernas, no le resulta tan indiferente como suponía; le producía una sensación agradable que si bien sentía el impulso de rechazar, la mantenía quieta dejándolo hacer.

El olfateo y el roce sobre el tejido de la tanga la estaban excitando en cierto modo. Pero cuando un lengüetazo, rozo la parte descubierta del interior de los glúteos sintió una corriente nerviosa que le recorrió, desde la zona de contacto hasta la columna y de ahí a los riñones; dejándola atónita, sin reacción, y más porque su lengua había despertado a su concha al rozarla a través de la fina tela.

Se quedo a la espera de lo que siguiera, sin mirar la revista, solo expectante de lo que seguiría. Que fue un segundo y un tercero, que no por esperados fueron menos placenteros, haciéndole sentir fuego entre las piernas. Las que abrió ahora voluntariamente, impulsada por el deseo de dejarle llegar.

Él repitió una y otra vez, incrementando cada vez más su excitación con cada lengüetazo, hasta el extremo de obligarla a despojarse de la tanga, para sentirlo mejor. Tras lo cual apoyo la espalda en el respaldo del sillón y las caderas en la banqueta, quedando con las piernas abiertas frente a su lengua, que no tardo en volver a la actividad.

Pero ahora con la concha descubierta, recibía a cada paso de su lengua una autentica conmoción, intensificando la excitación hasta gemir. Unos minutos después estaba a gusto y a punto de un orgasmo, al lamerle desde los labios hasta el vientre de manera sobrecogedora, obligándose hablarle al animal entrecortadamente: Sigue, Napoleón, sigue... ¡por favor, me estas volviendo loca! Sigue... sigue.

En un momento no pudo aguantar mas, un orgasmo intenso, le recorrió desde la vulva al vientre obligándola a arquear la cintura durante el clímax hasta el punto de sentir un calambre en la espalda que no impido el disfrute de aquella acabada. Después, cerró las piernas, para evitar las punzadas que la lengua de Napoleón le producía.
Estaba feliz, relajada, con los ojos cerrados mientras se acariciaba la concha. Napoleón no sabia que hacer, dando vueltas a su alrededor ante la imposibilidad de seguir en aquello que lo excitaba. Abrió los ojos y se dio cuenta que los genitales del perro estaban al alcance de sus manos, estaba muy caliente. Había disfrutado tanto que seguía interesada en seguir, por lo que aprovechando la proximidad, paso la mano sobre sus testículos, provocándole una reacción inmediata. Se quedo quieto, con las orejas en tensión, sorprendido seguramente con la sensación que le producía su caricia. Comenzó masajeándoselos con suavidad y después su mano toma aquella soberbia pija para comenzar una masturbación que le hizo arquear el lomo e iniciar los típicos movimientos de copular.

El tacto de sus genitales, y la respuesta del animal habían vuelto a excitarla hasta el punto de pensar como seria una penetración. Por lo que no tardo en llevar a cabo la forma de realizarla. Lo agarro del collar y lo puso frente a ella siguiendo en la misma postura del principio, sentada en la banqueta mientras inclinaba para delante su concha hasta su alcance y reposar su espalda en el sillón. No dejaba de masturbarlo, mientras veía que su pija empezaba a salir totalmente de su peluda funda mientras lo atraía del collar. Con una mano lo ayudo a poner las patas delanteras sobre ella, dejando las traseras en el suelo en una posición adecuada para que pudiese penetrarla.

Con sus caricias, su olor y su postura, el animal instintivamente comenzó un movimiento de vaivén en la búsqueda de su vagina que no acertaba a encontrar, lo cual necesariamente resbalaba sobre su culo y los muslos con su ya crecida pija.

Ella lo ayudaba orientándola hasta le entrada de la vagina, y cuando el animal encontró los labios menores y sintió el roce de su concha acelero sus movimientos aproximando su cuerpo entre sus piernas. Ella sentía como a cada embestida brusca, rápida y violenta, dentro de su concha le provocaba un orgasmo tras otro, y la aproximación de uno nuevo le provocaba el deseo de hablarle al animal: -hayy, sigue..., sigue cogiendome..., sigue empujando esa pija, ¡ así!... si, así... aaahh... aahh,- gritaba mientras él seguía en su tarea hasta que paro jadeante, con su lengua fuera de la boca y quieto, sujetado por sus manos en los codos derramándose dentro de ella. Todo el día la persiguió: la experiencia fue muy diferente a como había podido suponer

Abogada
No le hagas caso a estas personas q te juzgan por cosas q no vienen ni a tema ni les incumbe, como tu lo dijistes estas salas son para ayudar, no para cuestionar, soy chika y te confieso algo a mi me atrae la zoofilia, y no por eso amo menos a mi esposo o somos humanos de menos categoria, seguimos valiendo igual, solo q nos exitan otraa cosaa tambien, tu no lo juzgues asi como no deberian de juzgarte a ti, incluso podrian tener un matrimonio muy bonito practicando la zoofilia asi como yo li hago xon mi esposo y nuestra mascota jake, mis mejores vibras amiga

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