No sé si elegí el foro correcto...

Conocí a un chico que durante un tiempo vivía cerca de mi ciudad y me gustaron sus ideas de la vida, con las que coincidía casi plenamente, además de compartir con él otras afinidades. Solo me alertó un poco que él mismo me hablara de ciertas inseguridades que a veces le acechaban y el hecho de verle a veces resentido con cierto tipo de personas y sus conductas algo antisociales... pero como a la hora de la verdad le veía muy cordial en el trato personal con los demás, todo se quedaba en su maneras poco acertadas socialmente a la hora de hablar, cosa que disculpé pensando que quizá se trataría solo de una necesidad de auto-afirmación un poco ... por su parte.

Me pasé los primeros meses apoyándole en sus cosas (el quiere ser músico!), intentando darle tranquilidad y seguridad por si era eso lo que necesitaba y perdonándole grandes faenas que me hizo cuando se vino a vivir a mi casa, como aquella vez que me abandonó por un mes y sin avisar tras quedarse solo y ponerse a revolver hasta dar con un disco de grabaciones de vídeo con un ex que tenía muy escondido porque lo consideraba algo íntimo y no lo había enseñado a nadie (pese a que no contenían ningún material pornográfico, eran vídeos de un viaje largo).

Le perdoné la intromisión a mi intimidad y su falta de respeto además de todas las horas que me pasé intentando con paciencia y comprensión que lo que había visionado no le/nos hiciera más daño (tampoco había visto nada especial..solo a mí con otro novio en el pasado) Le dije que volvería a tener por mi parte toda mi confianza si me prometía que la próxima vez que quisiera saber de mí me preguntaría primero. Esa promesa me la hizo pero la rompió en numerosas ocasiones más, con el móvil, escritos personales y poemas en una especie de diario... Y aunque nunca encontró ninguna prueba de infidelidad o lo que quiera que buscara las siguientes ocasiones ni siquiera sintió ya que debiera pedirme perdón, el se limitaba a enfadarse conmigo, celándose sin venir a cuento y además se distanciaba de mi poniéndose digno y preguntándose qué hacía él conmigo, si él no era como el tipo de chico triunfador social, campechano y banal que a mí me gustaba.

Al principio me trataba muy bien, creo que casi me tenía ensalzada y no me tocó probar ninguna de sus despreciables formas, pero como era de esperar con la llegada de la confianza, los problemas y las discusiones empezó a ser algo diario. Yo nunca utilizaba palabras vejatorias ni le faltaba al respeto, aunque si que es cierto que cuando me enfado con alguien que no me deja acabar mi exposición porque me está cortando constantemente para insultarme (a veces solo indirectamente) empiezo a levantar la voz. Y con mi mal genio y con su incapacidad para admitir absolutamente nada nuestras discusiones empezaron a ser cada vez más fuertes, y yo empecé a perderle el respeto también (el no ha dejado de insistir en que necesito un psicólogo porque, como dice por mi bien, estoy totalmente loca). Con las cosas así ya no me gustaba nada en lo que se había convertido nuestra relación, con lo que es muy posible que yo no fuera la misma que al principio.

Pero es que la cosa fue a más, me di cuenta de que su salud mental estaba mucho peor de lo que pensaba, sus comentarios hirientes empezaron a hacer mella en mi (me esforzaba en que no me hicieran daño y entonces él me los devolvía aún peores), tenía una incapacidad total para pedir perdón o mostrarse arrepentido por algo (alegando siempre que la culpa era totalmente mía), una falta de empatía brutal, un corazón vacío y unos impulsos incontrolables, como aquella noche en la que yo, que por entonces ya sufría de depresión, lloraba del disgusto mientras él conducía gritando y diciéndome de todo, y paró el vehículo en medio de la carretera para darme un golpe en la cabeza (involuntariamente, después dijo que quería agarrarme de un brazo para hacerme reaccionar y hablar)

Para entonces yo vivía con el en un piso familiar a 600 kilómetros de mi casa y aunque intenté marcharme a la mañana siguiente de allí no fui capaz porque la ansiedad me despertó un episodio de agorafobia y solo acerté a avanzar 12 kilómetros antes de tener que volver (y con su ayuda!). No tengo buenos amigos y no quise preocupar a mi madre, que sufre de aprensión y se habría llevado un susto horrible. Así que volví a su casa y esperé a encontrarme mejor (difícil con él al lado) para irme definitivamente...
Le dije que la próxima vez que dejara de controlar sus nervios de esa forma lo hiciera dándose contra un muro si lo necesitaba, pero que no se le volviera a ocurrir ponerme un solo dedo encima mientras discutiéramos porque eso era gravísimo, un principio de maltrato en toda regla. El lloró diciendo tonterías como que nunca había tenido una relación de pareja propiamente, que cómo podía pensar que él iba a hacerme daño con lo que me quería...y recordando la cara de espanto que se le quedó en el momento creí que habría aprendido la lección.

Pero llegó otra discusión, y en esta ocasión yo no estaba callada sino gritando como él. Me dijo que no le gritara, le dije que yo gritaba lo que me daba la gana..y entonces me agarró fuertemente de los brazos mientras me zarandeó y me chilló al oído con todas sus fuerzas que no le gritara, luego me arrojó contra la cama, tras de mí.
Me marché de allí, llamé a un amigo que sabe que no tengo mucha gente con quien hablar y me dio ánimos despachándome la llamada en 5 minutos, pasé un viaje horrible pero tenía unas ganas enormes de empezar a recuperar mi vida, cosa que, desgraciadamente y por culpa del desgaste psicológico al que vengo notando (de parte tarde) que he estado sometida, avanza muy lento y aún no he conseguido del todo.

He recibido llamadas y mails de él en los que se ha esforzado en recordarme que estoy completamente loca, que estoy cometiendo el error de mi vida y que me ama como nadie lo hará nunca. En su cabeza los episodios que aquí he narrado no existen, han sido totalmente tergiversados (hasta el punto que ha intentado hacerme creer a mí misma que soy una melodramática y que yo me lancé solita a la cama) La última vez que he contestado a uno de sus intentos de contactar ha sido para advertirle que la próxima vez que me maree o intente ponerse en contacto con mi familia iré a ponerle una denuncia, aunque solo sirva para tocarle las narices (alertó a mi hermana a través de su facebook de que yo necesitaba ayuda urgentemente porque me pasaba algo gravísimo, y yo no he contado nada a mi familia, en gran parte para no preocuparles y un poco reconozco que por vergüenza)

Siento haber escrito tanto, pero aún después de 4 meses de haberme marchado de allí necesitaba poder hablarlo con alguien, mi amigo no ha vuelto a llamarme hasta anteayer y no le cogí el teléfono. Solo escribirlo ya me ha ayudado mucho, lo recomiendo a quien se encuentre un poco sola.