1. Alienación.
Se sustituye la realidad vivida por el discurso de otro.Empiezas a creer que muchas de las cosas malas que “suceden” son “por tu bien”.Te crees el cuento que tú provocas la ira o desprecio del otro.Te aleja de toda forma de ayuda, te hace creer que no la necesitas.El otro se victimiza o se coloca en una posición de supuesta superioridad en donde te hace creer que él sabe mejor lo que te conviene que tú mismo.Refuerzo variable
Períodos alternados de mala y “buena” relación.Espiral en donde hay episodios malos donde ya no aguantas y que hacen que el otro te prometa que todo va a cambiar (con tal que no te vayas). Luego sigue una etapa de luna de miel en donde empiezas a creerte el cuento de hadas, cuando en realidad sólo se está acumulando tensión en el otro para que acabe por explotar y vuelta al principio.2. Grandes necesidadesExpectativas genuinas que ciegan a la realidad.
Tú siempre quisiste tener tu “familia perfecta” (cualquiera que sea tu concepto de eso) y ahora haces lo necesario para que esta relación que tienes funcione como venía en tu guión personal, aunque los actores sean incompetentes y poco talentosos para representar a tus personajes de fantasía.Es como comprar un reloj muy bonito que siempre soñaste para que, al tenerlo, descubres que nunca da la hora exacta y te mete en toda clase de problemas, pero aún así insistes en usarlo y confiar en él para regular el tiempo de tu vida, porque ahora ya es tuyo y debe funcionar bien.Pero tú ni eres relojero, ni este reloj tiene compostura si él mismo no quiere componerse.3. Distorsiones del pensamiento
Aprendiste que el abuso en normal en una relación.Confundes lo que sientes (amor o ansiedad) con lo que te conviene (una buena relación).Crees que lo que quieres (a esa persona que te maltrata) es lo que necesitas (alguien que sea recíproco contigo).Se padece de un sesgo de confirmación donde literalmente se ve lo que se quiere ver (que esa situación tiene esperanza de funcionar) y se desecha toda evidencia (la realidad observable) que contradiga los deseos o la creencia que se quiere sostener.4. Miedo o estilos de apego ansioso
En donde la separación de cualquier relación, buena o mala, es tomada como algo catastrófico y que aterroriza.Aguantas lo que sea con tal de que no te “dejen”, aunque una parte “sana” de ti a veces protesta, pero ante la amenaza de la pérdida retrocede a sus miedos.5. Tienes el síndrome del rescatador
Sientes que la otra persona necesita de ti y aunque la relación es mala, crees que tienes una especie de deber superior de quedarte a salvar al otro como si tú fueras su redentor y el otro un pecador poseído por algún demonio babilónico que sólo tú puedes y tienes el deber de exorcizar.6. Ya le invertiste mucho y no quieres perder.
Mientras más tiempo pases en una relación, la sensación de que tienes mucho que perder será mayor.Especialmente si crees que será imposible rehacer tu vida o reemplazar esa relación con otra. También si sientes que tu juventud u otras oportunidades se han marchado.A veces hay que tomar pérdidas para no seguir perdiendo
¿Cómo salimos de aquí?Deja de negar la realidad. Si las cosas no están bien, no están bien.Identifica qué ganas. Al estar ahí, ¿compañía?, ¿atención?, ¿sentirte “amado” por alguien?Llena tú esos huecos. Haz cosas por tí y para ti que te hagan sentir como necesitas, pero deja de buscar que otro lo haga. Un clavo no saca otro clavo, sólo refuerza la tapa que cierra tu ataúd emocional.Rodéate de personas no tóxicas. Aléjate de los atormentados, de los pesimistas, de los radicales, de los que todo lo saben y de los sufridos. Busca quien te escuche, te deje ser tú y te ayude a encontrar respuestas sanas desde tu interior.Busca sanar la vergüenza. De sentirte inadecuado, insuficiente o indigno de ser amado por alguien que te quiera por quien eres, no por lo mucho que das y aguantas.