En un taller de escritura en que participo, la profesora nos ha mostrado un relato corto de una chica joven que ha encontrado en internet, que me ha hecho pensar.
La autora da permiso para divulgarlo y traducirlo, que es lo que he hecho.
Aquí está el relato:
"Carta a una compañera Lesbiana"
Querida M.
Hace apenas un mes que te conozco, desde que empezamos el bachillerato en la nueva escuela, y debo confesarte que al principio no me di cuenta.
Vi en ti a una chica pequeña, con gafas como yo y algo solitaria. También que no llevabas la clase de ropa que se pone la mayoría y que no te integrabas en ninguno de los grupitos que enseguida se formaron en la clase. Como yo.
Aun que eres amable y discreta, vi que otras chicas te trataban con un rechazo que no me sabía explicar. Los chicos te trataban con indiferencia.
Entonces me di cuenta.
Lo encontré terriblemente injusto, desconcertante. He estado pensando y reflexionando sobre esto durante dos semanas, llena de rabia.
He hablado algunas veces contigo, y no he visto ningún motivo para rechazarte, eres amable, dulce, inteligente y soñadora. Es cierto que en una cosa importante en la vida tenemos gustos diferentes, pero dicen que para gustos están los colores. Mal iríamos si estuviéramos obligadas a escoger los amigos entre los que tienen los mismos gustos.
Es esto lo que te ofrezco, ser amigas, con todo el que implica. La amistad es un proceso que puede llegar muy lejos. Tanto tú como yo la necesitamos. Una amistad sin prejuicios ni miedos.
Si hay alguna cosa que no te pueda dar, será por mi propia naturaleza, que quizás todavía no conozco del todo. Tú seguro que lo entenderás. Ni siquiera me ofenderé si un día intentas seducirme, ni afirmaré ahora que seguro que te diré que no. No lo sé, me parece que en este tema voy por otro camino, un camino que no se opone en absoluto a la amistad.
Si otras personas acaban pensando lo que no es, las pienso dejar en la duda, no daré excusas a nadie, no disimularé nada ni tampoco explicaré nada. Si yendo por la calle tomas mi mano, no la rechazaré como no se la rechazan entre ellas muchas amigas cuando pasean, y si haciendo esto transmito en algún sentido algo más de lo normal, bienvenida sea la mano.
Lo que te debo decir, es que en correspondencia me has de aceptar tal y como soy: orgullosa, creída, molestona, distraída, depresiva, inconstante y creadora de líos.
También soy tímida, miedosa ante la gente y me cuesta mirar los ojos de las personas, pese a que haya dos gafas de por medio. Por eso es por lo que te lo digo por carta, no sabría como hacerlo de palabra.
El siguiente paso será tuyo y no me sentiré decepcionada si decides que nuestra relación sea la de simples compañeras de clase.
Desde aquí te envío un fuerte abrazo, con toda la ternura que seguro las dos queremos y necesitamos.
Cadamor, 2006
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